Gemma es una chica que suele pasar desapercibida muchas veces por el paddock. Muy pocos son los que saben que es hija de Susie Wolff.
El año 2022 comienza a trabajar con los pilotos de F2 y F3, haciendo un buen trabajo como periodista y darle un po...
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Londres. 14 de noviembre de 2022.
No hay mensajes de él.
He revisado mi celular un millón de veces y no hay nada de él. Es raro porque siempre me manda mensaje, sea la hora que sea. Pero hoy Charles decidió no hacerlo, supongo que debe estar ocupado y no siempre podrá hacer un espacio para mí.
La última vez que hablamos fue ayer, cuando aún transmitían el GP de São Paulo por la televisión. Me rindo porque por más que este revisando mi celular a cada rato no va a llegar un mensaje de él.
Guardo mi móvil en mi bolso y salgo al pasillo en donde papá ya me está esperando. Lleva puesto un traje gris oscuro, muy similar al de Jack, los dos decidieron vestirse igual.
—Estás preciosa —me abraza—. ¿Nerviosa?
—Un poco —confieso.
Hoy es un día muy esperado para mí, es mi graduación.
He deseado este día desde que viene a vivir a Londres para estudiar, me costó bastante tener que irme de casa para mudarme a otra parte del mundo sola. A mamá y a Toto también les costó un poco tener que dejarme, ellos no querían que me fuera de la casa. Incluso se querían venir a Londres conmigo pero me negué, necesitaba despegarme de sus alas, aprender a volar sola.
—Mi miedo es caerme en el escenario.
Papá se echa a reír.
—En ese caso, le diré a Alice que tenga la cámara encendida para grabarlo.
—¡Papá!
—No te pasará nada, cariño —dice seguro—. Y sí te caes, yo estaré ahí para levantarte.
Paso mis brazos alrededor de su torso, escondo mi cabeza en su cuello. Mis ojos empiezan a picar, y cierro mis párpados con fuerzas para evitar llorar.
Estoy agradecida con este hombre, por tener un papá como él. No sé quién es mi padre biológico y no quiero conocerlo, hizo sufrir a mi madre y nos abandono, él no se merece nada de nosotras y aunque una parte de mí está agradecida con su accionar, es decir, gracias a ese hombre tenemos a Toto en nuestras vidas, a nuestro ángel guardián.
—Me encanta verlos tener un momento de padre e hija —la voz de mamá nos hace separar, ella tiene los ojos brillosos—, solo que no me gusta que me dejen afuera de ese abrazo.
—Amor —papá estira su mano para ella y poder abrazarnos los tres.
—Los quiero —finalizo antes de separarme.
—Nosotros a ti, bebé —responde mamá.
—Iré con Alice y Jack —aviso mientras ellos se quedan en el pasillo.
Escucho el llanto de mamá y las palabras de papá tratando de calmarla.
—No llores, amor.
—Ay, Toto —dice entre llantos—. Mi bebé se graduara.
