Fefi es una mujer cariñosa y dedicada que tenía un deseo oculto en su corazón el deseo de ser pequeña olvidar por un momento sus obligaciones como madre joven, el dinero que tenía que juntar para poder llegar bien a fin de mes, en fin todas las responsabilidades y obligaciones que como adultos ya conocemos. Aunque era una madre amorosa y se ocupaba de sus hijos con todo su amor y cuidado, en sus momentos de soledad, se permitía soñar con un tiempo para sí misma, un tiempo en el que pudiera explorar sus propios intereses y sueños.
Cada día comenzaba temprano en la casa de Fefi. El sonido del despertador resonaba a las 6 de la mañana, y se levantaba para preparar el desayuno para su familia. Mientras tanto, su hijo mayor, Martín, de 8 años, aún estaba profundamente dormido en su habitación.
Una vez que el desayuno estaba listo, subía las escaleras para despertar a Martín. Lo encontraba aún enredado en las sábanas, y con cariño lo despertaba suavemente. Martín se levantaba lentamente, frotándose los ojos, mientras le recordaba que se alistara para ir a la escuela. Le ayudaba a elegir su ropa, a preparar su mochila y a asegurarse de que tuviera todo lo necesario para el día escolar.
Después de despedirse de Martín y asegurarse de que saliera a tiempo para tomar el autobús escolar, ella se dirigía a la habitación de su hijo menor, Lucas, de 3 años. Lucas todavía llevaba pañales para hacer caca y asistía a la guardería a las 10 de la mañana.
Lucas era un niño enérgico y lleno de alegría. Fefi se aseguraba de que Lucas tuviera un desayuno nutritivo y luego aprovechaba el tiempo antes de la guardería para jugar con él. Juntos construían castillos de bloques, leían cuentos y se reían a carcajadas.
A medida que se acercaba la hora de ir a la guardería, ayudaba a Lucas a vestirse y a prepararse para el día. Le cambiaba el pañal y le recordaba que era importante usar el baño cuando tuviera ganas de hacer caca. Una vez listos, se despedían de casa y se dirigían a la guardería.
Cuando llegaban a la guardería, dejaba a Lucas en manos de los cuidadores. Observaba cómo su hijo se mezclaba con otros niños y se sumergía en las actividades del día. Con un nudo en la garganta, se alejaba sabiendo que su hijo estaría bien cuidado y rodeado de amor.
Con Lucas en la guardería, tenía un tiempo para sí misma. Aprovechaba estas horas para hacer algunas actividades que le apasionaban, como leer y dibujar. Durante esos momentos de tranquilidad, dejaba volar su imaginación y pensaba en cómo sería cumplir su deseo oculto de dedicar tiempo a sus propias pasiones, las cuales se reflejaban en sus dibujos en los cuales se retraba a ella misma siendo alimentada o con su chupete y la señora coneja un peluche que ella adoraba y el cual la acompañaba todas las noches. Mientras saboreaba la tetina de su tete morado se preguntaba cuando sería el día en el cual por fin podría cumplir sus sueños.
A mediodía, llegaba el momento de recoger a Lucas de la guardería. Fefi se alegraba al ver la sonrisa de su hijo mientras jugaba y aprendía con sus amiguitos. Hablaba con los cuidadores, quienes le informaban sobre cómo había sido el día de Lucas. Luego, madre e hijo volvían a casa.
Una vez en casa, preparaba el almuerzo para Lucas y se sentaban juntos a disfrutar de la comida. Después del almuerzo, era hora de la siesta de Lucas. Lo llevaba a su habitación, le cambiaba el pañal y lo acostaba suavemente, deseándole dulces sueños.
Con Lucas descansando, Fefi tenía un breve momento de tranquilidad para reflexionar sobre su día y sobre sus propios deseos y sueños. En esos momentos, pensaba en cómo podría hacer realidad su deseo oculto, incluso si eso significaba encontrar pequeños espacios de tiempo para perseguir sus pasiones. Se dio cuenta que aún no había aceptado todas las solicitudes que le llegaban a su insta ABDL que se había credo en donde compartía algunos de sus dibujos y fantasías dentro de la comunidad. Aprovechando que tenía algo de tiempo empezó a ingresar en los perfiles que le habían mandado solicitud sobre todo en los que se encontraban dentro de la ciudad en donde vivía y cuando estaba apunto de irse lo vio, sus pupilas se dilataron, la respiración se aceleró y una adrenalina corrió por su cuerpo, trató de serenarse un poco para leerlo más tranquila por si se había equivocado y no era cierto el perfíl decía "Guardería ABDL" y estaba en su ciudad. aceptó la solicitud y se puso a revisar todo lo que ofrecía una y otra vez hasta que la alarma de su celular sonó llegaba el momento de recoger a Martín de la escuela.
Fefi lo recibía con los brazos abiertos y escuchaba con entusiasmo todas las historias que su hijo tenía para contarle. Juntos compartían momentos especiales mientras jugaban, hacían tareas o simplemente charlaban.
A medida que caía la noche, preparaba la cena para toda la familia. Luego, bañaba a Lucas y Martín, les leía un cuento antes de dormir y los arropaba con cariño. Fefi aprovechaba esos momentos de tranquilidad antes de ir a la cama para reflexionar sobre lo que había descubierto hoy y pensar en cómo podría encontrar la forma de hacerlo realidad, ellos por un costo extra proveían los pañales y hasta ropa de bebe en tamaño adulto para hacer de la experiencia aún más satisfactoria.
Así concluía el día en la vida de Fefi, una madre amorosa con un deseo oculto en su corazón. Aunque dedicaba todo su amor y tiempo a sus hijos, también se permitía soñar con encontrar espacios para perseguir sus propios intereses y sueños. Se durmió pensando en que tal vez lo que por tantos años había deseado por fin se estaba haciendo realidad y lo tenía al alcance de la mano, no podía dejarlo escapar.
Se acercaban las vacaciones y el padre de sus hijos se los llevaría a pasar un tiempo en otro lugar, quería seguir planeando todo pero el sueño la venció y se quedo dormida con su chupete morado que tanto amaba, abrazada a la señora coneja, la única que por el momento conocía algunos detalles de su plan.
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La guardería de Fefi
FanfictionFefi tiene 28 años su vida a dado giros inesperados, tiene dos niños uno aún en pañales, vive con ellos en una casa medianamente grande, tiene su habitación, un auto, un trabajo estable. Su rutina es repetitiva. un día abre una caja de zapatos que n...