capitulo 9

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Jack el príncipe más temido de todo el país había sentido muchas veces rabia e incluso preocupación , pero nunca había experimentado el miedo.

Hasta aquel día

El corazón de Jack latía más fuerte de lo que nunca hubiera creído posible. Echó una mirada recelosa a su alrededor

Los veinte rebeldes habían matado a casi todos los guardias.

Pero eso ni siquiera le preocupaba, no le importaba nada más que

¡¡MÉRIDA!!—Un hilo de sangre corría por todo su cuerpo

Las personas estaban corriendo como gallinas sin cabeza, gritos por todos lados

Los rebeldes solo se estaban burlando de todos

Pero no encontraba a su hermana, cuando miro al rebelde con el signo de un Dragón rojo sus ojos como si estuvieran inyectados de sangre rugió

Pero antes de que pudiera atravesar su cabeza, su espada choco con otra  haciendo un fuerte eco entre las dos

Jack miro confundido a la persona que lo había sacado del camino del rebelde

Era otro, solo que este era una chica que tenía la sonrisa más descarada, su cabello sobresalía de su capucha, blanco como la nieve y sus ojos eran de un azul cristalizado

Por un momento quedó anonadado por aquellos ojos azules, eran hermosos.. la chica se acercó tanto que podría mirar su delicada piel y sus delgados labios rosa naturales estaba sin aliento

Se movía con una gracia parecía una bailarina de ballet

Pero duro muy poco cuando la rebelde le dio un fuerte golpe

Haciendo que el enojo del principe fuera aún peor

—Qué es lo que pretenden ? —

—¿Que pretendo? —repitió la chica, incrédulo—. Pretendo hacerte pagar por todo

Pero este solo se burló

—Vamos una chica tan hermosa como tú, puedo ofrecerte algo más —

—Solo quiero tu sangre—

—Entonces deberías haberla derramado más rápido. Ese ha sido tu error— la chica sonrió, una sonrisa que pudo confundir a nuestro príncipe

—No pienso matarte ahora, voy a hacerte sufrir con lo que más amas —

La sonrisa de Jack desapareció por completo de su cara, tratando de mantenerse neutral para la mujer que tenía en frente

Pero sus nervios lo estaban matando por dentro

—De que estás hablando rata asquerosa—

—Ten cuidado a quien le abres las puertas a este bello castillo, sabemos tu secreto, y que la zorra de tu hermana es nada menos que una bruja de fuego—

Con eso la rebelde aprovecho que el príncipe estaba en shock, dándole un fuerte golpe en la cara haciendo que esté quedará  inconsciente

—Ahora sigues tu princesita —

La tremenda explosión dio paso a un caos de gritos y entrechocar armas. Mérida  no podía permitirse caer de rodillas, Tenía que moverse

Los enemigos habían irrumpido en el palacio.

Mérida echo a correr por los pasillos, procurando alejarse de los gritos de
pavor y del fragor de batalla que sonaban

Estaba muy asustada solo quería encontrar a su hermano, Su amiga simplemente desapareció, solo esperaba que todos sus amigos y familia estuvieran bien

Sin darse cuenta termino en el jardín, confundida y jadeando de tanto correr, trato de agarrar todo el aire posible para seguir corriendo

Cuando en las sobras empezaron a salir, el corazón de merida estaba palpitando demasiado así que no dudaba que se le saldría del pecho

Quería usar su magia de fuego pero no podía, estaba asustada muy asustada

—Deberíamos presentarnos alteza —dijo una voz profunda

Mérida  se volvió hacia la derecha, alarmada, y se encontró con un rebelde, sus ojos verdes la miraban con tanto desprecio que mérida no pudo evitar sentirse intimidada

Antes de que pudiera hacer algún movimiento, dos rebeldes le sujetaron los brazos y la inmovilizaron.

El rebelde se acercó y la
examinó con desinterés.

—¡Sueltame! —exigió —mi hermano los matará a todos—

Las risas de los rebeldes hicieron que la sangre de mierda se helara

Pero el chico que tenía

—¿La escucharon, cree que su hermanito vendrá? —el rebelde se burló  — si te comportas te prometo que tú mazmorra no tendrá ratas tan gigantes — levanto su mentón para que ella lo mirara mejor

Ella le escupió a la cara.

—Quiero verte muerto.

El rebelde ni siquiera se limpio, solo la miro con ojos brillantes,en su  vida nadie la había mirado con tanto odio

Con los ojos fríos como
el hielo.

—Lamento no poder cubrir tus caprichos, pero nos vemos a la hora de la cena —

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