Capítulo 7.

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Las decisiones que toma cada persona que existe en este mundo tienen sus resultados, básicamente cada acción tiene su propia reacción. No debes creer nunca que el karma llegará en su momento, bueno o malo depende de lo que hagas.

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Antes de continuar es importante conocer a Brady Tate, un hombre lobo de veinte años. Al ser el hijo mayor del Alfa de la manada, Cuervo negro será nombrado como el próximo Alfa que guie a la manada, quien velara por la seguridad de todas y cada una de las personas leales a su padre. Para que su liderazgo sea concedido debe de ser aceptado por el alto consejo de cambiaformas, los únicos que tienen el deber de velar por todos los seres sobrenaturales de este tipo de especies.

Pero no siempre los primogénitos de cada Alfa son aceptados, muchos no tienen lo necesario para ser reconocidos como tal. Seguido a esto es de vital importancia que el próximo o próxima líder encuentre a su pareja destinada, ya que sin ella no habría equilibrio, el balance colgaría de un hilo que con el tiempo llegara a romperse, debido a eso la nueva Luna que ocupará el lugar al lado del Alfa debe ser aquella que pueda brindar confort y paz, pero que independiente a todo, tenga espíritu de lucha por su gente.

Brady desde muy pequeño ha sentido en su interior el paradero de su pareja escogida por la diosa de la Luna y no ha habido día en que aquel conocimiento sea de su agrado. Desde el primer momento en que reconoció a quien estaría a su lado hizo todo lo posible para alejarlo de su vida, no quería nada que ver con esa persona.

Había logrado en cierta parte su cometido, únicamente faltaba encontrar a alguien que lo complementará, pero que fuera de su elección, no impuesta por la diosa. Parte de su adolescencia la pasó amargado por no encontrar a nadie, eso hasta que por cosas del destino la encontró. Una chica hermosa de cabellos rubios, cuál rayo de sol, unos perfectos ojos color azulado. No había nada que pudiera compararse a su belleza. Tenía muy en cuenta que la especie a la cual la desconocida pertenecía con solo oler su aroma la primera vez. Una Mujer arpía.

Eran odiadas de la misma o peor forma que los vampiros por todo el mundo sobrenatural. Eran vanidosas, mentirosas, podían lograr que todo ser que caminara a su lado hicieran su santa voluntad, sin duda lo peor que puede existir en el mundo. Brady no había visto nada de aquello en ella, solo un alma pura ante el resto de las que había a su alrededor. Sin rodeos empezó a acercarse.

—Mucho gustó —fue lo primero que le dijo al tenerla de frente—. Soy Brady ¿Con quién tengo el placer?

Aquella muchacha tuvo como reacción que sus mejillas se sonrojaran al tener al bello desconocido justo delante.

—El gustó es mío —le respondió llevando un mechón de su cabello detrás—. Mi nombre es Jean.

Después de aquel primer encuentro siempre se veían juntos por todo el campus de la sesión universitaria del lugar. Eran captadores de la mirada de muchos por la gran combinación que hacían.

El castaño tiene planeado marcarla como su pareja, el único problema ha sido su familia. En el momento en que la presentó a sus padres pudo notar los gestos que hicieron, apenas estuvo frente a ellos, era más que obvio que no la habían aceptado como una buena opción. De igual manera con sus hermanos menores. No le ha tomado importancia a lo que dijeran sobre su novia, ya él había hecho su propia elección y estaba dispuesto a sostenerla contra todos los que estuvieran en su contra

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Ese día, antes de ir a la universidad, fue a la parte del instituto donde se encontraban los de preparatoria, ya que tenía que ir a buscar un documento en las oficinas que solo están en esa zona. Como no quise ir solo y no aburrirme, le pidió a su mejor amigo Eliot que lo acompañará.

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