Veo a mi alrededor en esta gran ciudad llena de gente y me intriga que es lo que está pensando cada una de ellas. Creo que se me hace más interesante la vida de alguien más que la mía. Estoy cansando de lidiar todos los días con lo mismo, estoy cansando de esforzarme y esforzarme y no conseguir nada diferente. A lo lejos puedo observar una pareja de jóvenes sentados sobre el frío pasto, tomados de la mano, "amores juveniles", me hubiese gustado vivir uno de esos. ¡Basta! debo de dejar de pensar tonterías, veo el reloj y compruebo que ya es hora de irme, Leo pasará esta noche por mi casa, según el quiere que pasemos tiempo juntos. Regreso al estacionamiento del edificio Central D&V, lugar en el qué paso todo mi tiempo.
Conduzco sin prisa hacia mi casa porque en realidad no me interesa salir mucho en esta noche, ni en ninguna otra, solo lo hago porque Leo es muy persistente. Me detengo frente al espejo y creo que me veo bien, no se necesita mucha producción para salir con tu mejor amigo, una noche, por un trago. Suena el timbre y puedo asegurar quien es.
— Fer, perdona el atraso, no decidía con que camisa me veía más guapo— intento contener una risa porque Leo siempre es así, tan ocurrente, y tan feliz siempre.
— Descuida, me lo tomo con calma.
— Ok, vámonos entonces, ¡hoy es noche de nenas!, te voy a llevar a que revivas, que explores, no sabes todo lo que te estás perdiendo por andar solo con Gala.
Gala, mi novia, por algunos momentos olvido que estoy construyendo algo con ella, mis papás han decidido que ya estoy en edad de formalizar y de ser un hombre de familia. Me la presento una prima, pero en nuestra relación no hay flores y corazones, solo hay salidas a compromisos sociales, fotos para revistas y poses que debemos mantener todo el tiempo. Ella tiene un estatus que debe cuidar, siempre lo menciona, y si estoy con ella es porque debo estarlo, es muy guapa, pero todo todo en nosotros es muy premeditado, muy de cartón.
—Sí Gala se entera, te juro que me mata.
— Sí Gala se entera, te juro que lo publica en todas las páginas sociales y luego te mata, ya vámonos.
Recorremos un camino hacia el Sur de la ciudad, no me acostumbro a los lugares favoritos de Leo pero, el hace esto para que yo me divierta y se esfuerza mucho, aunque nunca logre su objetivo. Nos encaminamos hacia un "antro" o creo así se les dice, Leo viene seguido aquí pues el hombrecillo de seguridad lo recibió con mucha efusividad y nos hizo pasar de inmediato pese a tener una fila enorme esperando por entrar, escucho voces de reproche que trato de ignorar. Ya instalados en la barra Leo va empezar con su ritual en el que pide muchas bebidas para que yo pierda el sentido y haga lo mismo que el, asechar jovencitas.
— Fer necesitas beber todo esto, estás muy estresado, te vez mal.— lo observo y río, yo se que me veo mal, y mi amigo lo sabe, y todo mundo que me vea lo sabe.
—Leo, tú sabes que no me gusta beber, mañana trabajo.
— Trabajas todos los días, mereces descansar. ¿Apoco el señor presidente te exige tanto?
— El señor presidente no, pero yo si.
Mi amigo sabe que no puede hacer mucho, pero en algún punto agradezco que lo intente.
La noche transcurre normal, dos que tres bebidas y Leo se esfuma entre la multitud, ama la fiesta. Y yo me quedo estático frente a la barra esperando que termine lo que tenga que hacer para luego irnos. Aquí hay muchas niñas lindas, pero el target es 18-24 años creo, se ven sumamente jóvenes, incluso podría decir qué hay de 15 años. Observo un grupo de jóvenes en especial que están bebiendo con efusividad. Hay entre ellos una niña que no puedo dejar de ver, tiene algo que me atrae, viste un short corto y una blusa a rallas, tiene una sonrisa que hipnotiza, unos ojos que me llaman, ¡basta!, estoy con Gala, lo digo unas diez veces para recordar mi realidad. Me giro sobre mis pies buscando a Leo y no hay rastro alguno.
Observo mi reloj, 2:40am. Me voy, Leo se fue sin mi otra vez, no entiendo porque se esfuerza por convencerme en salir si me dejara botado. Estoy por pedir la cuenta cuando siento un líquido recorrer mi espalda, volteo para ver que sucedió y me encuentro con los ojos color verdes más impactantes que he visto en mi vida.
— Disculpa... Discúlpame. Te juro que no fue mi in-tensión. Perdóname.— Es ella, la chica que he visto más de lo normal en toda la noche.
— No te preocupes, no pasa nada.
— Jorge, sabes donde están mis amigos fui al baño y cuando regrese no encontré a nadie.
— Hijole, creo que se fueron, ya no hay nadie.
— ¡No puede ser! ¿Me puede dar mi cuenta?
— Vas a tener que pagar lo de ellos, pues tu pediste la mesa.— vi que se llevó las manos a la cara y parecía muy molesta.
— Señor, le entrego su cuenta— tome mi billetera y saqué algunos billetes, sentí que alguien tocó mi brazo y volteé para encontrar esos ojos verdes.
— Señor, estoy muy apenada pero no se que hacer por favor ayúdeme.— ¿Señor? ¿Es enserio?, todo mundo nota mi destrucción.
— ¿En que te puedo ayudar?
— Présteme dinero, por favor. Le juro que le dejo mi celular para vea que le quiero pagar. No puedo pagar esa cuenta tan alta, mis papás me matarían. ¡Por favor señor!— pude notar su desesperación acompañado de una necesidad de protección de mi parte, creo que yo también le temo a mis papás lo suficiente como para hacer todo para no decepcionarlos. Me giré y le entregue mi tarjeta al bar tender para que se cobrara el consumo de los jóvenes.
— Le juro que le voy a pagar, estoy muy agradecida.
— Tranquila, ¿alguien viene por ti?
— No, me iría con... mis amigos.— dijo cabizbaja esto último
— Te llevo si quieres, digo no es bueno que andes sola por ahí. — pude notar que lo dudo un poco pero finalmente accedió. Se subió al auto un poco mareada y decidí limitarme a conducir con destino a la dirección que me proporcionó. Me detuve hasta llegar al domicilio 513, de la calle Olivos.
— Muchas gracias Señor... ¿disculpe cómo se llama?
— Fernando, soy Fernando.
Vi que se apenó un poco y se reincorporo.
— Fernando, pensaras que soy una maleducada, me llamo Natalia, vivo aquí y me gustaría pagarte lo antes posible, dame tu número para ponernos de acuerdo donde y cuándo pagarte, hoy haz sido mi héroe.— me pasa su celular para que yo anote mi número.
— Listo ya tengo tu número, te registraré como Fernando 8300. Tu agrégame como Natalia me debe, así sabrás que soy yo.
— ¿8300?
— Emm, lo que te debo.— claro, tonto.
— Eres muy ocurrente.
— Bye, muchas gracias héroe.
Me limite a levantar mi mano en despedida y una vez que estuvo dentro de su casa conduje hasta la mía. Al llegar revisé mi celular por si Gala me había escrito y nada. Solo encontré un emoji sonriendo enviado por Natalia, su foto de perfil en WhatsApp me provocaba cierta curiosidad por lo que estuve observando hasta que el sueño me invadió.
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Contigo coincidir
Teen FictionEsta historia esta inspirada en múltiples historias que he leído en esta plataforma, no esta centrada en alguien en especifico. Espero les guste y atrape como lo estoy yo. Se trata de una chica de 16 años y un joven que conoce por accidente 10 años...