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Alienne:

En el camino, Rafe no dejaba de gritarme y regañarme como si fuera mi hermano.

- ¿Cómo se te ocurre acercarte a ellos?
- ¡No tienen la peste! Puedo acercarme si quiero.
- ¡No lo entiendes! Son peligrosos, acaban de apuntar con una pistola a tu amigo y ¿vas a ayudar? -dijo sin comprender por qué lo hice.

En ese momento, simplemente decidí guardar silencio y evitar discutir con él. Sabía que esa discusión no iba a terminar bien. Pero había una pregunta que tenía que hacer sí o sí.

- ¿Por qué te importa si les ayudo? Es mi vida, no estamos relacionados, así que no te afecta.
- ¿Que no estamos relacionados? ¡Por favor, Alienne, date cuenta!
- ¿De qué? Pareces un maniático.
- ¡Tú me haces enloquecer! -dijo mirándome.
- ¿Yo? Gracias por confirmar mis sospechas, eres un maniático, no lo aparentas.
- Eres una inmadura, nunca aprenderás -dijo más calmadamente.
- ¿Por qué estás haciendo esto? -pregunté confundida.
- Si se lo digo a Kelce, ya sabes lo que les hará, especialmente a ese Pope -dijo intentando manipularme.
- ¿Qué? ¿Qué tiene que ver Pope aquí?

Lo único que hizo fue reír, una risa que les aseguro que jamás había escuchado de él. Estaba drogado y se notaba, pero aún no entendía el punto de todo esto. Llegamos a casa y bajé del coche sin girarme a verlo; parecía enfermo.

- Hola, mamá -la saludé al verla esperándome en el salón.
- ¿Dónde estabas? Acabo de enterarme de que un pogue en una fiesta en la playa tenía un arma. Por Dios, ¡un ARMA! Dime que no estabas ahí- me dijo preocupada.
- No, mamá estaba con Sarah y Rafe en casa de Kelce -le mentí, pero era por mi propio bien.
- Dios mío, qué susto. Ahora sube a dormir. -Me despedí de ella y subí a mi habitación.

Me cambié y me metí en la cama, pensando en lo que Rafe me había dicho sobre Pope. ¿Había algo que no estaba viendo? Mañana él nos traerá unas compras de la tienda de su padre, así que aprovecharé ese momento para hablar con él.
                                  🔆
Hoy era un día perfecto para ir a la playa a hacer surf, pero no tenía tiempo. Al levantarme de la cama, me puse una falda blanca con detalles azules, un top blanco y unas sandalias. Estaba medio emocionada por hablar con Pope, pero sabía que él no se sentiría cómodo. Después de todo, somos enemigos por naturaleza.

Bajé a desayunar y mi madre me avisó de unas compras que tenían que llegar. Tenía que encargarme personalmente de ellas.

Llamó a la puerta, me arreglé el pelo y bajé a abrir.
- Hola, Pope -dije animada al verlo.
- Em, hola -dijo incómodo.- ¿Sois los Miller? -me preguntó antes de entregarme las bolsas.
- Sí. De hecho hoy hace mucha calor. ¿Quieres pasar a tomar una limonada? -le propuse mientras cogía las bolsas de sus manos.
- No, no hace falta. Tengo muchas cosas que hacer, pero gracias igualmente -rechazó mi oferta amablemente.
- Insisto, pasa. No te voy a envenenar -le dije mientras me reía.
Finalmente, cedió y entró conmigo a casa. La limonada estaba exquisita y, por supuesto, fría. Lo invité a sentarse en las sillas de la cocina y así hizo.

- Aquí tienes -le dije mientras le pasaba el vaso con la limonada-. Ahora te traigo el dinero de las compras.
- Claro, muchas gracias -dijo mientras daba un primer sorbo.

Mi madre me dio el dinero, más unos cuantos dólares de propina, pero me parecían pocos después de todo el esfuerzo que había hecho al traer las compras desde el arrabal hasta aquí con el calor que hacía. Cogí unos dólares de mi bolsillo para completar los 80.

- Aquí tienes 150 de las compras y 80 de propina -le dije mientras le tendía el dinero.
- No me hace falta tu propina. No soy una obra de caridad, ¿sabías? -dijo enfadado mientras me tiraba la propina en la cara.
- No pretendía ofenderte, de verdad, discúlpame -le dije arrepentida.
- Todos los Kooks sois iguales. Os creéis superiores a nosotros por tener más dinero -dijo dirigiéndose a la puerta.
- No me refería a nada de eso, te lo prometo -le dije siguiéndolo a la puerta.

Pero simplemente se fue sin girarse. Jamás iba a poder tener una conversación con él sin que la estropeara. En ese momento, me di cuenta de que estaba más que interesada en él, en todos los sentidos.
Eso fue la señal de algo malo, muy malo.
                                    🔆
¿A Alienne le estaba empezando a gustar un pogue? ¿Qué dirían su madre, Rafe, Kelce, Topper? Estaba acabada.
Al final decidió que dejaría de andar detrás de él. Es más, no volvería a dedicarle ni una sola mirada. ¿Quién se creía ese pogue?

𝐄𝐧𝐜𝐡𝐚𝐧𝐭𝐞𝐝 𝐥𝐨𝐯𝐞 - 𝐏𝐨𝐩𝐞 𝐇𝐞𝐲𝐰𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora