Elfo [Harco]

Elfo

¡Hey! Alguna vez te has preguntado ¿si existen las Hadas o todas esas criaturas mágicas que lees en los cuentos infantiles? pues... ¡Déjame contarte que sí existen! Y aquí te contaré la historia de un príncipe Hada que se enamoró de su prestino Mayordomo Elfo.

—Es hora de despertar al Príncipe Harry.

La luz le dio de lleno en el rostro y eso le hizo abrir con pesadez sus ojos, con costo pudo notar la borrosa figura pequeña del Elfo que lo atendía siempre. El hermoso elfo que siempre lograba ponerlo tonto y siempre de manera sutil rechazaba sus intentos de cortejo.

"Usted es un príncipe, y como tal no se puede mezclar con la servidumbre".

Siempre se lo repetía cada vez que lo lograba acorralar en algún lugar oscuro del castillo, y eso lo enojaba porque él en su posición no podía elegir libremente con quien quería pasar el resto de sus días.

Solo podría hacerlo cuando... Cuando se convirtiera en Rey.

—Él Príncipe tiene exactamente tres según...

—¡Ya sé! Ya me estoy levantando Draco — Con todo el dolor de su alma se levantó de su cómoda cama para después desplegar con cuidado sus delicadas alas, sintiéndose un poco adoloridas por el esfuerzo que había hecho en sus entrenamientos de lucha y Ron no había querido dejarlo ir tan fácil cuando la etapa de cortejo estaba tan cerca. 

Ser el príncipe hada no era fácil.

Unas pequeñas y delicadas manos le acariciaron las alas, y suspiró con éxtasis por tal caricia. Draco siempre lo reprendió cuando las utilizaba hasta el máximo sabiendo que se las podía romper y eso a su pequeño mayordomo le aterraba en demencia, siempre que llegaba lastimado y con sus preciadas alas tiesas por tanto vuelo en la fría y helada montaña del norte de su territorio. Draco se ponía rojo de la cólera para luego regañarlo y darle un largo e intenso discurso que; de si seguía volando allí se podría quebrar tan hermosas alas y las hadas con sus alas dañadas eran mal vistas.

Pero luego venía lo mejor, al día siguiente siempre con sus suaves y delicadas manos se las acariciaba procurando ser precavido en las zonas que unía a la espalda y las puntas, con sus deditos medios regordetes trazaban cada pequeño detalle que estaban plasmados en ellas.

Suspiró satisfecho cuando las pequeñas manos subieron por sus hombros y le acariciaron el cuello con absoluta tranquilidad.

Eso era raro.

Draco siempre podía poner límites entre ellos, nunca dejaba que tuvieran acercamientos tan íntimos.

—¿Sucede algo Draco?

—No me llame por mi nombre Príncipe, sabe que no se puede referir a mí con tanta familiaridad.  

—Sí, sí lo sé —rodó los ojos ante el pequeño regaño pero su respiración se aceleró cuando esas pequeñas manos que tanto deseaba se metían por su camisa así acariciando su pecho. — Hmmm... Draco, no es que me queje pero ¿Que te sucede? porque esto tú no lo harías.

Gimió cuando el pequeño elfo lo rodeo y se sentó en su regazo. Él era tan bello, con sus cabellos largo y rubio,casi blanco, sus ojos grandes y grises, sus lindas y puntiagudas orejas y sus labios rechonchos y rositas, mejillas abultadas y sonrosadas.

Draco Malfoy era la criatura mágica más hermosa que él había visto y eso que él había visto todo tipo de especies, más las Hadas que todos siempre aseguraban eran las más hermosas entre todas las criaturas del mundo mágico.

—Sabe que yo le he enseñado muchas cosas príncipe Potter, desde que era muy pequeño me he encargado de su cuidado y educación.

Ahh si, también, Draco era 100 años mayor que él, raro, pero los elfos no envejecen hasta que cumplían los 500, así como el solo que las Hadas comienzan a envejecer cuando cumplían los 600.