[💐]Eijiro y Denki eran una joven pareja de casados, mas sin embargo, el joven Kirishima al pasar tanto tiempo en su trabajo no muestra afecto a su amado, quien se siente triste, pero un día recibe veinticinco flores de un admirador anónimo, ¿Podrá...
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''No es el desespero, solo el amor que siento, por ti y solo para ti.''
Esta vez no se sonrojo, no se le aceleró el pulso y ni sintió feliz como de costumbre. Normalmente eso lo haría muy feliz, pero en cambio solamente sintió, ¿Aprecio?, era difícil de explicar, pero fácil de entender.
Se tomó del pelo y comenzó a jalarse sus cabellos, esto lo estaba matando, matando de curiosidad e desespero, le queda el lamento de amor y el desespero de saber quien era ese tal anonimo.
A este paso terminaría con su relación y eso era algo que no quería, ni aunque estuviera tan necesitado.
¿O si?.
[...]
—Hoy le encargue a un empleado un paquete—Decía su esposo mientras comía, estaban en el comedor, alimentándose de un rico sushi que había hecho el mismo con sus manos.
—¿Qué le encargaste?—Disimulo un poco, sabía que lo había hecho, él estuvo presente, pero nunca supo que era lo que le mandó pedir.
—Eran unos muebles, también unos petacos de cervezas, los petacos son para un aliado de Tokio—Le mostró en su teléfono, efectivamente, era lo que le había encargado.
No lo entendía, ¡Simplemente no lo entendía!, ¿No se supone que ese encargo serían flores?, si supuestamente Eijiro era anónimo entonces el encargo serían flores que recibiría.
¿Estaba siendo muy insistente en ese tema?, esperaba que no, ¿Pero quien no haría lo mismo en su situación?, es como estar entre la espada y la pared, cuando no tienes la escapatoria en una jaula llena de leones salvajes dispuestos a comerte.
¿Ahora, quien podrá ayudarle?.
[...]
—¡YOOO!—Dijo la peli violeta mientras alzaba la carta—¡Uno!, ¡GANE, JAJAJA!—Se levantó del suelo e hizo un estilo de baile.
Denki estaba en la casa de Jirou, junto a Shoto quien miraba sus cartas aun sin entender, estaba a nada de bloquear a la oji violeta, pero ella le había ganado.
—Chicos, se supone que vinimos para hablar, no a jugar UNO y ver como Kyoka nos parte el honor—La chica se carcajeo por lo dicho, por lo que se volvió a sentar y se dispuso a guardar las cartas, y aunque Todoroki ya no las tenía en su disposición aun se preguntaba cómo no la bloqueo.
—Bien Denki, cuéntanos tus problemas, somos todo oídos—Ambos asintieron, el joven suspiró largamente y relató su experiencia.
—Desde que me han llegado cartas con poemas y flores de parte de alguien misterioso siempre me pregunte, ¿Quién es él?, nunca me llegó la respuesta ni la sospecha, cuando hable con Pinky me dio una posible sospecha.
