Dulce Luna [XueXiao]

¡Que no soy gay! 🔞

Xue Yang está harto de decirle al resto que es heterosexual, ¡¿por qué es tan difícil de creer?! ¿Será acaso por cómo mira al chico alto de cabello como la noche, mirada dulce y cuerpo sexy? ¡No!... ¡Eso no lo hace gay!

Avisos/Advertencias:
· AU: moderno, colegial
· +18: Sí, explícito (hetero y homo. Top: Xue Yang, Bottom: Xiao Xingchen)
· Cantidad aprox. de palabras: 12.3k
· Tags adicionales: fem!XXC, menores de edad (último año), primera vez, sadomaso muy leve

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Con la llegada de Xue Yang al curso, la vida de Xiao Xingchen nunca volvió a ser la misma.

Estaban en su último año de colegio, ad portas de salir al mundo. Todos sus compañeros estaban preocupados de las evaluaciones, de dónde continuarían sus estudios, de cómo construirían su futuro. Todos excepto uno: Xue Yang. El joven era un delincuente por naturaleza y Xiao Xingchen —como buen miembro del Comité de Disciplina— debía mantenerlo vigilado todo el día... todos los días.

Al principio atribuía su mal comportamiento a que el chico era nuevo: tal vez no conocía bien las reglas, o quizás en su antiguo colegio las cosas se hacían de manera diferente. Pero no. NO. Pronto se dio cuenta de que Xue Yang simplemente disfrutaba hacerlo enojar.

Estudiaban en una escuela prestigiosa, por lo que un alumno con el historial de un delincuente —que estaba además siendo constantemente perseguido por el Comité de Disciplina y pasaba tardes enteras en detención— no se alineaba para nada con la imagen de la institución. Y sin embargo, pese su mal comportamiento, el chico era verdaderamente inteligente: «un talento en bruto», decían algunos profesores, y, por lo tanto, se abstenían de expulsarlo.

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—No puedo creerlo —dijo Jin Guangyao masajeando su sien—, ¿qué fue lo que hiciste esta vez para enojar a Xiao Xingchen?

—No sé a qué te refieres —le respondieron en voz baja.

—Si estás escondido debajo de una mesa en la sección de libros religiosos de la biblioteca es porque claramente no quieres que él te encuentre.

Xue Yang rio en silencio. Jin Guangyao tomó asiento en la misma mesa que su amigo estaba usando de escondite y abrió su libro, seguramente para los demás presentes Meng Yao balbuceaba cosas para sí mismo.

—Qué agudeza cerebral, enanito. Deberías ser detective.

—¿Y? ¿Qué fue lo que hiciste ahora?

—¡Nada! Ya sabes que le gusta perseguirme aunque mi único pecado sea respirar. Creo que está obsesionado conmigo.

—Chengmei —Jin Guangyao suspiró cansado—, estás tan ciego que no te das cuenta de que el obsesionado eres tú.

—Eso no es cierto.

—Por supuesto que lo es. Haces estupideces sin sentido solo para tener a Xiao Xingchen detrás tuyo por días y días consecutivos hasta que te atrape.

—Falacias, nada de lo que hago es una estupidez —respondió Xue Yang encogiéndose de hombros.

—El mes pasado —inició—, ¿acaso valió la pena sacar un postre de más en la cafetería para que después tuvieras que saltarte todos los demás almuerzos de la semana huyendo de Xiao Xingchen?