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Lisandro se había quedado plasmado, en el patio donde entrenaban y la mayoría de veces boludeaban en vez de ponerse las pilas, pensando en el intento de beso de Paredes

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Lisandro se había quedado plasmado, en el patio donde entrenaban y la mayoría de veces boludeaban en vez de ponerse las pilas, pensando en el intento de beso de Paredes.

Lo tenía un poco distraído, la verdad si se lo esperaba venir.

Por otro lado cierta parte de él extrañaba a ese pelotudo que se hace llamar Cristian Romero, y él sabía que el Alfa también lo hechaba de menos, pero no iba a comportarse como boludo ahora por más que se le haya pasado el enojo, pero lo único que quiere son unas disculpas sinceras.

Había pensado en ir a tomar algo pero sentía que no valía la pena, iba a correr riesgo si iba solo, y pensó en preguntar a alguno de sus compañeros, claramente sin Romero ahí presente, aunque una cosa lo había hecho cambiar de opinión.

—Eu Licha...Enserió perdón, no pensaba en tu reacción, soy un boludo—Se había acercado de nuevo Leandro, luego de haber esperado una o dos horas antes de hablarlo.

—Tranquilo Lean, pero no lo hagas otra vez. Te voy a ser sincero, últimamente creo que todos nos dimos cuenta lo cariñoso que sos conmigo, no tengo problema pero ese intento de besarme me incomodó—El Omega intentó ser lo más cuidadoso con sus palabras, lo veía como un amigo, no algo más.

Valentino había estado viendo con confusión todo lo que pasaba, no habían notado su presencia,estaba con el ceño fruncido y el chupete torcido.

¿Qué hacía ese Alfa con su Mamá?

—Te entiendo Li, enserio me disculpo con vos—Le palmeó la espalda y se acercó un poco, así que Valen reaccionó.

—¿Te ashes? Fuera, fuera no no noo— el nene empujó levemente a Leandro mientras negaba con sus manitas, y le pidió a su mami que le haga upa.

El Alfa rió y le acarició la cabeza. Luego de eso, Lisandro y el chiquito se habían quedado entretenidos con los juguetes de Valen, que varias veces le había cuestionado a su mamá qué hacía con ese Alfa tonto como decía él.

Anteriormente, le había hecho una escena de celos a su mami, esta vez por culpa de Nahuel, el bebé sentía ganas de cuidar al Omega de cualquiera que se le acerque, efectivamente era un mini Cuti.

Para felicidad de Valentino Paredes tuvo que dejarlos solos, y fué donde estaba De Paul, el Omega no era mucho más tranquilo, andaba en casi todos los quilombos, pero su amabilidad hizo que se calme también.

Le agradaba, más por las boludeces que decía.

Le agradaba, más por las boludeces que decía

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Reencuentro en la Albiceleste •Adaptación CutiLicha•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora