El sonido es ensordecedor y el calor sofocante hace que se me seque la garganta. Me muevo incómoda entre el mar de personas y logro llegar a un rincón vacío para poder recostar mi espalda contra la pared.
-¿Estás bien? -me grita Lara por encima del hombro, apenas puedo escucharla.
La gente baila una pegada a la otra al ritmo de la música y una nube espesa de humo me golpea los sentidos con fuerza. Aquello es la epítome de la liberación juvenil y todos parecen estar pasándola bien.
Asiento con la cabeza y me doy aire con una mano. Ya hace como dos horas que estamos allí pero mi cuerpo me pide a gritos un descanso.
-No sabía que las fiestas de las fraternidades podían ser tan...
-¿Intensas? -pregunta Tara y sonrío con pesar-. Esto no es nada, espera a que llegue el final del primer semestre y vas a conocer el verdadero descontrol.
Levanto las cejas con sorpresa. Me cuesta imaginar que algo supere lo que estoy viviendo en este momento. Pero aunque todo parezca nuevo y extraño, me gusta. Siento los nervios de una primeriza y eso me llena de emoción y adrenalina. Mi motivación por los estudios me había alienado de las experiencias reales y necesarias de cualquier joven universitario y no podía creer que me había demorado más de un año en darme cuenta de eso.
Dos chicas hermosas pasan por al lado nuestro y un grupo de hombres las miran con deseo. Están vestidas impecablemente de pies a cabeza y tienen un aura de seguridad que provoca envidia.
Frunzo los labios con recelo. Tara y Lara también se ven espectaculares. La primera viste una minifalda roja y un top de encaje rosa, que combina con unas sandalias del mismo color. La segunda, por el contrario, tiene una remera negra de manga larga pegada al cuerpo, y es de una tela casi transparente, dejando ver una pieza de lencería sensual y costosa por debajo de la misma. Abajo usa unos pantalones cortos de cuero y lleva unos zapatos de tacón.
Sonrío con ironía. Una se ve sumamente femenina y la otra parece una vampiresa dominante.
-¿En qué estás pensando? -dice Lara, quien me observa con curiosidad.
-¿Creés que estoy bien vestida?
Mi mejor amiga me mira de arriba abajo y espero su veredicto. Tengo un vestido anaranjado corto con escote cruzado y de espalda descubierta. Por encima llevo una chaqueta de cuero negra y unas botas planas acordonadas del mismo color. No quería usar nada demasiado femenino o sexy como Tara o Lara pero tampoco quería aparecer desarreglada a mi primer fiesta de fraternidad sin sacrificar mi comodidad con prendas imprácticas.
-Te ves hermosa, Lottie. ¿De qué hablas? -responde y me toma el rostro con ambas manos-. Siempre te vistes bien.
Mis ojos se llenan de ilusión.
-¿De verdad piensas eso?
Las gemelas se ríen y asienten.
-Por supuesto, tonta -contesta Tara-. Eres femenina y relajada. Pero tienes un lado seductor natural que se nota aunque uses una bolsa de papas.
-Esta noche vas a robar más de una mirada -se suma Lara-. Si ningún chico se acerca a ti es porque son ciegos o estúpidos.
Suelto un suspiro divertido. Cuando el autoestima me fallaba sólo necesitaba las palabras de aliento de mis amigas. Y aunque sonara tonto confiaba más en su opinión que en la mía propia.
Los ojos de Tara se desvían por un segundo al notar a Brandon entre la multitud y su mirada se ilumina cuando él la nota a ella también. El joven está con sus amigos bebiendo y charlando tranquilamente y algunas chicas intentan conquistarlos. Pero él sólo observa a mi amiga y espera a que ella dé el primer paso.
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La Siguiente Lección
RomantizmCharlotte es una joven que vive una vida universitaria tranquila junto a sus mejores amigas y compañeras de habitación. Su día se divide entre los estudios y un trabajo de medio tiempo como tutora de literatura inglesa en su universidad. Sin embarg...