Cuando escuchó la noticia por parte de sus sirvientes no podía creerlo. Sinceramente esperaba un robo, un at*ntado, una am*naza, cualquier cosa, menos eso."Su majestad, alguien se comió el pastel de bienvenida. "
Era un maldito pastel de casi cinco pisos, era gigante. Entonces ¿quién comería tal cosa y por qué?
¿Quién se escabulliría en su cocina para solo comerse una tarta?
Incluso había cubiertos bañados en oro, pero eso no le pareció importar a ese sujeto.
No, lo que hizo fue algo peor. Comerse el pastel que le llevó a los cocineros una semana entera para que quedara perfecto.
Simplemente no podía entender como algo así pudo suceder, pero no podía hacer nada más. Ahora lo único que esperaba es que los cocineros pudieran apañarse en preparar algo bueno para esa noche. Los compensaría sin duda.
-¿Hm? -
Sovieshu se detiene en una puerta conocida. Se supone que no debería estar allí, fue pura inercia.
Normalmente, la visitaba a ella cuando estaba estresado y necesitaba a alguien con quien hablar. Rashta era la indicada por su sinceridad y dulzura. A Sovieshu le relajaba, aunque ella fuese ruidosa.
Suspira y da leves toques a la puerta enorme frente a él. Vuelve a tocar extrañado cuando no recibe respuesta. Normalmente, ella siempre abría en poco tiempo.
¿Acaso ella no estaba?
Era raro ya que, Rashta acostumbraba a salir en la tarde, cuando el tiempo enfrescaba un poco. Escucha un ruido dentro de la habitación, Sovieshu se soprende.
-¿Rashta? - pregunta y vuelve a tocar. -
Poco después, la puerta fue abierta dejando ver a la pequeña mujer quien tenía una sonrisa tierna.
-¡Su majestad! - ella exclama feliz pero con un tono más suave del habitual. -
Sovieshu se extraña por ello y se preocupa al ver la piel pálida de la chica.
-Rashta, querida ¿sucedió algo? -
Ella pestañea varias veces sin borrar au sonrisa.
-¿Eh? No, ¿por qué? -
-... Por nada, ¿Puedo pasar? -
-¡sabe que usted siempre puede hacerlo!-
Ella le deja paso y este entra más tranquilo a la habitación de su única y más amada concubina sentándose en el cómodo sofá que él mismo eligió para ella.
Rashta se sienta a su lado y sonríe tiernamente. Sovieshu se enternece. Fue entonces que, él recuerda que debe hacer antes que nada.
Besarla.
Se acerca tranquilo y Rashta se sonroja. Cierra sus ojos y espera su beso, pero este nunca llegó.
Abre sus ojos. Sovieshu la estaba mirando con una expresión seria. Ella se incómoda.
«Ella no... ¿No habrá sido capaz, verdad?»
El emperador piensa eso con duda, pero las pruebas eran muy chirriantes. Cuando estaba a punto de besarla pudo percibir un olor dulzón, un olor a azúcar. Sovieshu sabía que ese olor provenía de un pastel. Concretamente, de un pastel de fresas, el mismo sabor del pastel que sus cocineros pusieron.
No podía ser posible algo así...
Cuando el hombre se separó, Rashta lo miró extrañada. Era raro que hiciera eso. Curiosa y algo molesta la albina lo llama.
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Mentiras que se sienten [Sovieshu/Rashta]
Fanfiction«¿Fuiste tú quien se comió el pastel?» ■ Ship canon)? □ Personajes e imágenes canon pertenecientes a la novela/manhwa de la emperatriz divorciada cuyos autores son ALPHATART, SUMPUL.