Leo sintió los rayos del sol chocar contra su cara. Despertó gracias a eso. Se removió entre las sábanas y murmuró algo inentendible.
Notó peso sobre él, y un brazo rodeándolo por la cintura. Espera... ¿Un brazo?Entonces recordó. Anoche no había bebido ni una sola gota de alcohol, así que recordaba todo perfectamente.
Sus mejillas se tiñeron de rojo y una tonta sonrisa se hizo paso en su rostro.
Cristiano, al haber sentido movimiento bajo él, despertó también.
Aún con los ojos entrecerrados por el sueño, sonrió de lado al ver quién se encontraba a su lado.
-Buenos días. ¿Has dormido bien?
Leo se giró para tenerlo de frente y le dedicó una cálida sonrisa.
-Mejor que nunca.
-Me alegro. -Dejó un corto beso en los labios del menor y se levantó de la cama-.
Sólo se puso los bóxers, ya que no había nadie más en casa.
Se dirigió a la cocina para preparar el desayuno.
Al cabo de un rato Messi decidió ir también. Cuando entró a la cocina pudo ver a Cristiano de espalda -Que por cierto, vaya espalda- haciendo lo que parecían tortitas en una pequeña sartén.
Justo cuando el argentino llegó, Cristiano terminó de cocinar.
Se dió la vuelta con una sonrisa de satisfacción.
-Mira lo que he hecho. ¿Quieres?
-Dale.
Ambos se sentaron en la mesa con los cubiertos, las tortitas y varios botes con siropes de diferentes sabores.
Se pusieron a comer cada uno de su plato, sin decir nada. No se les ocurría ningún tema del que hablar.
-Bueno... -Cristiano se aclaró la garganta- ¿Lo pasaste bien anoche?
-¿En la fiesta? -Leo sonrió- Sí... Estuvo re bien.
Cristiano soltó una carcajada leve. Se levantó ligeramente y se inclinó sobre él.
-No... Ya sabes a lo que me refiero -Sonrió pícaramente mirándolo a los ojos-.
Leo se sonrojó. Claro que sabía a lo que se refería. Pero le avergonzaba hablar de ello... con él, justamente.
-Vamos... Admítelo, te encantó.
-Que arrogante que sos...
El moreno alzó una ceja, esperando una respuesta.
-Vale, vale... -Lo miró divertido- Me encantó.
La sonrisa de Cristiano se ensanchó.
***
Ambos terminaron lo que quedaba en sus platos. Después subieron a la habitación para vestirse. Porqué sí, llevaban únicamente la ropa interior.
Cristiano caminaba delante de Leo. Y él no podía evitar pasear descaradamente la mirada por su espalda descubierta, por sus muslos, y... por otra cosa.
Joder, estoy re mal.
El portugués alcanzó el pomo de la puerta de su habitación y la abrió.
Leo entró detrás suyo, cerrando la puerta tras él.
Él no pudo verlo, pero Cristiano, de espaldas a él, sonrió.
El argentino se acercó por detrás, se puso de puntillas y se apoyó en su hombro. Mordió el lóbulo de la oreja del otro, arrancándole un leve gemido.
El mayor se dió la vuelta y sonrió pícaro.
Empujó a Lionel hasta aprisionarlo contra la pared.-Oye, ¿Acaso no tuviste suficiente con lo de anoche? -Preguntó colocando su pierna entre las dos del otro-.
El menor gimió ante el repentino contacto.
-¿Quieres más, verdad? -Dijo acercando más su pierna al miembro de Leo, el cual empezaba a ponerse duro-.
El argentino asintió, tragando saliva.
Cristiano acercó más su rostro al del otro. Sus narices chocaban y escasos centímetros separaban sus bocas.
Leo posó la vista en los labios de Cristiano y se relamió los suyos.
El portugués acabó con la distancia que los separaba de una buena vez, fundiéndolos a ambos en un beso descarado.
Messi abrió su boca para dejar entrar al otro. La lengua de Cristiano recorría toda su cavidad bucal.
-Ah... Mgh... -Gimió Leo sobre sus labios-.
Esos pequeños sonidos saliendo de la boca del menor excitaban a Cristiano de sobremanera.
Bajó una mano hasta el miembro del más bajo y empezó a tocarlo por encima de la tela del pantalón. Su erección aumentaba por momentos.-¡Cris! -Gimió- Por favor...
Cristiano se acercó al oído del menor. Su nariz rozó su cuello, erizando el vello del más bajo.
-No sabes como me gusta cuando gimes mi nombre.
Dejó un húmedo beso sobre su cuello, Leo volvió a gemir.
Los besos de Cristiano iban subiendo de tono. Con ayuda de sus dientes, mordió y succionó la piel del argentino.
Leo era un mar de jadeos y gemidos. Cristiano era el único que lo hacía enloquecer con sólo caricias, y le encantaba que tuviese ese poder sobre él.
-Vas a dejarme marca... Pero no pares.
Cristiano gruñó. Se detuvo un momento y se incorporó. Leo se quejó ante la falta de contacto.
El moreno sonrió. Lo agarró por las caderas y lo levantó. Él enroscó sus piernas alrededor de su cintura.
Se miraron con deseo.
Y esta vez fue Leo. No pudo aguantar. Besó a Cristiano con ansia.El portugués se sentó en la cama y se acostó, quedando así Leo encima suyo.
Su erección ya dolía. El menor habló:
-Cristiano, hazme tuyo... de nuevo.
***
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Viejos amigos - Cristiano Ronaldo x Messi
أدب الهواةAnte las cámaras, el crack portugués y el rey del fútbol sólo son antiguos rivales, viejos amigos. En la intimidad, puede que sean algo más... Al menos, hacen cosas que unos simples viejos amigos no harían. ¿Quieres descubrir cómo llegaron a esto? *...