Epílogo

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*6 meses más tarde*

Las tres llamamos a la puerta de mi casa. No sé donde he dejado las llaves, creo haberlas perdido.

Estamos las tres arregladas para ir al divorcio de Sabrina y mi madre.

La última abre algo acalorada y entra rápido dejándonos las puerta abierta para entrar.

-Perdón, es que no tenía tiempo para nada.

-¿Qué estabas haciendo?- le pregunté curiosa, porque se que ella trabaja hasta la hora de comer y son las 6 de la tarde.

-Em...nada. Limpiar y cocinar.

Me asomo a la cocina y veo muchos platos, vasos y cubiertos.

Aquí hay platos para más de una persona. ¿Habrá alguien en la casa?

-Mamá, ¿estás sola?

Mi madre esquiva la mirada y asiente rápido.

Subo hacia las escaleras corriendo y mi madre me persigue. Llego a su habitación y está cerrada.

-¿Estás segura de que estás sola?

-Hija, estoy con un chico. Es mejor que lo hablemos luego.

-Así que ahora vuelves a la otra acera.- digo levantando las cejas.

Ella me empuja hacia abajo y se lo cuento a mis novias.

Ellas se ríen y mi madre toda abochornada me mira mal sabiendo que se lo acabo de contar.

Conduzco hasta el juzgado y mientras Chloe y yo nos esperamos fuera ellas están dentro.

Estoy en plena confianza porque se que ellas ya pasaron su etapa de incomodidad y se llevan como si fueran amigas.

De hecho se dicen más de la cuenta y eso no me gusta mucho.

Porque me acuerdo que le contó una vez que lloré por una pesadilla y ellas tuvieron que hacerme un baño de agua caliente para relajarme.

Mi madre estuvo asustándome toda la noche con un cuchillo porque la pesadilla trataba sobre una persona que me perseguía con un cuchillo pero yo no podía correr.

Salieron contentas, felices de haber cerrado esa etapa pero en ese entonces no estaban preparadas para divorciarse, sobretodo mi madre, y tuvimos que esperar.

-¿Adónde vamos a cenar?- pregunté apoyándome en el volante.

-Tengo una sitio perfecto.- puso la ubicación en el móvil y yo
conduje. Está a ocho minutos pero gracias a mí llegamos en cinco minutos.

Reservamos mesa, que estaban casi todas ocupadas pero tuvimos suerte y elegimos sitio de por el fondo.

Nos sentamos Chloe y mi madre y Sabrina y yo.

El camarero vino y nosotras cuatro pedimos casi lo mismo.

Tanto venir a un restaurante elegante para comer hamburguesa con patatas.

Solo que aquí les ponen unos nombres que de seguro que ese día estaban borrachos.

Cuando lo trajeron nos lo comimos poco a poco entablando una conversación.

-Por fin nos hemos quitado el peso de encima.- dije.

-Sabrina...Chloe...- habló mi madre.- Quiero deciros que gracias por cuidar a mi hija, por quererla, por respetarla. Tú menos Sabrina.- le guiñó el ojo, eso a ella le enfadó porque la rebajó del altar.- Pero al final y al cabo os tengo que aceptar, porque lo que quiere mi hija también lo debo querer yo.

Tortura Explícita [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora