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Tenerla a mi lado me daba toda la paz que necesitaba, no necesitaba nada más, solo a ella. Era duro tener que enfrentarte a tu familia por el bien de tu compañero, mis hermanos estaban al otro lado y no dejaban de mirarme ¿me odiarían? Su mirada no era la única que tenía sobre mí, el amo Caius también me miraba y eso dolía, porque él era un padre para mí, no quería que estuviera decepcionado de mí.

—¿Estás de su lado, Lena? —preguntó el amo Aro

—No hay lados, mi señor, todo esto se debe a un malentendido, se lo puedo asegurar 

—Jane...

Sabía lo que venía, Jane tenía que usar su don en mí, pero sabía que dudaría. La miré y asentí, ella tenía que hacerlo, no podía arriesgarse a no obedecer una orden de Aro

El dolor invade mi cuerpo, no era algo que podía evitar y calmar de alguna forma, o eso creía yo, nunca presté mucha atención cuando los demás hablaban de sus dones, por lo que era una sorpresa dejar de sentir el don de Jane o sentirlo en menor medida, el don de Bella hacía eso, no sé cómo, pero lo hacía y eso era un alivio para todos.

Leah se acerca a mí y aúlla levemente, acaricio su pelaje con cariño sin dejar de ver a mis hermanos, como si así ellos fueran capaces de leer mis pensamientos.

—Lena, ven aquí —La voz de Caius destaca de los demás, ya había hecho que mataran a la chica Denali, ahora me tocaba a mí y lo haría él mismo.

Le di un beso en la cabeza a Leah y me acerqué a Caius, sabía lo iba a pasar, por lo que solo cerré los ojos esperando la muerte, pero la voz de Edward le detuvo.

—¿Por qué no ven sus recuerdos? Se darán cuenta que ella no miente, su lealtad no ha cambiado.

Aro se acercó a mi y tomó mi mano. Vio todo desde el principio, desde que reconocí el olor de mi compañera hasta el día de hoy, dejé que viera cuanto quisiera, no tenía nada que ocultar y mi lealtad siempre había sido clara y confiaba en que él tomaría la decisión correcta.

—La suerte de la reencarnación es algo que no todos tienen, ver a esa loba como tus ojos la ven es curioso, ver a través de tus ojos como es la niña también es diferente, de momento no es ninguna amenaza ¿pero que nos asegura que no lo sea en el futuro?

Justo en el momento preciso llegó Alice para mostrarle el futuro a Aro y para presentar a sus testigos, dejando en claro que la pulga no iba a ser un peligro.

—¿La tía Lena tendrá que irse? —el tono de tristeza de Renesmee hace que mire al suelo, si no estaba muerta era de milagro y dudaba que fueran a permitir que me quedara.

No podría volver a ver a Leah

—Lena, tengo una nueva misión para ti —dijo Caius

—Estoy a sus órdenes, amo —murmuré

—Te quedarás en Forks para monitorear el crecimiento de la niña —alcé la mirada confundida ¿En serio me iba a quedar? Sentí sus brazos rodearme, un abrazo que respondí con timidez —. No puedo negar tu felicidad, aunque quisiera hacerlo no lo haría, Athenadora me mataría, ve y se feliz.

Cuando el abrazo terminó, corrí al otro grupo y abracé a Leah acariciando su pelaje, iba a quedarme, iba a poder estar con ella.

Todos volvimos a Forks, los testigos empezaron a marcharse de a poco y los lobos se iban a sus respectivos hogares.

—¿Hay un nosotras en esto? —le pregunté a Leah, ella me miró en completo silencio y yo fui paciente esperando que ella diera su respuesta

—No he tenido muy buenas experiencias, mi último novio me dejó por mi prima...

—Yo podría ser mejor novio que él, podría hacer toda la mierda que él nunca hizo por ti, nunca te hubiera dejado.

Los labios de Leah se estamparon contra los míos, tome su rostro entre mis manos para besarla con mayor intensidad, mordí con suavidad su labio inferior haciendo que ella soltara un leve gemido, aproveché ese momento para introducir mi lengua en su boca para hacer así el beso aún más apasionado. Al separarnos sonreí viéndola a los ojos mientras acomodaba su cabello detrás de su oreja

—Eres tan hermosa, Leah, eres lo más hermoso y perfecto que han visto mis ojos.

—Cierra la boca, rubia, me harás sonrojar —no pude evitar reír

—¿Ya dejaste de comerte a mi hermana, Lena? Mi madre nos está esperando —interrumpió Seth, si pudiera ahora sería yo la sonrojada al ser descubierta en esta situación

—Seth, que sepas que aún puedo hacerte lobo a la parrilla —le amenacé

—¡Leah! ¿No le dirás nada?

—Que no te descubran, Rubia, no quiero quedarme sin ti tan pronto.

No estaba en mis planes conocer a la madre de Leah tan pronto, la verdad es que nunca pensé en esa posibilidad, ni cuando estuve con Bianca

Seguí cuidando de Pulga y evaluando su crecimiento, en un parpadeo ella ya parecía tener mi edad.

—¿Extrañas a tus hermanos, tía Lena? —me preguntó ella

—Sí, pero después de estar un milenio con ellos es imposible no hacerlo, ellos lo entienden, saben que mi lado es junto a Leah 

—¿Ellos no tiene pareja?

—No, aún no la encuentran, mira a tu padre, le tomo un siglo encontrar a la suya y luego mírame a mi, no a todos nos llega nuestro compañero al mismo tiempo, llegará el momento en que lo encuentren o sean encontrados por ellos —Sabía que le hecho de que mis hermanos no salieran a menos que tuvieran misiones podría influir en el hecho de encontrar a su pareja, pero sé que ellos son felices estando en la guardia, con su familia.

—¿Por qué ya no vas conmigo a ver mi abuelo Charlie?

—Porque la última vez me apuntó con una escopeta cuando me vio besándome con Leah

—En defensa de mi padre —interviene Bella —, ambas estaban en ropa interior y se toqueteaban, además de que no estaban siendo muy silenciosas

—Bien, es nuestra culpa, pero ¿quién en su sano juicio entra en la habitación de su hijastra con una escopeta cuando se escuchan sonidos de ese estilo?, pudo haberla visto desnuda

—Pero sigue siendo su casa —Acota Edward —. Se siente bien no ser la única persona en la lista negra de Charlie.

—Bien, compraré una casa y le diré de vivir juntas así nadie aparecerá con un arma para dispararme cuando quiera follar con mi novia. Y así ninguno de ustedes estará como putos chismosos escuchando si hacemos algo o no

—¿Con esa boca besas a Leah? 

—Con esta boca hago más que solo besar a Leah.

El fin había llegado, ¿quién iba a decirme que me convertiría en un vampiro y que después de mucho tiempo encontraría mi compañero? Han pasado muchas cosas desde que me convertí, pero he sido muy afortunada de tener a mi compañera, mi ancla, mi luz, ella es todo lo que necesito en la vida. No había suficientes palabras para expresar todo lo que siento por ella, decir que me tiene a sus pies se queda corto. El amor que siento por ella trasciende a eso, hasta pudo superar la muerte. La reencarnación me trajo de vuelta a mi luz e iba a provechar cada instante con ella para amarla como ella lo merece.

Reencarnación [Leah Clearwater Fanfic] [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora