Capitulo 8

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.Ilaria.


Solo dejó pasar una noche, una noche en el que el rey no abrió los ojos. Pero ella no perdió la esperanza. Tenía a los médicos revisando las pulsaciones del rey a cada instante para asegurarse de que siguiera respirando,tomando su temperatura. Aún tenían que esperar a que despertara para ver que efecto había provocado el veneno de beyota en su interior.

Ella se encontraba sentada junto a la cama del rey, no se había alejado de él salvo para darse un baño después de que Zadckiel le asegurara que él cuidaría de su tío. Ahora sostenía la mano de su tío mientras con su otra mano acariciaba su cabello. A él le habian cambiado las ropas y lo tenían sobre su cama cubierto por una sábana de color rojo.

Ella observaba el rostro calmado de su tío mientras esperaba a que los guardias cumplieran lo que había ordenado minutos antes. Levantó su mirada hacia la puerta de la recamara cuando escuchó que esta se abría. Zadckiel venía entrenando a la recamara seguido por los guardias que traían a tres personas custodiadas. Uno de ellos era un guardia que se encargaba del pasillo por dónde llegaba la comida del rey, otro era el encargado de los sirvientes, y finalmente, la otra persona, era la mujer que había envenenado el vino del rey. La mujer ahora se encontraba de rodillas al suelo igual que los otros hombres. Estaba despeinada y tenía algo de suciedad en su rostro.

Zadckiel se acercó a Ilaria y se inclino hacia ella para hablarle cerca de su oído.

—Son las personas que pediste ver, ¿Que harás con ellas?

Ella soltó la mano de su tío y se levantó para ir hacia donde se encontraban esas personas después de responder.

—Lo necesario.

Se acercó a ellos, arrodillados en el piso, con expresión sería y fría siendo seguida por Zadckiel, quien permaneció unos metros atrás, alerta. Los observó a los tres, el desprecio ante los actos cometidos plasmado en su semblante, antes de hablarle primero al guardia del pasillo.

—-Eres el encargado de vigilar que la comida del rey llegue en buen estado, el encargado de que ningún extraño entre a la recamara del rey, ¿No es así?—le preguntó fríamente.

El hombre de barba ligera tragó con fuerza antes de responderle con la cabeza agachada.

—Asi es, alteza, es mi trabajo.

Ella entrecerró sus ojos ante él.

—Entonces...¡¿Cómo fue posible que esta mujer entrara en la recamara del rey para envenenar su vino?!—le espetó al hombre señalando a la mujer que ya había comenzado a llorar.

—Ella... llegó con la bandeja para el rey, jamás la habia visto en el palacio, pero dijo que era de las nuevas sirvientas que habían llegado...así que...

—La dejaste entrar—lo interrumpió Zadckiel a espaldas de Ilaria—¿Por qué no lo confirmaste si sabías que era una extraña?

—Yo...ella se...—tartamudeo el hombre—Se me insinuó, joven, prometió que después de atender al rey ella me...

—Suficiente—lo detuvo Ilaria—Lo que dices, es que por una incompetencia de tu parte ocurrió este problema—se acercó al hombre y se inclinó para hablarle de cerca—¿Sabes que de haberlo confirmado nada de esto habría pasado? Todo ocurrió por descuidar tus prioridades en este lugar.

El hombre comenzó a temblar y a respirar fuerte.

—Su alteza, le juro que no volverá a pasar. Juro que doy mi vida por el rey...y por usted...

—Estoy segura de eso—le aseguró antes de levantarse y darle la indicación a su guardia—Saquenlo de aquí, queda expulsado del palacio. Y que agradezca que soy compasiva y perdono su vida, el rey no tendría tal bondad.

LA ESPOSA DEL REY {Los Cuatro Reinos #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora