CAPÍTULO 9

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El edificio donde se resguardaba la bomba estaba envuelto en un caos absoluto. Las explosiones resonaban como truenos, y el suelo temblaba bajo los pies de los estudiantes que luchaban por cumplir con su misión. La tensión era palpable en el aire, pero en medio del alboroto, Tn se mantenía sorprendentemente tranquilo y sereno. Con una sonrisa pícara en sus labios, vigilaba la bomba, asegurándose de que ningún héroe se acercara.

A su lado, Kyoka Jirou se sentía nerviosa. A pesar del estruendo a su alrededor, Tn parecía disfrutar del momento, coqueteando con ella de una manera que nunca antes había experimentado.

-¿Sabes?- comenzó Tn, inclinándose un poco hacia Jirou, su tono juguetón. -Si sigues sonrojándote así, podría pensar que te estoy enamorando.

Jirou, con sus mejillas cada vez más coloradas, intentó mantener la compostura. -No soy la única que se siente así- respondió, mirando hacia otro lado, tratando de ocultar su nerviosismo. Nadie nunca había intentado ligar con ella de esa manera, y el hecho de que Tn lo hiciera la dejaba en una mezcla de confusión y emoción.

Tn notó su incomodidad y decidió aprovechar la situación, acercándose un poco más. -Vamos, no tienes que ser tan tímida. Solo estamos aquí para divertirnos, ¿verdad?- dijo, una sonrisa coqueta en su rostro.

Mientras tanto, en las pantallas de monitoreo, Aizawa y All Might observaban atentamente el desarrollo del ejercicio. Aizawa fruncía el ceño, preocupado por la despreocupación de Tn. All Might, por otro lado, mostraba una mezcla de orgullo y preocupación. Sabía que Tn tenía potencial, pero su actitud despreocupada podía llevar a problemas.

De repente, el silencio fue interrumpido por el estruendo de una puerta siendo destrozada. Un héroe, Tenya Iida, había irrumpido en la sala, rompiendo la entrada con su velocidad.

-¡Tn!- gritó, determinado a recuperar la bomba.

Tn levantó una ceja, burlándose. -¿Podías tocar? No era necesario volar la puerta, Iida.- Sin esperar respuesta, Hanta Sero, quien había estado oculto, lanzó sus cintas hacia Tn, intentando atraparlo.

Tn esquivó las cintas con facilidad, deslizándose a un lado. Con un movimiento ágil, tomó las cintas y las utilizó a su favor, azotando a Hanta de un lado a otro, como si estuviera jugando con un muñeco de trapo.

Sin embargo, justo cuando la diversión parecía estar en su punto más alto, Tn sintió que algo estaba mal. El suelo comenzó a temblar violentamente, y un instinto de supervivencia se activó en él. Sin pensarlo dos veces, tomó a Jirou de la cintura con una mano, mientras con la otra intentaba sostener la enorme bomba.

-¡Maldición!- maldijo Tn, sintiendo el peso de la bomba y la kriptonita que parecía debilitarlo. -Esto es lo que se siente ser un marica débil.-

El suelo colapsó repentinamente, y en un instante, Tn se encontró levitando. A pesar de sus esfuerzos, solo podía elevarse a cortas distancias debido a la presión que la kriptonita ejercía sobre él.

-¡Vamos!- gritó, mientras intentaba mantener el equilibrio y proteger a Jirou. Finalmente, logró tocar el suelo nuevamente, pero no sin haber sentido la adrenalina correr por sus venas.

Jirou, atrapada en la situación, no podía evitar admirar el coraje de Tn. La forma en que la protegía, incluso en medio del caos, la hacía sentir un cosquilleo en el estómago. Era como si estuviera viviendo una escena de uno de los dramas coreanos que tanto le gustaban, donde el protagonista siempre salvaba a su interés amoroso en el último segundo.

A medida que el caos continuaba a su alrededor, Jirou se dio cuenta de que cada vez le gustaba más la forma en que Tn actuaba. Sin embargo, había que concentrarse en lo que estaba en juego. La prueba no había terminado, y ambas sabían que aún había una batalla por ganar.

Desde su posición, Izumi Midoriya observaba el caos que reinaba en el edificio donde se resguardaba la bomba. Con su equipo a su lado, Momo, Ochaco y Tsuyu, sentía la adrenalina fluir a través de sus venas. Cada paso que daban los acercaba más a su objetivo, y la determinación de triunfar ardía en su interior.

-Estamos cerca- dijo Izumi, su voz firme y decidida. -Debemos mantenernos alerta. No sabemos qué tipo de trampas nos esperan.

Momo asintió, ajustándose su traje mientras analizaba mentalmente las posibles estrategias. Ochaco, con su energía habitual, sonrió y añadió: -¡Podemos hacerlo! Solo necesitamos trabajar juntas.

Sin embargo, a medida que se acercaban a la sala donde estaba la bomba, una sombra oscura se interpuso en su camino. Katsuki Bakugou, con su cabello rubio desordenado y su mirada desafiante, se plantó frente a ellas con una actitud arrogante.

Deténganse ahí!- gritó Katsuki, su voz resonando con fuerza en el aire. -Antes de que toquen esa bomba, tendrán que pelear conmigo.

Izumi sintió cómo su corazón se aceleraba. La rivalidad entre ella y Katsuki siempre había estado presente, y el odio que la rubia le profesaba era palpable. A pesar de que habían pasado por muchas cosas juntas, había algo en su actitud que siempre las mantenía distanciadas.

-Katsuki, no tienes que hacer esto- intentó decir Izumi, tratando de apelar a su razón. -Estamos en medio de una prueba. Debemos trabajar en equipo.

Katsuki solo se rió con desprecio, cruzando los brazos. -¿Trabajo en equipo? ¿Con una debilucha como tú? No me hagas reír. Siempre has sido una carga, Izumi. Hoy no voy a dejar que te acerques a la bomba.

Izumi sintió cómo la frustración y la rabia comenzaban a acumularse dentro de ella. No era la primera vez que Katsuki la menospreciaba, pero cada vez dolía más. Sin embargo, sabía que no podía dejar que eso la detuviera.

-No soy una carga, Katsuki. He trabajado duro para llegar aquí, y no voy a retroceder solo porque tú lo digas- respondió Izumi, su voz firme y decidida.

Katsuki hizo un movimiento brusco hacia adelante, preparándose para atacar. -¡Entonces ven y demuéstralo!- gritó, sus manos ya cargadas de explosiones listas para detonar.

El aire se volvió tenso entre ellas, y el resto del equipo se preparó para el inminente enfrentamiento. Momo, Ochaco y Tsuyu se posicionaron, conscientes de que tendrían que proteger a Izumi y ayudarla en lo que fuera necesario.

Izumi respiró hondo, sintiendo el peso de la situación. Sabía que debía enfrentarse a Katsuki, no solo para avanzar en su misión, sino también para demostrarle que era más fuerte de lo que ella pensaba. Con determinación en sus ojos, se preparó para el combate, lista para demostrar que no era una debilucha, sino una heroína en ascenso.

A medida que las tensiones aumentaban y la batalla estaba a punto de estallar, Izumi sintió que la rivalidad se transformaba en una oportunidad para crecer. Era el momento de demostrar que los héroes no solo eran fuertes, sino también capaces de superar sus diferencias.

CONTINUARÁ.

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