Dos años después de la adopción legal de Aitor, Xavier y Jordan ven como la vida de sus amigos y compañeros evoluciona a la par que la suya, algunos se han casado, otros están por hacerlo y algunos planean la llegada de sus nuevos retoños al mundo...
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Soplar las velas de tu cumpleaños en el Orfanato Don Sol tenía sus pros y sus contras. Por un lado, era un día en el que todos comerían tarta, recibirías un regalo de parte de todos y luego serías la estrella del día. Eso era positivo, pero por otro lado, uno no deja de pensar en esa situación que, el cumplir un año más supone una probabilidad más baja de que algún padre recién llegado al orfanato con la intención de adoptar a un niño te elija a tí. O al menos así se sintió Jordan Greenway gran parte de su vida.
Al igual que muchos otros niños del centro, Jordan había vivido en Don Sol desde donde alcanzaba su memoria. En su caso, por lo poco que sabía de sus orígenes, su madre biológica se llamaba Serena Greenway, era una mujer soltera y sin más familia que murió en el parto, nada más llegar al mundo, Jordan fue trasladado al orfanato, y ahí se había mantenido durante casi toda su vida. Sin embargo, no se podía decir que Jordan le reprochase a nadie el haber llegado al mundo, ya que eso le había permitido hacer grandes amigos, vivir grandes experiencias durante su adolescencia y, especialmente, conocer a Xavier Schiller.
No se llamaba así cuando se conocieron por primera vez. Hunter Foster llegó al Orfanato Don Sol cuando solo tenía dos años. Por lo visto, su padre biológico había fallecido antes de nacer él y los servicios sociales acabaron por retirarle la custodia a su madre biológica, quien se había desentendido por completo de su hijo. Hunter ya llamó la atención de Jordan desde su llegada, aunque era muy pequeño, Jordan siempre podrá presumir de conservar un recuerdo de entonces. Aunque el joven peliverde no fue el único interesado en el pequeño Hunter, ya que parecía ser que Padre le mostraba una especie de cariño especial.
Hunter Foster pasó a llamarse Xavier Foster cuando solo tenía 13 años. No fue una adopción formal, al menos no al principio, simplemente fue un cambio de nombre y una acogida temporal por parte de Astram Schiller, pero después de lo que fue bautizado como "el incidente de la academia Allius" la familia Schiller amplió su lista de parientes de manera oficial.
Jordan tenía una buena relación con el resto de sus amigos, especialmente de aquellos que pertenecieron junto a él al equipo "Tormenta de géminis" del que fue capitán, sin embargo, el joven Greenway no pudo evitar inicialmente sentirse vacío ante la ausencia de aquel a quien consideraba su "mejor amigo" después de que este fuera llevado a vivir a la mansión Schiller.
Tardaron varios meses en volver a verse, pero en cuanto ocurrió, algo hizo una especie de "click" en la cabeza de ambos. Por algún motivo, en cuanto se reencontraron, por la mente de ambos solo pasaban imágenes de los grandes momentos que habían vivido juntos, en su infancia aprendiendo a jugar al fútbol, en la academia Allius, en los eventos posteriores al incidente, en su tiempo juntos en el FFI. Y para cuando quisieron percatarse, estaban posando sus labios en los del otro.
-¿Qué te ocurre Jordan?
El peliverse se sobresaltó al escuchar la voz de su compañero de vida a su lado. No se había percatado de que había tenido la mente en Saturno desde que habían salido del coche. A fin de cuentas, ¿quién podía culparle? Regresar a ese lugar después de tanto tiempo sin ir le había traído muchos recuerdos.
