A Una Extraña Por Conocer

Esperándote

¿Cómo empiezas a escribirle a alguien que todavía no conoces? ¿Cuál debe ser ese protocolo con el que se le debe saludar? No tengo idea, la verdad. Sólo seguiré.

Esto es bastante extraño, ¿sabes? Porque todavía no te conozco y ya estoy soñando contigo. Ni siquiera tienes rostro, no sé cómo eres, pero me tienes delirando.

Veo cómo muchos a mi alrededor van y vienen en ese asunto de una relación. Unos porque necesitan a alguien con quien llenar sus vacíos, otros que sólo quieren pasar un rato, otros que le meten el corazón y quieren que sea eterno, pero, irónicamente, saben que en algún momento tendrá que terminar.

No voy a mentir y decir que no me ha interesado, sin embargo tengo que decir que todo este asunto me ha sido bastante esquivo. Pero todo este rollo, para mí, trasciende. Hay que meterle más que corazón, hay que meterle razón. No quiero ser como un perro que persigue un coche, que si llegase a alcanzarlo, no sabrá cómo conducirlo.

A veces, como el entusiasta y con frecuencia emocional ser que soy, pienso en ciertas personas y un futuro casi inmediato y luego digo: Esto no llegará muy lejos. Y también pienso en otra cosa y es que para ti, Dios debe estar por encima de todo.

Claramente no soy el mejor ejemplo de un buen testimonio en este momento que escribo, pero este asunto y tantas otras cosas me han hecho retomar mi relación con Dios.

¿Sabes? Apartarse de Dios es bastante sencillo además de ser sutil, y el regreso es una lucha segundo a segundo, y pensar en ti es una de las tantas razones para seguir esta lucha, porque no quiero ser una carga para ti. No quiero ser la causa de tus lágrimas porque simplemente te amo sin siquiera conocerte.

Quiero ser motivo de tus alegrías, quiero estar contigo toda la vida. Quiero amarte hasta que el creador diga basta.

Y sigo creyendo que esto es extraño, pero te amo, desconocida.