Capítulo 18

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Martes.

Emma.

Vamos en camino a la casa de los padres de Christopher, para ser sincera, me siento bastante nerviosa, siento las manos frías y un malestar en el estómago, aunque él me dice que todo estará bien, no puedo dejar de pensar, en la impresión que daré, sé que Chris, hace años estuvo en una relación de 3 años con una chica, y las cosas no salieron bien, él me había contado hace unos días, que la chica solo estaba interesada en su dinero y cuando supo que su primo tenía mayores oportunidades económicas, no lo pensó 2 veces para traicionarlo con él .

¡Qué horror!

Creo que no es extraño que piense que tal vez, sus padres crean que yo también soy así, pues, es cierto que no nací en cuna de oro, pero tengo dignidad, nunca estaría con Christopher por su dinero, sino que por el contrario, me di una oportunidad con él, porque es un hombre responsable, educado, amable, simpático, detallista, cariñoso.

Cuando llegamos, Chris se estaciona, nos bajamos y entrelaza sus dedos con los míos, mientras me guía hasta la entrada.

Joder, es inmensa.

Nos recibe un señor alto, vestido con un traje negro y nos dice:

—Buenas noches señor Hunt, buenas noches señorita —hace un casi imperceptible asentimiento y le devolvemos el saludo —. Los esperan en la sala de estar.

Caminamos hasta allá y veo a un señora elegante, va vestida como si fuese a alguna reunión importante, cuando nos ve se pone de píe y se acerca.

—¡Hijo! Qué bueno que ya llegaste —lo abraza, mientras Christopher la saluda de vuelta y cuando lo suelta, me queda mirando.

—Madre, ella es Emma, mi novia —la señora esboza una sonrisa y me tiende la mano —, mi amor, ella es Leonor, mi madre —yo se la estrecho y le dedico una sonrisa.

—Es un gusto conocerla señora —trato de sonar lo más segura y calmada posible.

—El gusto es todo mío —contesta.

En eso se escucha una voz varonil a nuestras espaldas.

—Buenas noches —se acerca.

—Padre —Chris lo saluda —. Ven, quiero que conozcas a Emma —nos presenta, y luego nos dirigimos al comedor.

Una vez que acaba la cena, la señora Hunt, me pregunta donde trabajo.

—De hecho, soy terapeuta ocupacional en la Clínica Hunt —se sorprende.

—No sabía que trabajas con nosotros.

—Sí, tengo un poco más de 3 años ahí.

—¿De qué familia eres Emma? —esta vez pregunta el padre.

—En realidad... no tengo una familia reconocida como la suya, señor Hunt.

—En ese caso, la próxima vez, podrías invitar a tus padres, así los conocemos también.

—Lo lamento, pero no se podrá —suspiro.

—Padre... —comienza Chris, hace poco me preguntó por mis padres y le conté lo que pasó.

—¿Qué ocurre? —levanta una ceja.

—Mis padres murieron —por alguna razón, el señor Hunt me queda mirando evaluador.

¿Acaso no me cree?

—Oh querida, que lamentable —me dice la señora Leonor con cara de pesar.

Cambiamos de tema, para alivianar el ambiente, no me gusta hablar sobre la muerte de mis padres, siento que se me forma un nudo en la garganta y se me hace terriblemente difícil contener las lágrimas. Cuando terminamos de comer, agradezco por la comida y al despedirme del señor Hunt, me siento rara, aunque no coloca una expresión de desagrado, por alguna razón, sentía que me miraba como si no encajara en su mundo.

Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora