𝓝𝓸 𝓿𝓪𝓵𝓮 𝓽𝓸𝓭𝓸, ¿𝓞 𝓼𝓲?

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- Juana dale que tenemos que seguir después con matemáticas - El trabajo de tutora no era difícil, la adorabas, pero cuando el horno no estaba para bollos por parte de ella, "no tengo ganas", "papá me reto", "perdí los lápices", y la lista infinita de los problemas que una niña en primario podría tener la jornada se veía trabada o sino también cuando se encontraba de viaje con el padre debido a su trabajo el ritmo de antes adquirido se volvía más lento.

- Pero no tengo ganas ___ - Dejó su lápiz de lado y con un puchero que me saco una sonrisa y las ganas de no tomar más las pastillas anticonceptivas, decidí darle un besito en la frente para alentarla.

- Lo se hermosa, pero tenemos que hacer lo que nos quedó pendiente, te prometo que si terminas todo sola , mañana te traigo mil caritas sucias - Ella sabía que jamás pronunciaba así a las tortitas negras. Siempre había alguna discusión en como decía lo que ella habitualmente lo conocía con otros nombres.

Juana era la única hija de Pablo Aimar, el ex River, el ídolo de toda una generación de gallinas - me incluyo - Hace unos 8 meses a través de un contacto de otra familia del barrio privado se comunicó conmigo. Una serie de mensajes cortos y monosílabos acerca del trabajo que tendría que hacer, su foto de perfil con ella tomando mates me resulto tierna. La entrevista fue a solas sin Juana presente, se encontraba con la mamá en ese momento.

- ¿Tomas mates? - Me pregunta mientras sacaba un mate de lo que parecía ser la colección de mates de todo tipo, cuencos, de zapallo, de cuero, etc.

- Si obvio, los tomo como a vos te guste no tengo problema - Mis manos a esta altura me transpiraban como mi espalda, la inmensidad de la casa y el estar enfrente con alguien tan expuesto en un contexto relajado me inquietaba, innegable su lado daddy que parecía llevar el 100% de mi cerebro a imaginármelo en situaciones no tan adecuadas.

- Perfecto, amargo entonces - Me derretía en la silla verlo achinar los ojos con esa sonrisa. La entrevista resultó ser bastante ameno a lo que me tenía acostumbrada, charlamos acerca de Juani, sus necesidades, donde había que reforzar, su vergüenza en pedir ayuda a esta altura.

- Pero no es problema eso, entendiendo tu profesión y que seguro tenes que estar en todos lados, es lógico que estas cosas se te escapen, yo estoy para ayudar en eso -

Los meses que continuaron parecían un tormento si ese hombre seguía mirándome de esa manera, de vez en cuando traía facturas a la tarde para que comamos, "¿cómo le vas a decir tortitas negras?", y discusiones que entre risas me embobaba demasiado con él.

- Pa, ¿se puede quedar a comer ___? - Y otro puchero en la cara que te compraba

- No se amor, capaz tiene que hacer cosas __ ...bueno esta bien, ¿te quedas? - Nunca había un "¿querés?", el no te daba opciones, te mandaba.

- Si obvio no hay drama, hoy no tengo planes - Guiñándole el ojo a la menor que cerró los libros como si hubiera esperando desde el primer momento en hacerlo y un "chau" que se escuchó por las escaleras para dedicarse a jugar en su habitación

- Increíble como te compra la enana - Le digo mientras levantaba algunas cosas de la mesa para ayudarlo en la cocina

- Claramente no lo saco de mi - Nos reímos porque el es así, no te hace puchero, pero como si esos ojos castaños hablaran, te compraba, si con esa mirada te pide que te tires a un lago a -10 grados, lo haría definitivamente

- Mejor no digo nada...de todas manera termino mi jornada -

- Y con más razón, deja de ordenar, me encargo yo - Con aquel tono paternal, "retame lo que quieras" , deje las tazas en la pileta y lo observe con el repasador en el hombro cual chef experto, y lo parecía, todos los ingredientes que usaba lo hacía con la seguridad que muchos mortales carentes de talento en la cocina - como yo - envidiaba.

° One Shots ° - Scaloni - AimarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora