Capítulo 4

4.5K 230 40
                                    

Taehyung

Las voces del piso de abajo me despertaron. ¡Qué ruidosos eran mis hermanos! Y parecía que, como siempre, yo era el último en despertarse. Miré la hora en mi teléfono móvil. Eran las 9 de la mañana, hora de levantarse. Me aseé y bajé a desayunar. Al entrar en la cocina vi a todos mis compañeros sentados alrededor de la mesa. Cómo me gustaba verlos a todos allí.

- ¡Buenos días, Bella Durmiente! - Me saludaron todos a coro y se partieron de risa.

- Buenos días, ruidosos - gruñí.

- ¿Qué quieres desayunar, Tae? - Me preguntó Namjoon.

- Té, zumo, huevos...

- ¡Marchandoooooo! - dijo Jim.

Busqué con la mirada a Jungkook. Intentaría sentarme junto a él, como siempre. Pero cuando lo vi sentado en el regazo de Jimin, se me revolvieron las tripas. Qué demonios hacía ahí sentado. Busqué asiento junto a ellos, pero Hoseok estaba a un lado y Yoongi al otro. Terminé sentándome frente a ellos con cara de pocos amigos.

- Bebé, ten, come un poco de fruta, está muy dulce - le dijo Jimin a Jungkook mientras le daba un trozo de sandía a la boca.

¿Bebé? ¿Se habían vuelto locos? Tan solo yo podía llamarle así. La bilis se acumuló en mi garganta. Estaba a punto de ir a levantar a Jungkook del regazo de Jimin cuando Jin me sirvió el desayuno. - ¡Que aproveche!

Todo tenía una pinta buenísima, pero yo ya no tenía hambre. Jungkook tendría que estar sentado en mi regazo.

- Te dejamos desayunar tranquilo, gruñón - me dijo Jimin. - Vamos Kookie, hoy nos toca grabar para ARMY los entrenos de baile. Hoby hyung, vienes tú también, ¿verdad? - El aludido asintió.

- Me lavo los dientes y voy a la sala de baile. Hasta luego. - dijo Jungkook, pero no me miró a los ojos al despedirse.

Me sentí fatal. Jungkook llevaba mucho tiempo que no me miraba a los ojos cuando me hablaba. Y el único culpable era yo. Le había hecho tanto daño, que lo había alejado hasta ese punto. Recordé la primera vez que le herí.

Habíamos pasado una noche mágica. Me desperté y lo primero que vieron mis ojos fue la mirada embelesada de Jungkook. Mi conejito me sonreía, aún medio dormido. Recordé en aquel momento como Jungkook se había entregado a la primera felación que le había hecho y no pude evitar tirar de él y acomodarlo en mi pecho. Quería sentirlo muy cerca.

- Buenos días, conejito.

- Buenos días, tigre.

- ¿Tigre? - pregunté le curioso.

- Anoche el tigre se comió al conejito - y nada más decirlo, escondió la cara en mi pecho, muerto de la vergüenza.

- Tigre... ¡me gusta! - dije mientras obligaba a mi amante a mirarme a la cara. - Y no te escondas nunca de mí. ¿Entendido?

- Vale, tigre. ¿Nos levantamos? - me contestó Jungkook que seguía rojo como un tomate.

- Claro, pero primero, dame los buenos días como Dios manda - y dicho esto, me lancé a comerle la boca.

Después de saciarnos de besos, nos aseamos y bajamos a desayunar. Nada más entrar en la cocina, nuestros compañeros empezaron a reírse y a silbarnos.

- Vaya, vaya, algunos no han dormido mucho esta noche... - dijo Yoongi.

- Por los ruidos, parecía que os estabais matando, pero habéis dormido juntitos... ¿habéis hecho el am... digo, las paces ya? - dijo Jimin. Todos rieron su ocurrencia.

Un abismo entre nosotros (Taekook +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora