iv. casandra

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CAPÍTULO 12 | Confesiones de un senderista profesional

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CAPÍTULO 12 | Confesiones de un senderista profesional

— Eso es bastante estúpido – declaró Altea, que estaba empezando a plantear la posibilidad real de que su nuevo amigo fuese tonto.

— No, escúchame – le pidió Vincent, quien estaba convencido de su idea. — Si vas borracho, y tienes que pasar por el alcoholímetro, sólo hace falta hacerte daño a ti mismo y sacarte sangre.

— ¿Y cuál es la finalidad? – preguntó Jeong, quien tenía sus brazos en los hombros de su novia.

— Que te tengan que llevar al hospital y reponerte sangre. Así, no hay rastro de alcohol en tu sistema sanguíneo – explicó Vincent, esbozando una sonrisa. — Porque tu sangre será la que han repuesto, libre de alcohol.

— ¡No es mala idea! – lo apoyó Emily con una sonrisa inmensa, como si acabara de conocer al mismísimo presidente.

— ¿Pero vosotros sois idiotas u os caisteis de un árbol al nacer? – preguntó Elle, que no entendía el poco coeficiente intelectual de su hermano y su mejor amiga. — ¿Sabéis cuánta sangre tendría que salir para que os repongan? ¡Tendrías que desmayaros!

— ¿No es más fácil pagar la multa? – preguntó Jeong, quien consideraba una estupidez discutir sobre el tema.

— Mucho más fácil – aportó Altea, soltando una sonora carcajada.

— Al menos he conseguido que te rías – informó orgulloso Vincent. — Ese no es un suceso que ocurra muy a menudo.

Lo cierto es que Altea ya había pasado algunos días con el grupo de amigos. Y para su tremenda sorpresa, estaba a gusto con ellos.

La parte negativa es que en todo este tiempo había perdido la conexión con todos sus antiguos amigos.

— ¿Visteis ayer a Dae en la televisión? – preguntó Jeong, impresionado. Aún no creía haber visto al usual chico tímido, con tanta confianza sabiendo que lo veían millones de personas.

— ¿A que vino, por cierto? – preguntó Vincent, quien no entendió que hacia el joven allí.

— Era una estrategia de marketing por parte del padre de Yuri – añadió Elle, que tenía sus sospechas sobre las verdaderas intenciones del hombre. — Para limpiar su imagen después de lo de la fiesta de bienvenida.

— A ver, no le salió tan mal la estrategia – dijo Jeong, puesto que tras la conferencia, muchos habían olvidado el percance del día anterior.

— ¡Se me ha olvidado decíroslo! – exclamó de repente Emily, asustando a todos los presentes.

— Cariño, casi me da un ataque al corazón – susurró Jeong tocándose el pecho -en la zona donde estaba centrado el corazón- de forma dramática.

odisea ; xo kittyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora