D O S

746 90 9
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.















Seokjin estaba en las sombras cuando observó una oscura camioneta aparcar en el callejón. Podía ver a dos hombres sentados en el vehículo, pero no parecían tener ninguna prisa por salir. Parecían estar hablando, riendo de vez en cuando. Tal vez no eran a los que estaba esperando.

Sabía que si no alcanzaba a los hombres que venían a recoger a Yugyeom antes de que llegaran al punto de reunión, nunca podría hacerlo, y entonces sería demasiado tarde para todos ellos. Yugyeom sería asesinado, igual que lo serían los hombres que venían a rescatarlo.

Y él también sería eliminado, pero solo después de una larga y continua tortura que divertiría a su amo. El hombre era un enfermo tan retorcido como para disfrutar de cada aullido y grito de dolor que pudiera sacar de Seokjin.

Se estremeció ante la idea de fracasar.

Su corazón comenzó a latir un poco más rápido cuando las puertas de la camioneta se abrieron y los hombres salieron. No fue hasta que uno de ellos se detuvo bajo una farola, y vio el bulto bajo su brazo, que Seokjin supo que había encontrado a los hombres adecuados. «Gracias a Dios». Había visto los suficientes guardias armados como para saber que estos hombres también lo estaban.

Dio un paso atrás en las sombras mientras los dos hombres se adentraban en el callejón. Sabía que el otro extremo del mismo era su destino. Seokjin había elegido cuidadosamente un punto a mitad de camino. Con suerte, podría detener a los dos hombres y convencerles de retirarse antes de que llegaran hasta el final.

Era la única esperanza que le quedaba. Cualquier otro pensamiento que le hubiera distraído se había extinguido hacía mucho tiempo. Seokjin ni siquiera mantenía la esperanza para sí mismo. Solo quería salvar a la única persona que le había hablado amablemente.

Esperó hasta que los hombres estuvieran un poco más cerca antes de mirar por el estrecho callejón una última vez. Si cualquiera de los que esperaban a los dos hombres lo veían, todo lo que había planeado con tanto cuidado se malograría. Una vez que vio que nadie lo miraba, Seokjin se arrastró a lo largo de la pared detrás del contenedor de basura, avanzando lentamente en su camino hacia los dos extraños.

«Por favor, deja que funcione».

El corazón le latía de manera irregular en el pecho, mientras oraba para que esto no fuera otra broma para divertir a su amo. No sería la primera vez que hubiera planificado un elaborado plan para hacer que su libertad estuviera a su alcance, únicamente para volver a arrebatársela. Incluso si esta vez, no estuviera pensando en escapar, sino advirtiendo a los hombres, aún podría ser otro plan destinado a entretener a su amo.

Sin embargo, Seokjin tenía que intentarlo, aunque solo fuera por el hombre enjaulado en una celda del complejo del Amo. Debía lograr escapar de la pesadilla que llevaba viviendo desde ni recordaba el tiempo. Podría ser así también para Yugyeom.

硕珍的乐趣² [ NamJin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora