Capítulo 26.

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Al  terminar el trabajo y llegar a su dormitorio se extraña de no ver al hombre allí. Deja sus cosas y lo llama.

"¿John?". Pero él no responde, busca en el baño y no hay nada, gira alrededor y no lo encuentra.

No ve a John por ningún lado, por lo general, desde que él vino a invadir su habitación, Rey ya estaba allí jugando videojuegos sobre el sillón o martiriándose la cabeza con la tarea para después preguntarle sobre las partes que no entiende del profesor.

¿Él salió porque estaba en un mal momento? Tal vez volvió a disociarse y él no estuvo para sostenerlo.

Toma su saco de nuevo, tragado por los pensamientos de que debe hallarlo antes de que pueda hacerse daño.

Pero cuando cruza hasta la puerta esta se abre y termina chocando con un cuerpo.

"¡Idiota!". Grita la voz conocida. "¡Casi tiro las cosas!". John pasa de largo, con el cejo fruncido en molestia. Carga consigo una bolsa de cartón grande y no hay en su rostro rastro de llanto. "¿Qué hacías saliendo tan apresurado?".

Pregunta, Arlo se siente un paranoico y ve en sí mismo una cara de estúpido, pintarrajeado como payaso.

"No es nada, creí olvidar algo".

Comodín lo ignora, desinteresado en lo que sea que haya hecho correr al hombre y lo haya agitado tanto como para sudar.

"Llegaste antes que yo". Recalca, un toque de fastidio por su pequeña sorpresa arruinada. Deja sobre la mesa la bolsa de papel y saca de ella comida. "Te traje pastel de frutillas y café". John desempaca también un boba tea y un postre de chocolate. Los coloca sobre la mesa y regresa a insistir al ocupado Arlo hasta arrastrarlo a la mesa como el impaciente que es. "No sé qué te guste porque la última vez solo pediste café. Pero he visto que a veces comes frutas".

Arlo no creyó de Jocker una persona observadora, pero se siente apenadamente halagado que él haya pensado en qué darle.

"Gracias".

Mientras termina de comer, Arlo no puede evitar volver a pensar acerca de Bykle y su comportamiento inusual; él es demasiado rencoroso como para hacer de lado las cosas que le hizo John a sus amigos. Incluso si ese chico peli'rrojo es una buena persona, él no es tan dulce como Remi y es difícil pensar que busque acercarse a John.

"¿Qué opinas de Bykle?". Pregunta de repente. Los ojos dulces de Ravenette lo miran confuso y después contesta con sinceridad.

"No me termina de agradar, pero al mismo tiempo siento que me agrada; no tengo una respuesta en sí". John no está seguro de su respuesta y ve que rubia tampoco está satisfecho con ella. "¿Por qué?".

"Solo me lo preguntaba".

La Depresión del Rey | JarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora