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Los gritos sonaban incluso más fuertes que al principio, o al menos esa era la impresión de Jay.
Y es que no era muy común ver a las dos casas con la mayor enemistad de todo Hogwarts jugando un partido tan bueno como el de ese día.
La casa Slytherin tenía la delantera, pero no se iba a confiar; lo primordial era agarrar la snitch dorada y terminar con el juego de una buena vez.
Y claro que no sería un trabajo fácil; si de por sí la snitch era muy escurridiza y su visión era muy mala, también recordaba que estaba compitiendo contra Gryffindor. Más específicamente, contra el buscador y prefecto de esa misma casa, Na Kamden.

No es que el chico fuese un prodigio en el deporte, mierda que sacando su ego él se consideraba mejor que el león, pero este mismo lo ponía muy nervioso cuando se le acercaba en la escoba.
No le tenía miedo, le tenía ganas, y tenerlo tan cerca de él hacía que sus nervios aumentasen y se pusiera muy tenso.

Ahora mismo, ambos estaban confundidos; la snitch había desaparecido del campo de visión de los dos y estaban desconcertados.
Jay decidió bajar para no estorbar el juego de sus amigos y que así pudiesen continuar metiendo puntos.

Al descender, tardó un poco en enfocar su vista en el alrededor. Y ahí fue cuando la vio. La snitch dorada revoloteaba cerca de donde se encontraban los de la casa Ravenclaw, los cuales gritaban y la señalaban la pequeña pelota con alas.

Chang sonrió de lado y se acercó a gran velocidad, prediciendo que la snitch iba a escaparse de sus manos y que, de nuevo, comenzaría la persecución para atraparla.
Su mente estaba en blanco, las únicas palabras que se leían ahí eran "Agarra la snitch". Cuando había comenzado a ser buscador, varias veces se había visto frustrado por tratar de atraparla y que esta se alejase aún más, pero había aprendido a controlarlo.

No tardó mucho en escuchar como se acercaba a toda velocidad el buscador de Gryffindor, posicionándose a su lado y golpeando (de manera accidental, probablemente) su escoba y haciendo que se tambalee. Jay le devolvió el empujón, sin mirarlo.

Giraban, subían, bajaban, se movían a gran velocidad por todo el lugar tratando de cazarla, pero parecía que hoy se despertó complicada.
Chang podía saborear la victoria, estaba cada vez más cerca de agarrarla. Se arrodilló cuidadosamente en la escoba y empezó a estirar la mano... pero hizo algo que tenía anotado en su cabeza que no debía hacer; no debía mirar a Kamden, y lo hizo.

Le iba a sonreír para alardear que estaba por agarrarla, pero cuando sus ojos se encontraron, el menor le guiñó un ojo y le sonrió, poniéndolo nervioso.
Su cuerpo empezó a tambalear y tuvo que sostenerse fuerte, haciendo que la escoba se detenga y que pierda la snitch, la cual segundos después fue agarrada por Kamden haciendo que se termine el partido.

—¡Los ciento cincuenta puntos son para Gryffindor, convirtiéndolos en los ganadores! —anunció una profesora.

Los gritos se intensificaron, pero él ya no los escuchaba como en un principio. Solo oía los latidos de su corazón por el cansancio, por el prefecto, por los nervios y se estaba insultando mentalmente.

Descendió al pasto donde sus amigos lo esperaban. Al tocar tierra firme sus piernas flaquearon un poco, pero era normal. El resto del equipo lo felicitó y le dijeron que no se preocupara, que lo hizo bien.
Mientras le hablaban, Jay desvió su vista hacia donde estaba el equipo de Gryffindor festejando su victoria contra sus rivales. Na sintió la mirada de la serpiente sobre él, así que le devolvió la mirada y le guiñó un ojo una última vez antes de irse, dejando al mayor con bronca y sus puños apretados, enojado por haber perdido.

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—No te estreses, lo hiciste bien... —lo trataba de calmar Jeonghyeon.

Ambos estaban en el baño del último piso. Jay estaba lavándose la cara mientras escuchaba a su amigo.

OOPSY !?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora