Por la mañana en cuanto me levanto, y tras desayunar con Claudia y explicarle la llamada de anoche, me dispongo a retocar mi currículo. Creo que lo he dejado bastante bien por lo que lo envío al correo que me mandó el señor Stone anoche. Por si acaso sigo buscando trabajo y piso asequible, pero eso último parece ser lo más complicado.A media mañana tengo una llamada de mi trabajo donde me dicen que se ha revisado mi despido y que conseguiré un finiquito, por lo que me pongo un vestido de verano azul cielo de tirantes, me hago un moño y salgo como alma que lleva el diablo, derecha a firmar el finiquito. Al llegar me entero de que le han dado desde más arriba una buena reprimenda a Jhon Meyer, y yo no puedo estar más contenta un martes. Me despido de algunos de mis compañeros y bajo andando por las escaleras. Para celebrar mi despido procedente me voy directa a una panadería cercana y me compro algo fresquito, un granizado de limón. Decido dar un paseo por el parque, hay bastante nubes en el cielo, por lo que el sol no pica mucho y voy tomando tranquilamente mi granizado. Al rato un email confirmando que al día siguiente tenía una entrevista en Stone SL me hace volver a casa ¡he de preparar la ropa para mañana! Paseando de camino a casa me freno en seco, hay un club cerca y al parecer hay un concierto de un grupo local que me gusta. Es de Black Metal y el grupo en cuestión no es malo, los he escuchado antes, por lo que me lo apunto en el móvil, a ver si Claudia se quiere venir conmigo, aunque lo dudo.
Llego a casa, como algo y me meto entre mi ropa en busca de algo para la entrevista de mañana. Acabo eligiendo una blusa azul eléctrico muy llamativa y la falda que el señor Stone me compró, la negra. Elijo unas medias finas y unos zapatos de tacón. es entonces cuando Claudia llega a casa, le enseño el modelito y empezamos a elegir como voy a peinarme.
-Suelto, no lo dudes, tienes un color cobrizo precioso y va a llamar la atención de manera increíble con esa ropa tan llamativa.
-¿Demasiado llamativa? - pregunto asustada.
-No, demasiado no- se acerca a mí y me desabrocha un par de botones del escote- esto sería demasiado - me guiña un ojo y me ata uno de los botones- esto, es perfecto- se echa hacia atrás y me mira haciendo señales de aprobación.
-Entonces solo un botón mañana... espero que me vaya bien-
La tarde pasa entre risas y Claudia trabajando en su portátil. Le comento lo del concierto que hay el próximo fin de semana y dado los días que he tenido hasta hoy acepta venir conmigo, pero como día excepcional. Yo salto de alegría.
A la mañana siguiente me despierto antes de que suene mi alarma, estoy nerviosa. Desayuno poca cosa, un zumo, y me maquillo, no demasiado, solo una raya de ojos, rímel y un poco de pintalabios. Me visto procurando no llenar la falda negra de pelos de Mochi, algo bastante difícil pero no imposible. Claudia sale de su habitación justo cuando estoy agarrando el bolso para salir por la puerta.
-Buena suerte Mox. Aunque no la necesitas porque lo vas a petar, aparte como toque un tío como entrevistador...- comienza a decir en broma mientras me mira apoyada en la puerta de su cuarto.
-Que si, que estoy para mojar pan - me rio mientras me pongo algo de perfume antes de salir por la puerta.
No estoy muy lejos del sitio de la entrevista, la anterior a la que fui me entrevistó personalmente Meyer por lo que, teniendo en cuenta lo que dijo de mi ante ayer, no me escogió precisamente por mi curriculo, si no por lo que le interesaba físicamente de mí. Pensar eso hace que me de un bajón de confianza. ¿Conseguiré mi próximo trabajo por meritos propios o por mi fisico? Claudia bromeaba con eso antes, pero para mi no se trata de ninguna broma, es algo que realmente me afecta mucho, sobretodo por lo que ocurrió el otro día.
Llego a las nueve de la mañana al lugar, se supone que entramos a las diez, puesto que desayuné poco decido ir a una cafetería cercana. Tras comprarme un cruasan de mantequilla y un café con leche aprovecho para informarme bien sobre Stone SL, que es lo que hacen, con que tipo de gente trabajan y cosas así. Estoy bastante ausente de todo mientras leo, hasta que noto que alguien se sienta frente a mí, en la mesa. Levanto la mirada y me encuentro al mismísimo señor Stone en frente. Se ha comprado una galleta y un café solo y comienza a removerlo tras ponerle un sobrecito de azúcar. Ni tan siquiera me mira, solo mira a su café. Luego creo que yo soy la rara pero sin duda he estado equivocada todo este tiempo. Apago la pantalla del móvil y tomo un sorbo de mi café con leche, justo en el momento en que el hombre frente a mi se toma un trago del suyo.
- Hoy si desayuna? - le digo mirando la galleta con pepitas de chocolate frente a él.
- La vi por la ventana del local, me ha entrado hambre... caí en la cuenta de que no he comido nada aún - carraspea mientras coge la galleta y la parte por la mitad ¿se refiere a mi o de la galleta?
- Quiere probar un trozo? Creo que aún le debo un paquete de galletas pero podemos empezar por media- me ofrece la media galleta y me hace sonreír.
- No diga tonterías, no me debe nada. Los dos estábamos en un apuro, obviamente, así que hay que compartir lo que se tiene, no?- le digo.
Él solo asiente y muerde la galleta, le ha gustado sin duda porque acaba devorándola entera. Mira el reloj de su muñeca y se acaba de un trago su café. Observo la hora en mi telefono, aún tengo veinte minutos, pero tambien acabo lo que me queda de almuerzo. Se levanta sin despedirse y sale por la puerta, tiene una extraña obsesión por no despedirse nunca. Recojo el plato, el del señor Stone y el mio, y las tazas y lo coloco todo en la barra de la cafetería, ganándome la sonrisa del camarero, que está hasta arriba de trabajo y agradece silenciosamente que le ahorre algo. Salgo hacia la oficina, he de verme con una supervisora en la segunda planta. Al principio no notaba los nervios pero cada vez van a más, especialmente cuando llego a la entrevista personal y el pasillo se encuentra lleno de mujeres y hombres que postulan para el mismo puesto que yo, al menos hay veinte de ellos.
Miro a las mujeres, todas son esbeltas y guapas, casi todas rubias o de cabello castaño claro. Van en faldas de distintos largos, la mayoría cortas, por el tema de la calor. Consigo tras treinta minutos sentarme en una de las sillas libres, ha he comenzado a notar el dolor de pies causado por los tacones, no creía que se presentaría tanta gente. Finalmente descubro, por los cuchicheos de la sala, que el puesto va muy bien remunerado, algo que ya imaginaba, pero que hay requisitos importantes de los que no estoy enterada y eso molesta a algunos de los que se presentan, pero que no nos comunicaran todos hasta estar escogidos. Tras unos pocos minutos más una mujer de unos 60 años y traje pantalón naranja sale de una sala.
- Moxie McGrath- me llama.
Y como un cordero que va al matadero voy hacia ella, pero con una gran sonrisa en la cara. La mujer no parece del todo impresionada al verme, hasta que ve mi parte inferior
- bonita falda- me dice levantando las cejas - sigueme-
Comienza a andar por un pasillo largo, blanco y brillante, con puertas a cada lado. Llegamos al final donde una puerta grande se abre para nosotras. La mujer, que va con un moño perfectamente recogido y unas gafas de pasta del mismo color que su traje pantalón se queda en un lateral de la puerta y me hace una señal con la mano para que me adelante, cosa que hago. La sala no es muy grande. Suelo negro, que hace repiquetear mis tacones, y paredes gris claro, sin un solo cuadro o fotografía en ellas. En uno de los costados de la puerta de entrada hay una silla donde la mujer que me ha acompañado se ha puesto a descansar y parece dispuesta a tomar notas. En medio de la sala hay una mesa negra con una mujer frente a esta que mira atentamente un ordenador portátil.
- Tome asiento, porfavor.- me dice secamente sin apartar la vista del aparato.
Me siento frente a ella en una silla bastante apartada de la mesa de esa mujer, espero impaciente. Y espero. Y espero pero la mujer ni aparta la vista del portatil. Finalmente me mira.
- Moxie McGarth, 25 años, nacida el 20 de marzo, aries. Sin antecedentes. Actualmente comparte piso con Claudia Fernández. Ha estudiado administración, hizo un curso de organizacion de eventos y habla algo de francés e ingles. Sus padres son Doris McGarth, profesora de secundaria, y Trevor McGarth, propietario de un pequeño restaurante. Le gusta la pintura, la cocina, baila de forma regular y escucha...heavy metal. ¿Algo más que quiera comentarme?- recita de memoria.
- ¿Quiere saber también cuando menstruo?- la mujer parpadea cuando me escucha decir tal barbaridad, aveces no se tener la boca cerrada.
Me da la sensación de que la mujer detrás mio a escondido una carcajada, pero no me atrevo a mirar.
-disculpe - le digo - quería decir que no creo que haya mucho más aparte de lo que usted me ha comentado señora...- espero a ver si me dice su nombre, pero no ocurre.
Me hace alguna pregunta típica de una entrevista, nada personal, está claro que lo sabe todo. Tras contestar, diría que bien, al resto de preguntas se despide de mi y hace que me levante. Me pongo frente a la mujer que me habia acompañado esperando a que se ponga en pie. Comienza a andar delante mío y cuando estamos apunto de llegar a la salida se le cae el bolígrafo que llevaba para tomar notas, no solo he de frenar el paso sino que he de tirar un par hacia atrás.
-Disculpe- le digo mientras me agacho como puedo y recojo su boligrafo, ella me mira lo coge de mi mano y asiente. Parece que en este lugar las palabras sobran.
Me acompaña hasta la salida diciendo que alguien se pondrá en contacto conmigo tanto si me escogen como si no, salgo al pasillo con el resto de secretarios y escucho otro nombre. Siguiente.
En fin, ya es medio día y me duelen los pies, decido comprar algunas cosas de camino a casa y en cuanto llego me pongo a cocinar. He preparado una sencilla crema de calabacín para Claudia y para mí, de sobras para poder repetir si hace falta. En cuanto ella entra le pongo su plato delante y lo devora con gusto. Me pregunta por la entrevista y le explico lo rara que ha sido, aparte de lo que le dije a esa mujer que nunca me dijo su nombre.
- pero Mox! Como puedes decirle algo así a a una persona que te está haciendo una entrevista? Madre mia...- me dice con la mano en la frente. Soy un caso.
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Moxie #Stone1
Romansa(Primer libro de "Stone") Moxie McGrath nunca imaginó que una semana tan desastrosa podría llevarla a un encuentro que cambiaría su vida. Después de una serie de calamidades, se encuentra atrapada en un ascensor con Evander Stone, un enigmático y ap...