ESTA SEMANA SERÁ SOLO UN CAPÍTULO, PUES ESTOY MUY LIADA CON FINAL DE SEMESTRE EN LA UNIVERSIDAD. OS PIDO DISCULPAS.
QUE LO DISFRUTEN
MONI EN MULTIMEDIA
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La noche avanzó sin prisas para nosotros. No importaba qué pasara tras esas puertas del exterior. Solo importábamos nosotros dos, aquí a solas. Habíamos hecho el amor otras dos veces: una en la mesa del comedor, tan duro, que ahora estaba un poco disfónica de tanto gritar; y otra más suave y con mucha ternura, en la bañera, en medio del agua calientita. Su nombre se volvió una plegaria en mis labios. Parecía como si ninguno se saciara del otro. Quería fundirme hasta en su piel, si fuese posible. ¿Cómo era que una sola persona fuese tan indispensable en la vida de otra, casi como el aire para respirar?
Ahora estábamos de nuevo en la cama. Mi cabeza en su pecho. Sus labios en mi coronilla. Nuestros dedos jugueteando entre sí. Lo miré un segundo. Tenía la vista perdida, como si meditara algo. Pero lucía completamente relajado y feliz. Entonces me pregunté de dónde le salía tanto amor para dar. Cómo podía ser tan buena persona y sin esperar retribuciones. Solo por servir y darse.
¿O este mundo estaba tan perdido, que el ver a alguien siendo amable y dulce era una novedad?
— ¿Andrew?—susurré.
—Dime, mi amor—besó mi sien.
—Puedo... ¿preguntarte algo?
Lo miré de nuevo.
—Sabes que siempre puedes preguntarme lo que quieras—apartó unos cuantos cabellos de mi frente— ¿algo le inquieta a esa hermosa cabecita?
—Sí—besé sus dedos— ¿Por qué eres así? ¿Por qué me tratas con tanta ternura y me complaces en todo?
— ¿Por qué no? Si te quiero, eso es lo natural. Solo soy amable y atento contigo—negué.
—No es porque sea yo. Eres así con todas las demás personas. Si puedes servirles en algo lo haces. Cuando se trata de ser el jefe, eres justo con tus empleados. Te preocupas por las necesidades de los demás. Sabes escuchar. Todo esto va más allá de lo que cualquier otro haría—me miró serio—Andrew, ¿dime quien en su sano juicio recogería a una mujer en la calle en las circunstancias que yo estaba? Otros, pensarían que es una trampa o se desentenderían porque no es su problema. Pero tú no dudaste. Me tendiste la mano. Hiciste que tu médico me ayudara y sin cobrarme nada. Y fuera de eso me diste alojamiento y trabajo en tu hotel. ¿Por qué?
— ¿Quieres saber de dónde viene todo eso? ¿De dónde surgió ese deseo de querer ayudar a quien lo necesita?
—Sí. Pero si me lo quieres contar.
Se acomodó mejor en la cama y me atrajo más a la seguridad de su abrazo.
—Te lo voy a contar. Porque igual te lo debo—se quedó pensativo—te he dicho algunas veces que de niño me llevaron a la casa de los abuelos con mi hermana Holly, y nos dejaron solos—afirmé.
—Me lo has dicho un par de veces pero no me has contado más.
Suspiró.
—Cuando yo tenía seis años y mi hermana cuatro, nuestros padres consideraron que era buena idea llevarnos a que viviéramos en la miseria, si queríamos aprender a ser humildes y que el dinero no se gana fácil—no me miró—Jade fue la de la idea. Papá obedeció a sus deseos aunque no quería eso. Era de mañana y en pleno verano. Cuando las temperaturas son más altas.
Lo imaginé en mi mente. Como ese pequeño de seis años que fue tan alegre y de un momento a otro le cortaron la felicidad. Ese nene de ojos preciosos y curiosos.
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SUITE 405 (COMPLETA)
Romance¿A qué estarías dispuesta por salvar tu vida? ¿Perderte lejos donde nadie te conozca? ¿Pagar el precio que sea? O ir contra la ley, fiándote de un coyote que te ayude a cruzar la frontera de México a Estados Unidos, sabiendo como podrías acabar de s...