• El Cruel Príncipe Del Oeste •

Capítulo XXXVII

Es casi indescriptible la frustración de Inu No Taisho en cuanto vio su primer intento de implementar la nueva dieta de su pequeño amante, verse fracasar. Y de manera horrorosa.

Una vez que algo se le metía a la cabeza difícilmente podría cambiar de opinión.

Asi que ahí estaban. Se aseguró que toda la comida servida fuese inofensiva para Sesshomaru.
Quien para ese punto ya Estaba casi recuperado, gracias a los milagros de Fukuro. Sesshomaru seguía molesto y se mostraba totalmente indiferente hacia su amo.

─ Quieres ponerme gordo a toda costa...

─ Estás equivocado, busco que subas un poco de peso, que recuperes esas libras, y que te acostumbres a consumir sólidos para obtener energía. No quiero que dependas de la medicina de Fukuro ¿Qué tal si desarrollas una adicción?

A duras penas y sin emoción, Sesshomaru primero empezó por el arroz, y con mucha desconfianza solo comió pocos trozos de pollo. Con tal de complacerlo.

─ Estuvo bien para la primera vez, Fukuro dio esta recomendación antes de que vuelvas a consumir otros tipos de carne. Y que no vuelva a suceder el incidente. ─ al terminar de dar esta explicación, bebió de su copa de vino de un solo trago.

Pudo relajarse en ese aspecto. Pasar aquellos nuevos sabores con el agua. Siente como la comida caliente hace su viaje hasta su estómago. Es tan asqueroso, siempre tuvo un repelus especial por los alimentos humanos.
Concentración, para no devolver la comida. Respirando suavemente. A pesar de que ni siquiera completó un plato se siente tan lleno. Que sensación tan lejana.

Sus fosas nasales detectaron un olor en particular que le daban náuseas y empeoraban su delicado estado.

Las sirvientes pasaron como patitos en fila para recoger las sobras y limpiar el lugar. Esa chica en particular, la que lleva un perfume horrendo es quien levanta los platos de la mesa de Inu No Taisho. Sesshonaru No pudo evitar no darle un rápido vistazo a la desconocida.

Una simple ninfa de rango menor.
La que tuvo la osadía de burlarse de él. Y seguir pavoneandose frente a su cara.

Con el permiso de su señor, también se llevó la botella de vino aún sin vaciar. Pronto todas desaparecieron detrás de la puerta. En una danza sincronizada. Siempre bonitas.

─ Se llevaron mi vaso de agua. ─ ¿Está es la buena suerte de Sesshomaru?

─ Ve a pedírselos. ─ Respondió su amo, como también le dio el sí a su pregunta inicial.

Sesshomaru es mucho más agraciado en sus movimientos, mucho más delicado, mucho más hermoso. Inu No Taisho no lo pensó demasiado para dejarlo ir. Está demasiado ocupado pensando en cómo haría para ganarse el perdón se aquel chico, que ocupaba su mente día y noche.

...

Las diversas sirvientas dejaron Los platos en la mesada mientras otros sirvientes hacían el aseo de la losa.
La mayoría de ellas estaban listas para retirarse una vez que agruparon las sobras en un costal.

Ella iba última, ya deseando llegar a su habitación, darse un baño y prepararse para descansar. Planes desgraciadamente frustrados en cuanto sintió una mano picoteando su hombro. Dio media vuelta de inmediato por el susto, en guardia. Cuando enfocó su vista, vio al joven Sesshomaru parado frente a ella.
La joven dio una reverencia.

─ ¿En que puedo servirle?

─ Agua... ─ después de solo decir esa palabra, se hizo a un lado, para que la chica pudiera pasar a cumplir con su nueva orden.

De por si no era una petición extraña, sin embargo la chica no sentía comodidad ante esos ojos y su vista clavados en ella. Por otro lado, iba última, era de esperarse que la llamara. Deshizo cada mal presentimiento de su cabeza y volvió a la cocina.