...
Encontré mi lienzo usado, mi corazón siente estallar porque sus partes más valiosas están llenas de marcas que no distingo, marcas hechas con desprecio e indiferencia, solo veo colores de enojo y violencia.
No siento que me pertenezco, mi vida es guiada y obligada a caminar por lugares de desfortunio y mis sueños desaparecen en mis tinieblas.
- ¡¿Por qué?! [grité al aire], ¡¿puedes tú marcar el destino?!, ¿no te fijaste que lleva mi nombre?
(...)
Pero en lo profundo de mi alma hay una leve y titilante luz que dice casi con desespero y afán: - espera, no lo hagas, tienes algo especial (reconsidero sus palabras mientras me tambaleo al borde del abismo).
- Ojalá algún día mis dedos sean envueltos por esos colores, miro al horizonte, la brisa envuelve suavemente mi cabello, me siento en el borde y dejo que me hipnotice su calor, e inevitablemente algo se quiebra dentro de mí, otra vez.