Si, me tocó reafirmarlo una, y otra, y otra, y otra vez.
Aun con el corazón rebosante de amor, se puede dormir con un dolor y vacío interior.
Aun con la dulzura colándose por mis profundos rincones, me puede hacer llorar en un pestañeo.
Por más pinta perfecta y color rosa qué quiero entre nosotros, la sombra gris se hace grande conforme el sol se oculta.
Y es esto, amor, lo que me ha estado haciendo dudar.
En un momento veo el brillo en tu mirada y sé que todo podrá estar bien. Pero me doy de golpe con tu inocente lejanía qué no se da cuenta de aquel malestar qué provoca en mi a la hira de dormir.
Te amo, sin dudarlo, pero he llorado muchísimo, y no sé que hacer.