CAPÍTULO TRECE

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Ya es media tarde y sigo sin hablarle a Zeth, aunque él lo ha intentado un par de veces sin éxito. Bastiaan también viene callado, debe de haber oído por accidente la conversación.

-Caminaremos unas pocas horas más y después haremos un campamento, porque no vamos a llegar al pueblo hoy- dice Bastiaan cortando el silencio que comenzaba a consumirnos, Zeth y yo asentemos.

La horas pasan rápido, mis piernas ya no dan para más y no las culpo, no estoy acostumbrada a caminar tanto tiempo, casi todo el traslado lo hago volando, Zeth y Bastiaan no se ven mejor, todos necesitamos descansar. Bastiaan me envía a recoger leña mientras el mocoso y el levantan el campamento, el cual consistiría en mantas y con suerte fuego. Camino por el bosque recogiendo todas las ramas caídas  que sé que servirán para hacer una fogata. Este tipo de cosas me las ha enseñado Ray. 

Como lo extraño, solo espero que vuelva pronto, él es el único que sabe cómo hacerme sentir mejor cuando ni el chocolate ni un buen libro me puede subir el ánimo (que es muy raro). Ya entrada la noche regreso al campamento y enciendo la fogata. El viento trae el frio con él, ya no tarda el invierno y se nota, Bastiaan se acurruca y con unas buenas noches se queda dormido. A este ni el frio le afecta, sinceramente creo que él podría dormir perfectamente en medio de un terremoto. En cambio Zeth no deja de temblar y por más que se mueve sus temblores no disminuyen.

Yo cuento con una fuente de calor, mis alas, por muy enojada que esté no puedo dejarlo morir de frio, o tal vez si, a mi que me importa, volteo mi cabeza hacia el lado contrario para no tener que verlo, entonces oigo el castañeo de sus dientes del cual no me había percatado, vuelvo de nuevo la cabeza hacia él y lo observo tiritar. Podre ser muy mala, pero una parte de mi simplemente se rehúsa a dejarlo así toda la noche.  Zeth se abraza las piernas, me incorporo lentamente pero al primer movimiento Zeth posa su mirada en mí, quedo como idiota a la mitad del movimiento ya que me quedo embobada ante sus ojos verdes, pero lo disimulo perfectamente y me siento a su lado  agarrando mis rodillas igual que él. Sigue viéndome, me quito la capa dejando al descubierto mis alas que se borran con la noche  pero que refulgen por los colores brillantes de la hoguera dándoles un tono dorado, entonces lo hago. Envuelvo a Zeth con el ala más próxima y es casi inmediato como deja de temblar.

-Gracias-

-Esto no significa que te haya perdonado- pone los ojos en blanco y se le escapa una pequeña sonrisa al igual que a mí.

-En verdad lo siento, yo no quería...-

-Ya déjalo, Zeth- Me toma una de las manos, eso si no lo veo venir, abro mucho los ojos mientras un hormigueo corre por toda mi mano y mis mejillas se sonrojan.

-Déjame terminar de hablar, por favor- asiento- A pesar de lo que tu pienses de ti misma quiero decirte que no comparto tu opinión...para mi eres una mujer fuerte, valiente y muy hermosa Kalia- mis mejillas deben de estar del color del fuego si es que no ya estoy morada por la falta de aire- Nunca en realidad pensé nada de lo que dije...Solo estaba enojado por una tontería que no tiene importancia. Yo solo...no lo sé...- mientras menciona las dos últimas casi frases se acerca muy despacio, estamos a centímetros de que nuestras bocas se toquen, el corazón me late a mil por hora y lo único que sé es que quiero que me bese. Apenas siento el rozar de sus labios cuando a la distancia se oyen gritos desesperados por la agonía, nos separamos de un salto olvidando por un momento lo que pudimos haber hecho y lo catastrófico que hubiera sido.

Bastiaan se incorpora de un salto y todos tomamos nuestras armas preparándonos para lo peor, de la arbolada sale corriendo un caballo como alma que lleva el diablo, pasa corriendo a mi lado, para no ser arrollada salto de lado quedando más lejos de Zeth de lo que debería. Neflims salen de todos lados, sus miradas rabiosas, locas con esos dientes que te destrozan la piel con un solo roce.

Nunca creí en la posibilidad de que cuando me dijeron que Zeth tiene fuego es de la forma literal de la palabra, pero aquí estoy representando el papel de incrédula, de sus manos salen flamas que cambian de azul a naranja y de este a dorado con rojo. Ahora entiendo por qué tenía tanto frio, está acostumbrado a un grado de calor muy intenso, es claro que una simple fogatita no lo iba a calentar. La pregunta es ¿Por qué no utilizó su fuego para calentarse?

De un solo movimiento Zeth ya ha incinerado a dos y yo atravesado con flechas a otros tres. Son muchos más de los que enfrenté en el palacio. Bastiaan también contribuye bastante, se nota que sabe lo que hace. Uno de ellos se acerca demasiado y no me da tiempo de cargar el arco así que con este mismo bloqueo el puño que lanza en dirección a mi cara, envuelvo su mano con el arco bloqueando cualquier intento de escapatoria y le parto el brazo en dos, saco un pequeño puñal de mi cadera y lo clavo en uno de sus ojos quitándole la vida. Tres más se acercan atacando al mismo tiempo, el que se lanza hacia mi garganta recibe mi puñal justo debajo de la mandíbula abierta mientras que con mi ala golpeo a otro el cual cae sobre el tercero que salta dándome tiempo de preparar mi arco y cargarlo al doble, suelto ambas flechas de un solo tiro, dando a uno en el hombro y al otro en la cabeza, saco la espada y la entierro sobre el corazón del primero. Cada vez se acercan más, comienzo a perder terreno por el empuje de tantos cuerpos queriendo acabar con mi vida. Choco contra la espalda de alguien sobresaltándome ligeramente, Zeth voltea y nos miramos de forma cómplice, peleamos como uno, me agacho mientras el voltea su cuerpo para incinerar a dos neflims que venían hacia mí, yo le corto ambas piernas al que quedo demasiado cerca de Zeth, extiendo mi rodilla dando una perfecta marometa preparando mi arco y disparando de tres en tres las flechas, me pongo de pie quedando de nuevo espalda contra su espalda giramos para regresar a la posición inicial matando por los flancos a otros cuantos que comienzan a saltar hacia nosotros. No queda ni uno solo de pie.

-¿Están bien?-  se acerca Bastiaan con un ligero corte en el hombro, nada grave.

-Si- contestamos al unísono, sus ojos verdes y los míos cafés se conectan. Los suyos refulgen por la adrenalina y está ligeramente sonrojado, su boca forma una hermosa sonrisa que no se contagia a la mía, estoy demasiado preocupada como para sonreír. Estamos sudorosos pero tenemos que movernos. Pero lo que más me preocupa es como rayos dieron con nosotros, y lo peor, ¿desde cuando son tantos? por lo que yo se, los neflim son una raza muy reducida...

-Sigamos, no vaya a sé que lleguen más- digo, todos de acuerdo continuamos nuestro camino hacia Oppidum.

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Hola ¡espero que les esté gustando la historia!

A partir de este capítulo comienza más la acción y el romance así que ¡atentos!

Recuerden comentar y votar ya que para mi es muy importante saber su opinión, también les suplico que promocionen la historia si les gusta y si no también jejeje. Bueno, los quiero, gracias por leer.

Con cariño, Dany

P.D Este cap. no está editado, así que perdón por las faltas de ortografía que lleguen a encontrar.

A prueba de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora