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¿Cómo era posible que Kang se haya atrevido a decirle semejante cosa? No la tenía espantada ni nada, simplemente sorprendida y nerviosa, había alborotado sus hormonas un poco.
Pero sólo un poco.
Al terminar la exposición, Hari no pudo evitar darle una mirada que Seora intentaba evadir a toda costa. Sabía que en algún momento del día se iban a ver y la iba a obligar a contarle lo que estaba sucediendo, pero mientras eso pasaba, Seora debía poner en orden a las pequeñas Seoras en su cabeza.
Todos fueron dejando la sala de juntas poco a poco, Seora intentó levantarse de su asiento cuando sólo quedaban ellos dos, pero Taemoo le tomó la mano obligándola a sentarse nuevamente.
────Como le comenté, este sábado mi abuelo quiere conocerla. Si piensa que es muy pronto, intentaré convencerlo para mover la reunión otro día. No quiero obligarla a nada si no se siente cómoda.
────No, para nada. Si su abuelo quiere conocerme, por mí no hay problema.
Taemoo asiente, le dice que puede enviar un taxi por ella de su casa hacia el departamento del presidente y de ahí irse con su abuelo, porque «Sunghoon descansa mecerecidamente todos sus fines de semana» pero Seora ríe, niega y le recuerda que tiene su propio medio de transporte para llegar. Ambos se ponen de pie entonces, uno frente al otro a una distancia considerable. Seora mira al menor y le sonríe con las mejillas de color rosa.
────Nos vemos el sábado, presidente Kang. Que tenga un buen día.
────Igualmente, señorita Jin. Estaremos en contacto.
Seora asiente sin quitar su sonrisa y sale de la sala de juntas, siendo sorprendida por Sunghoon.
────Adiós, señorita Jin. Estaremos en contacto ────Sunghoon se da la libertad de bromear con ella, batiendo sus pestañas y poniendo sus manos sobre su corazón. Seora le golpea despacio la pierna y luego se despiden para, finalmente, salir del edificio.
