CAPITULO 5

152 32 5
                                    

—Entonces, ¿tienes novia? —preguntó Dahyun mientras ella y Taehyung ordenaban ilustraciones de niños en orden alfabético, dejándolas listas para ser recogidas.

Los niños estaban todos con los consejeros en edad de escuela secundaria y de universidad teniendo su merienda y una historia. El campamento de día se había instalado en un pequeño centro comunitario cerca del parque, y Taehyung y Dahyun estaban al frente de la sala multiusos, trabajando en las mesas de bienvenida colocadas para controlar los ingresos y los egresos cada día. Estaban llegando al final de la primera semana del campamento diurno, lo que significaba que había estado viviendo con Seokjin una semana. Y realmente no debería estar pensando en Seokjin en respuesta a la pregunta de Dahyun. El tipo parecía impermeable a las burlas y coqueteos de Taehyung, y no importaba cuántas de sus fantasías protagonizaba Seokjin, nunca nada sucedería allí.

—Nop. Ningún novio. —Taehyung sonrió mientras la corregía gentilmente. Dahyun era de alrededor de su edad con largo cabello castaño y una sonrisa lista. Los niños la adoraban.

—Maldita sea. ¿Por qué los lindos siempre son gay? —se burló. Ella no parecía particularmente sorprendida tampoco, confirmando la sospecha de Taehyung de que se trataba de una expedición de pesca. —Tengo a este amigo al que me muero por presentarte. ¿Quieres salir con nosotros mañana por la noche de todos modos? Solo por diversión.

—Tal vez —se cubrió Taehyung. ¿Qué le pasaba? Por lo general, le encantaban las oportunidades de salir. —Tengo que ver si me necesitan las chicas.

—Oh, es cierto. ¿Cómo está yendo eso? El papá es ardiente. —Dahyun se abanicó.

—Sí, lo es. —Taehyung no pudo evitar estar de acuerdo. Y, de hecho, Seokjin con su uniforme cuando recogió a las chicas ayer fue un espectáculo para la vista. De vez en cuando, Taehyung atrapaba a Seokjin mirándolo con clara apreciación, pero esos momentos siempre se evaporaban tan pronto como Taehyung le regresaba la mirada. —Y las chicas son geniales. No es molestia ayudar.

No estaba mintiendo, las chicas eran divertidas, incluso si su padre parecía estar atado y decidido a actuar como si Taehyung tuviera quince años.
Brr. El teléfono de Taehyung vibró en su bolsillo. Como no estaban con los campistas, Taehyung lo sacó. El mensaje era de Seokjin, quien como de costumbre se saltaba cualquier tipo de saludo.

"Emergencia en el trabajo. Necesitaré quedarme hasta tarde. ¿Puedes ponerte al frente de la cena y la hora de acostarse de las chicas? Hay lasaña en la nevera para que recalientes. Te actualizaré con una ETA* cuando pueda."

Taehyung sonrió. Ponerse al frente. Le gustaba la jerga SEAL que Seokjin podía lanzar casualmente.

"Yo me encargo. No te preocupes. Buena suerte."

Trató de ignorar la sensación extraña en el estómago. Namjoon todavía estaba en el extranjero, e incluso el sonido de la palabra emergencia hizo que el pulso de Taehyung se acelerara, a pesar de que sabía que el trabajo de Seokjin estaba más relacionado con entrenamiento que con misiones en vivo. La respuesta de Seokjin fue casi inmediata.

"Gracias. Y no puedo decirte mucho, pero esto no tiene que ver con el equipo de Namjoon."

Vaya. El tipo era un adivino, y por qué eso hizo que la cara de Taehyung se acalorara, no podía decirlo. Seokjin podría ser tan gruñón como el troll en el libro favorito de las chicas, pero luego iba y era todo considerado y Taehyung sentía los bordes de ese viejo enamoramiento, listo para arrastrarlo de vuelta bajo el hechizo de Seokjin. No va a suceder, se recordó cuando comenzó el caos de salida de final del día, entregando las obras de arte y asegurándose de que no se olvidaran mochilas ni cajas de almuerzos.

ROMPECABEZAS (Libro II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora