𝔼𝕝 ℙ𝕣𝕖𝕔𝕚𝕠 𝔸𝕝 𝕄𝕦𝕥𝕒𝕣 ꧁ ℝ𝕆𝕋𝕋𝕄ℕ𝕋 ꧂

꧁༒︎𝕮𝖆𝖕 5: 𝕻𝖊𝖘𝖆𝖉𝖎𝖑𝖑𝖆...༒︎꧂

— Fue... una pesadilla? — pregunto arqueando la ceja y dando a entender su confusión. ¿Una pesadilla? Leonardo no muy seguido tenía pesadillas.

— Si, Leo tuvo una pesadilla y por eso pasó la noche conmigo en... mi cuarto — contesto su hermano mayor, el cual se rascaba ligeramente el cuello por la verguenza al decir eso. Además de su claro pero pequeño sonrojo en sus mejillas.

Se encontraban ahora mismo ambos en la sala de estar. La tortuga mordedora y el de caparazón blando estaban charlando sobre cierta cosa que noto el heterocromaticos al despertar y es que, cuando todos comenzaron a salir de sus respectivas habitaciones, logró notar como es que su hermano gemelo salía junto al mayor de ellos de su cuarto.

Claro que aquello le dio un poco de curiosidad a Donatello, quien al momento en que los cuatros se dirigían a la cocina para desayunar, él le pidió a Raphael que lo acompañe ya que necesitaba hablar con este mismo. Y eso nos lleva a este momento.

— Y, de qué trataba su pesadilla? — pregunto nuevamente, logrando captar la atención de su hermano mayor y viendo como este se quedaba pensando. Casi como, haciendo memoria.

— Me dijo que en su pesadilla él se encontraba cayendo de un edificio a toda velocidad — comenzó, logrando "sorprender" ligeramente a Donatello, quien mientras iba tomando nota mentalmente — Luego cuando giro la cabeza para mirar hacia arriba él me vio a mí... intentando alcanzarlo

Si la tortuga menor pudiera expresar su impresión es más que obvio que lo demostraría, ya que claramente no se espera ese tipo de pesadilla, aunque era de esperarse ya que a su hermano le da un poco de miedo las alturas. Pero le parecía muy inusual que tuviera una ahora, nunca antes había tenido una o no que ellos sepan.

— Interesante... — musito, ganándose una mirada extrañada por la tortuga mordedora.

— Chicos! Ya vengan a desayunar! — desde la cocina se escucho la voz de la tortuga de orejas rojas, la cual de seguro ya se encontraba comiendo junto al de caja.

— Mejor vayamos Don. Ah, y por favor no le digas a Leo que te conté sobre su pesadilla, si? Es que le prometí que no le diría a nadie — pidió Raph, quien miraba con ojos suplicantes al de anteojos, el cual sólo rodó los ojos para agarrar al mayor del brazo e irse ambos a la cocina.

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Era nuevamente de noche, ahora mismo se encontraban todos los miembros de la peculiar familia durmiendo. Claro, todos menos uno.

En este preciso momento; cada que llega pasada de medianoche y cuando todos están durmiendo, ese es el momento que usa Donatello para poder leer con mucha más tranquilidad y paz. Pero se nota que esta vez no sería así.

— Ehm, Donnie... — escucho un ligero susurro cerca de la entrada de su recamara y al levantar la mirada de su libre, se encontró con que su pequeño ángel estaba viéndolo desde la entrada.

Mikey se encontraba sin su máscara, con un acolchado cubriendo todo su pequeño cuerpo y con sus preciosos ojitos con unas ligeras lágrimas. La pequeña tortuga había tenido una pesadilla y en el único al que pudo recurrir fue a él, a Donatello.

— Angelo? Qué haces a esta hora despierto? — interrogó, para lentamente cerrar su libro y dirigirse hacia su hermanito, el cual lo miraba un tanto nervioso.

— Es que tuve una pesadilla y pensé en si es que podría dormir conmigo... esta noche? — pregunto tímidamente el menor mientras que jugaba con sus dedos y esperaba la respuesta del mayor. Desde su punto de vista, el de morado podía decir que su hermanito se veía muy adorable.

Claro que 'Tello tuvo un par de dudas, ya que por un lado quería terminar de leer su libro y por el otro lado, no quería hacer sentir mal a su pequeño ángel. Tras pensar un momento, sólo se hizo a un lado, dejando que Mikey se dirija a su cama. A la cual soltó sin dudarlo mucho.

— Gracias Donnie — agradeció con una gran sonrisa, dejando aún más cautivado al de morado, quien le acaricio gentilmente la mejilla mientras que su hermanito apoyaba su cabeza en su mano.

— Okey, a dormir — declaró, para quitarse los lentes y volverse a acostar, solo que esta vez con su hermanito acurrucado en su pecho — Descansa Angelo

— Descansa Donald — contesto el anaranjado, mientras que se iba quedando profundamente dormido, ahora entre los brazos protectores de su hermano mayor.

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