Único episodio.

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Sábado, día que podía significar muchas cosas para cualquier persona, desde descanso, diversión, fiestas, etc. Un día que muchos se tomaban para su disfrute, esto no era excepción para Aquino.

A Aquino le encantan los fines de semana ya que aquello significa que puede verse con sus amigos, dormir, comer y generalmente, sumergirse en el mundo de los videojuegos. Pero ese mismo sábado era distinto y Aquino no sabía si era bueno o malo. Empezando por el hecho de que todos sus amigos querían ir a una fiesta a la que Mictia había sido invitada y ellos iban de invitados de la invitada, irónico ¿no?

Con lo que no contaba Aquino es que prácticamente sería obligado por Mictia y Soaring para arreglarse. Con arreglarse se referían a darle una ropa bastante peculiar, peinar su cabello de una forma muy específica y darle unos toques de maquillaje (obligado por parte de Mictia).

— ¿Es necesario todo esto? — Cuestionó el castaño levantándose de la silla en la que había sido obligado a sentarse hace aproximadamente hora y media. 

— Sí. — Dijo Mictia seguida de una afirmación de parte de su amigo Soaring

Aquino ante eso sólo pudo ladear su boca de forma leve antes de pararse frente al espejo de cuerpo completo. Vaya que estaba sorprendido ante su apariencia, incluso sentía que no era él, quien estaba frente al espejo.

Su cabello castaño que generalmente solía parecer un nido de pájaros, ahora estaba acomodado con unos rizos un poco más definidos y bien distribuidos, su ropa consistía en un buzo ajustado sin mangas de cuello alto color blanco, un pantalón negro un poco holgado, unas botas blancas de plataforma que para su buena suerte no eran incómodas ni sentía que fuese a caerse con tan solo pararse, más una chaqueta de mezclilla gris, además de que el maquillaje era bastante discreto, mágicamente parecía que su rostro tuviese una piel lisa muy envidiable a cualquier vista de alguna mujer.

— No pienso llevar a ningún pandroso conmigo, por eso era muy necesario que yo los vistiera. — Dijo la castaña que llevaba un bonito vestido morado y se estaba terminando de arreglar el maquillaje.

— Me sorprende más que hayas decidido llevarnos siendo que ya vamos tarde. — Se quejó Duxo sentado al lado del espejo en el que Aquino se estaba viendo.

— Y por eso nos vamos en cinco. — "Oh, que mentira", pensó Aquino.

El castaño soltó un suspiro, sentándose al lado de su mejor amigo azabache, comenzando a hacer otras cosas con tal de no aburrirse pero sin llegar a dañar el gran trabajo de su amiga. Sería una larga noche y eso lo sabía de antemano.

[...]

Aquino pensaba seriamente si aquello sería una buena idea, miraba desde afuera la fiesta y jamás hubiese pensado que era un lugar tan grande, eso sin contar la cantidad de personas que se podían ver desde afuera. Pero no tuvo oportunidad de negarse a entrar, pues fue arrastrado por sus dos amigos castaños.

Lo que le sorprendió fue que en cuanto entraron, Duxo se había perdido junto a sus otros dos acompañantes azabaches, ciertamente le podría dar risa de no ser porque Duxo era el que iba a manejar de regreso. Pero aquellas preocupaciones se vieron interrumpidas con un empuje suave de Soaring hacia la mesa de bebidas, que consistía en una mesa llena de botellas y vasos para que cada quien se preparara lo que quisiera. 

— Anda Aquino, toma uno. — Dijo Soaring que comenzaba a hacerse un trago.

— Sabes que no bebo. — 

— No te va a pasar nada, wey. — 

Y no sabe en qué momento pasó de ser un buen sobrio con poca tolerancia al alcohol resignado a solamente ver de los demás, a un chico con una botella de Whisky y gente que se empeñaba en gritar "¡Fondo, fondo, fondo!" al ver al castaño con la botella empinada y bebiendo como si fuera gua. 

Safari - Conterquino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora