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—Que comes que adivinas. Ese es mi nombre y quiero que te quede claro que estoy aquí por culpa de mi padre, planeo escapar de aquí — .fue demasiado rápido asi que no fue visible cuando me tenía agarrada del cuello. Me levanto del suelo apretando aún más. Yo intente respirar.

—Cuida tu boca gatita. No estoy para bromas, recuerda que no soy cualquier tipo de vampiro...ya te habrán dicho que soy un sangre pura ¿No es cierto?

—Sangre pura o no... sigues siendo un maldito chupasangre.

—Tienes razón, me beberé toda tu sangre.

—Púdrete.

—No me desafíes. La única razón por la que no tengo tu corazón en la mano es porque tu familia tiene un trato conmigo y no quiero que mueran más de los nuestros ¿No quieres que mueran los tuyos?

—No.

—Entonces cuida la forma en que te diriges a mí—Me bajo despacio y luego me quite su mano con brusquedad—Sin más, me presento; mi nombre es Bastian Anghel Hart. Esta es mi casa, espero sea de tu agrado. Ellos son Carmen y Leandro, tus guardaespaldas.

—Yo no necesito eso; si no lo sabes, soy una cazadora. La mejor de mi clan.

—No eres tan buena si no vas en grupo y mucho menos si a lo que te enfrentas son a los más antiguos y a los más poderosos.

—No tengo miedo—me le acerque para enfrentarlo cara a cara.

—Deberías, si no quieres morir.

—No le temo a la muerte, solo le temo a dios.

—Incluso dios sabe que no debes desafiar a un vampiro como yo—Trague saliva y él puso su dedo en mis labios dibujándolos. Abrí mi boca y mordí su dedo con toda mi fuerza—Asi que la gatita quiere morder. Bueno entonces te enseñare que es morder—. Me tomo de mi cabello y lo removió dejando mi cuello a la vista. Me atrajo con fuerza a su cuerpo. Yo le golpee el pecho y luego el me mordió con toda su fuerza. Apreté las manos en puños e intente alejarlo despues, pero era inútil. Un ardor recorrió mi cuello hasta mi pecho, atravesando mi corazón y llegando a cada articulación. Mi piel se erizo y lágrimas salieron de mis ojos. Apreté los dientes.

—Maldito chupasangre, te voy a partir la cara—extendí la mano y la lleve atrás para después pegarle una cachetada. Él no se inmuto. Sonrió y puso su dedo índice en mi pecho. Lo que hizo que callera al piso con un dolor en donde me había tocado. Se agacho para quedar en frente mío—Ya que vas a pasar el resto de tu vida aquí, será mejor que te acostumbres a que beba tu sangre, tengamos sexo y estés en mi compañía ¿No te parece una buena idea que nos llevemos bien?

— Nunca.

—Te vas a enamorar de mí.

—Primero muerta antes de estar contigo.

—Tranquila vas a estar muerta cuando estés conmigo.

—Te odio—Sonrió con malicia.

—Carmen llévala a su habitación.

—Sí, mi señor—Caminamos por el pasillo. Esta vez la puerta era de madera. La abrieron y había una cama circular. Una pared de vidrio detrás de esta y el piso era una alfombra de color negro. Al lado derecho, el cuarto de baño. Al lado izquierdo un escritorio en forma de ele y una lámpara floral que colgaba del techo. Carmen cerró la puerta y minutos después me dirigí al closet al lado del cuarto de baño. Observe y solo haba ropa de marca, muy femenina y elegante. Mi ropa de entrenamiento, necesito mi ropa de entrenamiento. Saque una blusa de tirantes de color blanco y unos pantalones negros ceñidos. Me puse la ropa y camine hasta la cama y puse la mitad de mi cuerpo en esta. Empecé a hacer abdominales sin parar, quería dejar de sentir este odio que me consumía por dentro. Pase todo el día entrenando, intentando descargar mi furia.

En la noche Carmen apareció en la puerta haciendo una pequeña reverencia—Dentro de poco estará servida la cena. El señor desea que use el vestido gris.

—Quiero cenar en mi habitación.

—Eso...no es posible señorita. Por favor le pido que coopere o tendré que usar otros métodos—No quería cenar con él chupasangre, pero era peor ver a Carmen usar otro método, no porque me diera miedo, sino porque no me gustaba el que una persona me obligara a hacer algo, asi que resignada tome el vestido y me lo puse, después de una ducha por supuesto. Baje las escaleras en forma de caracol y camine por un pasillo hasta llegar a una habitación con una mesa larga, un mantel blanco la cubría. Las sillas de terciopelo color rojo. A un lado había estantes pegados a la pared de madera oscura, el suelo de una alfombra rojo carmesí y con un vitral en el fondo con marco blanco que dejaba ver la luna brillante sobre el bosque oscuro y enmarañado, por los pinos y árboles frondosos.

Bastián tenía los codos sobre la mesa apoyando su cabeza en sus manos, con los dedos entrelazados y llevando una sonrisa maliciosa—No pensaba que la ropa fina te quedara tan bien—Tome un cubierto de la mesa "cuchillo para ser exactos" y se lo lance. Lo agarro con su mano y sonrió—La gatita quiere jugar, conmigo—. Un escalofrío recorrió mi piel desde la parte baja de mi columna hasta mi nuca. El sonido de la tela partiéndose me hizo soltar un chillido, me dolía, pero fue demasiado rápido, tardando un poco más el ardor llegar a mí. Después de unos segundos cuando por fin reaccione, me percaté de que estaba en ropa interior. Me tire al suelo acurrucándome de tal forma en que el no pudiera ver mi cuerpo. Era inútil ya que me tiro del cabello y se acercó a mi oído—El menú de hoy, Sara—. Sin más mordió mi cuello.


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Ojala les gustara y espero que continúen leyendo.




Atados (+16) Disponible en NovelameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora