30✓ La lección de la naturaleza

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—¿Qué mierda haces aquí?

La empujo lejos de la puerta e ingreso a mi casa, no tengo animo de discutir cuando veo la sala llena de grimorios y libros, vasos vacíos, toda la porquería imaginada y por imaginar, pero me alegro al instante cuando noto que no hay ningún hombre en casa.

Salvador, Simeón y Austin no están.

Llegué en el momento preciso. 

—Es mi puta casa, loca—Tiro mi bolso al sofá y de él desprende polvo.

—Abdon nos quitó nuestras casas a todos, nos denigró, pero tu eres su puta o su favorita y aquí nos tienes viviendo cual comadrejas. 

—Entonces sean agradecidos con esta puta y su puta casa.

La tensión en el aire era palpable mientras me acercaba a Ferideh. Sus ojos se encontraron con los míos, y pude ver el desconcierto en su rostro. Sabía que tenia algo mas que decir, y que no era bueno. 

 —No viniste a revisar la casa, hay algo mas.

Asentí.

Ella asintió en silencio, sin apartar la mirada de mí. Nos dirigimos a un rincón tranquilo de la sala y ambas tomamos asiento. 

—No puedo permitir que Salvador vaya a torneo—Expliqué con un nudo en la garganta, ella no merecía esto, pero era lo suficientemente fuerte para ganar, a diferencia de mi amigo.—Salvador es mi amigo, nuestro amigo y a pesar de todo, no puedo permitir que su existencia se ponga en peligro. 

Ferideh me miró con los ojos entrecerrados, tratando de comprender mis palabras. Podía ver la confusión y el miedo en su expresión.

Ella no quería ir al torneo, al menos no aun, yo había decidido por ella y pagaría las consecuencias, sin importar cuales fueran. 

—Pero mi existencia es tan poca cosa que decidiste por mi—Concluyó, levantándose del sofá y caminando por la sala lentamente.

Yo hacia lo mismo cuando estaba nerviosa. 

—Eres fuerte y lo lograrás—Trato de convencerme a mi misma.—Tu sabes que lo harás, ¿Por que no confías en ti misma?

 —¿Por que tengo que pagar consecuencias que no me corresponden?. Eres una maldita perra traicionera—Me levantó del sofá, tomándome del cuello de mi camisa—Los elementos no se traicionan, creo que lo olvidaste. 

No, no lo había olvidado para nada.

Porque tenia un plan.

—Estúpida—La aparto con fuerza lejos de mi, ya que la camisa que estoy usando hoy es mi favorita y gracias a su contacto la ha arrugado.—Siéntate y escucha a tu ama planear el mejor desenlace para este puto torneo. 

Evidentemente Ferideh no me hizo caso.

—¿Tienes un plan? ¿Otro?—Pregunta con sorna—Hasta ahora ningún plan tuyo ha resultado como se espera. 

—Entonces ve al torneo a tu suerte.—Me encojo de hombros y me dispongo a subir a mi cuarto, debo llevar elementos necesarios para mi plan B. 

Conociendo los habitantes de este lugar siempre debo tener un plan B, C, y hasta D, nunca quieren colaborar, siempre quieren las cosas difíciles. 

—¿Qué tienes en mente?—Preguntó Ferideh, sin perder el tiempo.

La miré fijamente, dejando en claro mi determinación.

—Intercambiemos nuestros roles en el torneo del día siguiente. Yo me haré pasar por ti, Ferideh. Con esto, le enseñaremos a Abdon que no puede controlarnos, que somos elementos naturales y jamás nos traicionaremos.

Después De La Muerte©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora