Capítulo 34.

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Su cabeza no dejó de moverse suave y lentamente contra su mejilla derecha, Emily mantuvo su ojo cerrado pues Nagi estaba frotándose contra ella como si fuera un gatito con falta de caricias.

Nagi tenía los ojos cerrados, su cuerpo estaba recostado sobre la cama y Emily se encontraba en una posición en dónde su peso no fuera una molestia para su dolor.

Ésta hizo puchero, ¿Por qué era tan lindo y adorable? Por más que quisiera gritarle que se alejara de ella, no podía... No quería verse cruel por más que necesitara apartarse de las cosas que le hacían mal.

—O,Osito koala...

—Lo siento, sé que el sentimiento que te he causado conllevó a qué no comprendiera tu frustración... Sé que nuestro principio no fué bueno y saber que ese tal S.R es importante, me hizo sentir celos e impotencia.

—¿C,Celos e impotencia?

Nagi se apartó de ella un poco, sus ojitos llenos de lágrimas pudieron mostrarle que estaba arrepentido y que no quería hacerla sentir mal.

—Soy un tonto...

Emily ladeó la cabeza, su ociosa mirada no se apartó de él y dejando el orgullo de lado... Decidió perdonarlo de una mejor forma.

¿Pero de qué forma podría hacerlo?

Emily estaba consiente de que le dolería la mitad del cuerpo pero después de verlo hacer puchero mientras tenía una mirada de gatito triste, no podía dejar pasar esa oportunidad.

—E,Emily...

—Despacio...—susurró tomándolo de las mejillas, sonriendo de costado mientras se apoyaba suavemente contra su frente, mostrándole que no era necesario perder el control—Despacio, yo puedo moverme tambien...—musitó sobre su cuerpo, teniendo cuidado de no lastimarse contra él al momento de complacerlo— S,Se siente muy bien ésta posición...

—Apretas demasiado... Mierda...—la sujetó de la cabeza entre sus grandes manos y la miró a los ojos. Ella sonrió ligeramente, su rostro estaba sonrojado y verla sobre su cuerpo con la sudadera enrollada más arriba de los pechos y desnuda de la cintura hasta los pies, lo llevó a sonreír por lo bajo— Me gustas... Me gustas mucho, Emily.

—Eres realmente encantador —sonrió en un largo suspiro lleno de satisfacción, moviéndose suavemente contra su cuerpo. Haciendo flexión  entre sus pelvis sin vergüenza alguna para poder aumentar sus movimientos ésta vez en forma circular— A,Aäh... Me,Me gustas... ¡Me gustas mucho, osito koala!

Los labios de Nagi se entreabrieron, sus manos se movieron en dirección a su trasero y apretando de sus grandes y esponjosas nalgas...

[Sonrió victorioso.]

Al fin podría sentirse tranquilo. Emily gustaba de él y solamente de él así que no podía preocuparse por terceros, no podía preocuparse... Por idiotas que se imaginaran a ese bonito culo, siendo de ellos.

Sus labios no pararon de moverse contra los suyos, sus movimientos de caderas logrababan hacerlo jadear e incluso maldecir.

Fué realmente exhausto para él ya que le sorprendía le poder que Shoei Emily tenía sobre su cuerpo. Nagi tenía un autocontrol grande pero a veces las circunstancias más dulces o adorables que ella le mostraba, lo hacían sentirse tan excitado y duro que lo llevaban a querer tenerla abierta de piernas todo el santo día.

—P,Por Dios... M,Más, ¡Dame más!

Nagi la abrazó por la cintura, sus brazos la habían llevado nuevamente hasta el colchón y ante ello, decidió salirse con la suya después de haberla deseado por días.

Crónicas de un futbolista. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora