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LUEGO DE UN DÍA AGOTADOR LA BONITA LUZ DE LA LUNA ALUMBRABA TODO A SU PASO junto al ruido de las gotas de la lluvia caer contra los objetos pasaba desapercibida para la joven pareja de enamorados que se besaban apasionadamente; los belfos de Damian besaban con desesperación los de la joven castaña, quien a duras penas podía seguirle el ritmo animado. Las imponentes manos del azabache sujetaban con fuerza no dolorosa las caderas de la chica evitando alguna posibilidad de que se apartase de él, las femeninas manos de Elizabeth estaban descansando en el formado y duro pecho de su pareja buscando evitar caerse gracias a sus piernas temblorosas producto de las intensas emociones que estaba sintiendo. El momento siguió hasta que tuvieron que separarse unos segundos para recuperar el aliento.
-Elizabeth
-Damian -lo llamó en un susurro.
Estaba hecha un desastre.
Sus mejillas estaban coloradas, sus aperlados ojos cafés tenían un brillo único y sus labios estaban ligeramente hinchados.
Damian tragó saliva con dificultad.
-Te quiero Damian -había seguridad en sus voz. -Eres el amor de mi vida
El joven sonrió levemente al escucharla.
-Voy a besarte
-Besame
Y no esperó ni un segundo más.
El azabache posó una de sus manos en el largo cuello de la joven mientras que con la otra la sujetaba con fuerza por la cintura, se acercó con una lentitud tortuosa hasta besar los labios de la latina sin apartar la mirada de los tiernos ojos cafés que lo traían enfermo de amor. La besó y saboreo de la forma que siempre deseó; lamió levemente el labio inferior de la joven para que esta abriera la boca y cuando introdujo su lengua a la cavidad bucal de su pareja obtuvo un sonido por respuesta.
Se sentía pleno.
Beso hasta cansarse los labios de la chica para posteriormente bajar al bonito cuello lleno de lunares. Beso, lamió y succionó con calma en diversas direcciones evitando asustar a su chica, sonrió entre besos cuando oyó como nuevamente Elizabeth suspiraba al ver todo lo que le provocaba a su delgado cuello.
-Me gustaría sacarte el vestido Habibi ¿me lo permites? -La luz de la luna que ingresaba por el ventanal iluminaba los cuerpos de la pareja.
Elizabeth tragó asustada.
-Y-yo si -suspiro nerviosa.
Obedeció y con delicadeza, le quitó el vestido amarillo dejando a la chica solo en una pabilo pegada al cuerpo y un short de protección que siempre utilizaba cuando se colocaba vestidos.
-Eres preciosa mi amor -lo último lo dijo en árabe.
El ex asesino se iba a acercar a la joven pero la joven lo detuvo.
