— ¿Jimin? — lo observé confundida.
— ¿TN? — yo asentí. — ¿Qué onda? ¿Qué haces aquí? — preguntó más relajado, sonriéndome.
— Estoy con mis amigas, una de ellas está de cumpleaños así que, quise venir a divertirme un poco. — le expliqué.
— Oh, ¿de verdad? — asentí. — ¿Y Jungkook? ¿No vino con ustedes? — preguntó, y me dio una ojeada de arriba abajo.
— No, no vino con nosotras, prefirió quedarse esta vez en casa, dijo que no se sentía muy bien y quería descansar un poco.
— Comprendo. Que mal por él.
— Si, así es. — quise cambiar el tema. — ¿Y tú? Cuéntame ¿Qué tal estás? ¿Con quién andas?
Jimin giró unos segundos su cabeza mirando hacia algún lugar y rápidamente volvió a mirarme. — Yo también ando con unos amigos, me invitaron a tomar unos tragos, les dije que no, pero insistieron así que terminé aceptando.
— Entiendo, eso es genial. — los dos sonreímos al mismo tiempo. — Si quieres, tú y tus amigos pueden venir con nosotras, así se los presentamos y vemos qué pasa ¿te parece?
— Suena bien, entonces mientras vas al baño, iré avisándole a los demás para que cuando salgas, te sigamos. — le asentí como respuesta a lo que dijo, me regaló una ultima sonrisa para así desaparecer entre la multitud, uno minutos pude entrar al baño, hice lo que tenía hacer y una vez que salí, Jimin estaba esperándome con sus amigos como lo había dicho. Sonreí y saludé en cuanto los vi, luego les pedí que me siguieran y así lo hicieron.
— TN, creo que te persiguen. — comentó Alicia en cuanto me vió llegar.
— Son unos amigos. — le sonreí y se los presenté. — Chicas, él es Jimin, el amigo de Jungkook y junto a él, unos amigos. Les pedí que nos hicieran un poco de compañía.
— Mucho gusto. — hablaron al mismo tiempo, todos sonreímos al ver la conectividad que hubo al instante, media hora después, perecía haber la confianza suficiente como para bailar sin miedo alguno con ellos. Ya me sentía algo mareada, y no me les uní, no quería bailar con un chico que no fuera Jungkook, así que preferí quedarme frente a la mesa y observar cómo los demás se divertían desde lejos.
— TN ¿No quieres bailar? — me preguntó Jimin luego de acercarse. Moví la cabeza de un lado a otro como respuesta, en silencio. — ¿Por qué no? Viniste a divertirte ¿No es así?
— Lo sé, pero me sentiría culpable si bailo con alguien más que no sea Jungkook, ¿sabes? — le expliqué luego de un buen trago de alcohol.
— Entiendo, pero si quieres podemos bailar tú y yo, ¿Te parece? Somos muy buenos amigos, los dos conocemos a Jungkook y nos conocemos también, sabemos que no pasará nada más que un baile. — dijo. — Además, viniste a divertirte, pasarla bien, no a quedarte aquí aburrida.
— No lo sé... — comenté insegura.
— ¡Vamos, vayamos a divertirnos un rato! — me tomó de las manos, motivándome, yo seguía dudando. — ¡TN, por favor! ¡Solo vayamos a bailar!
Siguió insistiendo hasta que terminé aceptando su invitación.— Está bien, vayamos a bailar, pero no tan pegados ¡¿okey?! — le advertí sonriente, él asintió y los dos fuimos a la pista de baile con los demás.
— ¡¿Qué hiciste para convencerla?! — Raquel miró a Jimin sorprendida y con el entrecejo algo fruncido mientras bailaba con unos de los amigos del pelinegro.
— Es un secreto. — gritó Jimin mientras se movía a ritmo de la música, sin dejar de sonreír.
— ¡Vez! ¡Te lo dije! ¡Perdiste! Ahora págame. — Alicia parecía emocionada, le extendió la mano a la chica y ésta sacó de uno de sus bolsillos una cantidad de dinero.
Yo las miré extrañada, confundida, no sabía lo que pasaba ni porqué estaban diciendo esas cosas. — ¡¿Acaso estaban haciendo una apuesta a mi nombre?!
— Así es. — habló Melany mirándome por encima de su hombro. — Ellas estaban apostando para ver si Jimin realmente te convencería o no de venir a bailar, y Raquel termino perdiendo. — una vez que explicó, regresó su vista al chico con el que bailaba.
Miré a Jimin sorprendida por lo que estaban comentándome mis amigas, el chico ya tenía sus ojos en mí, sonreía con todo lo que estaba ocurriendo, me acerqué a él y le di un pequeño golpe en el hombro.— ¡¿Puedes creerlo?! — pregunté entre risas. — ¡Estaban haciendo apuestas por mí! — él asintió, su sonrisa no desapareció nunca, sus ojos se hacían pequeños cuando lo hacía. — ¡Esto es- Es increíble!
— Tú las conoces, sabes cómo son. Bailemos. — fue lo único que Jimin dijo para luego hacer que mueva el cuerpo junto a él al ritmo de la música que retumbaba nuestros oídos.
Me olvidé de lo que había pasado y de lo que pensaría Jungkook al estar aquí sin él y me dediqué a disfrutar de la música, del alcohol y de mis amigos, comencé a bailar junto a Jimin como si fuéramos algo más que amigos, tomaba cada vez más, el alcohol estaba comenzando a hacerme efecto, ya no sólo estaba mareada, estaba más relajada, olvidada del mundo y de todos, hasta del dolor en mis pies por bailar tanto, en mi espacio solo existíamos; Jimin, la música y yo. La vibra y el ambiente había cambiado, ahora el lugar estaba tornado de un rojo intenso, la música había cambiado a una sensual, pegajosa y tentadora como lo estaba Jimin, al principio comencé a dudar de sí lo que estaba haciendo era correcto o no, pero el chico frente a mí me hizo olvidarlo, él me tomó de la cintura con delicadeza acercándome a su cuerpo, coloqué mis manos sobre sus hombros sosteniéndome de su cuello, nuestras respiración se comenzaron a mezclar, el caliente de nuestros cuerpos hacia la ocasión más personal, los dos nos miramos a los ojos, estábamos sudados, pero no importaba nada de eso en ese instante, solo disfrutar.— Se siente bien estar aquí contigo. — comentó entre respiraciones agitadas. Nuestros cuerpos se movían despacio, mi pecho rozaba el suyo, y por un momento sentí el roce de su miembro a través de su ropa, me sentí algo nerviosa.
— Digo lo mismo, pero no sé si se sienta bien hacer esto. — dije insegura.
— No estamos haciendo nada malo, solo estamos bailando, eso no es un pecado.
— Tienes razón, pero aún así-
— Shh! — llevó uno de sus dedos a mis labios haciendo que callara. — Solo disfrutemos del momento, sin importar lo que pueda pasar después.
Me quedé en silencio, me di media vuelta para quedar de espaldas junto a él y seguí moviéndome con la música de fondo, él aún sostenía mi cintura así que agarré sus manos haciendo que me apriete un poco más y moví mi cadera para rozar mi trasero con su pantalón para sentir una vez más a su amiguito. Estaba comenzando a calentarme, mis hormonas estaban alborotadas, y mi cuerpo comenzaba a pedir más, volví a girarme para volver a quedar frente a él, estaba sintiéndome desesperada.— Tus movimientos, tu cuerpo, tú presencia hace que me excite con cada roce, quiero más, te quiero a ti, quiero hacértelo. — dijo, y me sentí aún más nerviosa por lo que probablemente iba a suceder esta noche.
— No lo sé, esto es... Esto es prohibido, no podemos-
Y sin pensarlo me besó. Un beso de unos segundos que hizo que quisiera más, los dos nos separamos, pensé: «esto está mal», pero no me importaba así que regresé a sus labios con necesidad, acaricié su cuello y apreté un poco su cabello para comer sus labios con pasión, estos eran tan suaves y apetitosos que daban ganas de quedarse ahí por una eternidad. Jimin llevó sus manos a mi rostro intensificando el beso entre los dos, lamió mi labio superior y luego de morder el inferior volvió a separarse de ellos.— Vallamos a otro lado ¿Bien? — asentí, me tomó del brazo y lo seguí olvidándonos así de nuestros amigos.
Caminamos entre la multitud, hacia la salida, Jimin se detuvo unos segundos pensando a dónde ir luego reaccionó y nos llevó a su auto el cual estaba parqueado cerca de la discoteca en donde estábamos. Los dos nos detuvimos frente al carro pegándome a éste para así volver a besarme con más libertad, donde estábamos no había muchas personas, eso era mucho mejor, Jimin lamía, chupaba y mordía mis labios como nunca nadie lo había hecho y me encantaba, mientras lo hacía, me acariciaba, llevó sus manos de mi cuello a mis senos presionándolos un poco y luego bajar con calma por mi cintura hasta mi pierna levantándola inesperadamente. Deslizó sus dedos por mi vestido corto hasta llegar a mi nalga y apretarla, desde mi garganta un quejido sorpresivo quiso escapar, sin embargo, no quería separarme de su boca, era tan adictiva.