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Miré la hora en mi reloj de mano, tenía hambre, frío y estaba empezando a sentirme como la mierda

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Miré la hora en mi reloj de mano, tenía hambre, frío y estaba empezando a sentirme como la mierda.

Pero me negaba a irme, había pasado la noche en el coche y cuando la lluvia se calmaba un poco salía y aventaba una piedra a la ventana de Jennie.

Ella nunca se asomó.

Ni siquiera se que esperaba, ni lo que quería, sólo sentía que no podía dejar las cosas así, seguramente ella estaba odiándome ahora mismo. Y no quería que me odiara. Así que sólo la seguí hasta su casa y pasé aquí toda la noche.

La puerta principal se abrió y ella salió, se detuvo al reconocer mi coche y desvío la mirada.

Me bajé del auto y fuí hasta ella dispuesta a ponerme de rodillas si era necesario.

— Jen yo...

— No quiero explicaciones — dijo secamente sin mirarme a la cara. — No voy a creer nada de lo que me digas, Jisoo tenía razón, no eres buena.

— ¿Cómo se enteró?

— Tu amiga Roseanne se lo contó a ella, seguramente no sabía que somos primas. Entonces ella se burló de mí, me dijo "Te lo dije".

Jennie apretó los puños.

— Déjame expl...

— Nunca me había sentido tan humillada, te había defendido aquel día que nos vio juntas y ella se enojó conmigo, le dije que eras buena, que me ayudabas, que me hacías sentir bien pero ahora he llorado toda la noche por tu culpa.

Mi pecho dolía, no podía verla llorar.

La abracé fuerte, Jennie intentó soltarse pero la sostuve más fuerte.

— Perdón, perdón, fuí una idiota, diablos no quiero que llores, no sabes lo mal que eso me hace sentir. Sí, es verdad me acerque a ti con malas intenciones pero no le he dicho a nadie, no he podido y me he sentido como la peor basura las últimas horas. Jennie enserio te quiero.

— No mientas — intentó volver a soltarse pero no la dejé. — Tú seguramente me hiciste cambiar porque no podías soportar estar con alguien fea.

— Sí, lo admito, es verdad, soy muy superficial y me siento mal por eso, pero dios Jennie realmente no me importa como te veas ahora que te conozco mejor.

— Deja de burlarte de mí — hundió su rostro en mi pecho empañándolo de lágrimas.

Y mierda, ahora yo también estaba lagrimeando, la imagen de Jennie escondida entre los cobertores llorando por mi culpa me había desequilibrado.

— No llores bebé, no lo hagas ― hundí mi nariz en su cabello olisqueando su olor a vainilla. — Me gustas de verdad.

Sus movimientos se detuvieron, su cuerpo se sentía menos rígido, pesado y me abrazo fuerte.

Y no lo supe hasta que lo dije, esta chica algo tonta, que no entraba en mis estándares de belleza, demasiado manipulable, tímida, pero con la sonrisa más hermosa que jamás había visto me gustaba, me gustaba mucho.

— Me gustas mucho..

— Mentirosa — sollozó.

— Si lo soy, una mentirosa, una idiota, una tarada, todo lo que quieras pero en verdad te quiero y juro que no miento.

— Mierda.

Se separó un poco sólo para besarme en la comisura de los labios. Me miró y volvió a besarme esta vez más allá.

La tomé de la cintura y profundicé el beso.

Escuché y miré de reojo un taxi estacionarse frente a nosotras y tocar el claxon que hizo que Jennie se asustara y se pegara más a mi.

Entonces sólo lo despedí con la mano y unos wones, porque Jennie se iba a ir conmigo, ella no necesitaba ningún taxi.

Entonces sólo lo despedí con la mano y unos wones, porque Jennie se iba a ir conmigo, ella no necesitaba ningún taxi

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Solo una semana | 𝗝𝗟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora