VIII

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Seguimos encontrándonos diariamente en el café, ahora lo tomábamos juntos, hablábamos de cualquier tema, reías por todo lo que decía. Nunca me había sentido así por alguien, pasaban los días y te convertiste en lo único que permanecía en mi mente como mi gran anhelo.
Salíamos en citas, las cuales tu decías que no lo eran, que simplemente salíamos como amigos, «si solo fuésemos amigos, no me besaras» te dije, miraste el suelo y no dijiste nada.
Te pedí que fueses a conocer a mis padres, les he hablado tanto de ti, que estaban obstinados, querían conocerte, y así fue.

Caitlyn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora