Octubre

25 3 0
                                    

En un abrir y cerrar de ojos había pasado septiembre y ya estábamos en octubre. Había empezado a ir a una nueva academia de baile, donde conocí a mucha gente y la verdad es que me animaba ir. Eran cuatro horas todos los sábados, y había que madrugar para llegar puntual pero merecía la pena. Durante esas cuatro horas solo existía el baile, mi mente se callaba y durante ese tiempo era feliz.

En el cole yo no encontraba mi sitio dentro de mi clase, no sabía como hacerme un hueco, por eso empecé a pasar mucho tiempo con unas amigas que conocía de otros años que eran un año menor. Entre ellas una de mis mejores amigas, Tati, una chica de tercero, pelo largo pero no demasiado, liso como una tabla sin necesidad de plancha, color carbón, ojos azul claro como el cielo despejado de primavera y labios carnosos. Mide cerca de 1,70 en contraposición conmigo que mido 1,50 aunque ella es más pequeña. Compartimos gustos, a las dos nos gusta leer y montar a caballo. Saca notas normalitas, pero también se pone muy nerviosa con los exámenes. Es una chica sonriente y bromista, tiene un humor peculiar, pero cuando lo pillas es de lo más gracioso. Siempre se arregla el pelo para venir a clase, es de estas personas que siempre van bien cuidadas y no dejan un detalle de su aspecto al azar. Pero no suele maquillarse. Cambia mucho de abalorios, tiene un collar con el signo de una línea quebrada del ritmo cardíaco, ese sin duda era mi favorito. De pendientes también cambiaba bastante, aunque sus preferidos son los aros, tiene de todos los tamaños y colores.
Si, mis amigas eran más pequeñas que yo, ¿y que? Con ellas me sentía mucho más agusto que con las chicas de mi clase así que yo no veía ningún inconveniente. Con Tati había perdido el contacto el curso pasado, ya casi no hablábamos pero poco a poco parecía que estábamos recuperando la confianza.

Por otra parte, cada vez detestaba más la hora de comer, a partir de este mes empecé a comer en el comedor, en compañía de mi clase o lo que es lo mismo a saltarme la comida con la excusa de que la comida en el comedor del colegio estaba muy mala. Por mucha hambre que tuviera nunca me terminaba el plato. Pero yo controlaba, no me costaba comer, solamente no quería, no llegaba a ser un problema.
Yo controlo
Esa voz de mi cabeza solo repetía esa frase
Yo controlo, yo controlo, mientras siga siendo así no tiene porque pasar nada.

-Tía, deberías comer algo. Me dijo Carolina devolviéndome a la realidad una comida que estaba perdida en mis pensamientos.
-Es que no tengo hambre, además no es que este puré esté muy bueno.- Contesté
-Ya pero es que nunca tienes hambre. Respondió
-Desde que empezó el curso, prácticamente no te he visto comer ningún día. Dijo Mencía añadiendose a la conversación.
No respondí de inmediato -Si que como, me habéis visto comer un montón de veces, como todos los días en el comedor.
-A eso me refiero, aunque se supone que comes todos los días en el comedor, casi nunca pruebas un bocado. Siguió Carolina.
-Sabes que no comer es una enfermedad ¿no?. Comentó Mencía.
- Sois unas exageradas, yo si como, lo único que en el comedor a veces como un poco menos de lo normal, simplemente porque no me gusta la comida. Si estuviera rica me la comería sin ningún problema.- Me defendí.
-Tampoco comes nada en el patio, y ahí puedes elegir algo que te guste. Dijo Carol.
Segundos después vino la cuidadora del comedor a regañarnos porque estábamos tardando mucho en comer. Después de eso no volvimos más al tema.

Esa tarde teníamos el primer parcial del curso, era de mates. No me había salido de diez, pero tampoco me había salido mal, no me podía quejar. Me había puesto bastante nerviosa, pero bueno, como siempre, no era nada nuevo. Sin embargo, Paula y Aroa no habían tenido tanta suerte en el exámen como yo. Salieron bastante preocupadas.

-Primer examen suspenso, empezamos bien el curso. Nos dijo Mencía mientras recogíamos las cosas para irnos a casa.
-A mí también me ha salido fatal, con suerte llego al cinco, pero lo veo difícil. Añadió Carol.
-No seáis tan pesimistas, seguro que os has salido mejor de lo que decís.- Intente motivarlas, pero sin mucho éxito.
Ambas se miraron y pusieron los ojos en blanco, dándome a entender que no tenían esperanzas de aprobar aquel primer parcial.
-Hasta mañana Ana.- Dije despidiéndome de la profe de matemáticas cuando salíamos por la puerta de clase.

El viernes cuando llegué a casa me dí cuenta, de que a parte de ir el sábado a baile no tenía nada más que hacer en el finde, solo estudiar y hacer un poco de ejercicio. Por eso decidí escribir por el grupo de WhatsApp que tenía con Carol y Mencía. Mi madre me decía que tenía que conseguir hhacerme un hueco en mi clase, la solución no era irme con las de tercero siempre, tenía que hacer amigos en mi curso.

¿Alguna queda el finde?
Escribí.

Yo no puedo sorry
Contestó de inmediato Carol.

Al rato recibí un mensaje de Mencía
Yo solo puedo el domingo por la mña

Yo el domingo por la mña no puedo, tengo baile.
Puse en el grupo, tras el mensaje de Mencía.

Ah, es verdad el domingo por la mañana lo tengo libre.
Escribió Carol.

No contesté, me quedé esperando a que alguna de las dos escribiera algo más, pero no pasó. Ese fue el último mensaje del grupo en todo el finde semana.

El lunes cuando llegué a clase Aroa y Paula estaban hablando y riendo pero cuando fui a unirme a la conversación ambas se quedaron calladas.

-De que habláis.
-De nada-. Mintió Mencía.
-Pero-. No pude terminar la frase cuando entró un chico mayor que nosotras preguntando por el director.
-Sabéis dónde está Antonio-. Preguntó sin un receptor específico.
Que guapo es.
-Le he visto pasar antes hacia su despacho. Contesté rápidamente cuando volví a la realidad.
- Vale gracias, voy a buscarlo. - y me guiñó un ojo
Me di la vuelta y comprobé que Mecía había estado pendiente de la pequeña conversación que había tenido con aquel chico. Carol no sabía a donde había ido pero no estaba junto a Mencía
-Cuidado que se te cae la baba.-
-Tampoco es para tanto, pero no me podéis negar que es muy guapo.
-Vale, es muy guapo ¿contenta?
-Me ha guiñado un ojo, ¿qué crees que significa?
-Pues que te ha visto la cara de enamorada que has puesto cuando ha entrado por la puerta y será el típico que le gusta gustar y te está haciendo ilusiones.
-¡No me gusta! Dije un poco más alto de lo que pretendía y media clase se giró hacia mí. Antes de que nadie pudiera decir nada entró el profesor y nos fuimos todos a nuestros sitios.
-Si te gusta, no lo niegues.- Me susurro Mencía de camino a su pupitre.
La verdad es que mentiría si dijera que me había olvidado de aquella pequeña conversación, porque estuve toda la primera hora analizando si tenía alguna posibilidad con él. Lo veía difícil. Chico alto, guapo, pelo medio rubio medio castaño y rizado, pero con los rizos sin definir. Ojos color miel y buen porte. Era un objetivo difícil pero quien no lo intenta no gana.

A los pocos días me volví a cruzar con él en las escaleras, y Mencía me empujó hacia él.
Le dedique una mirada de asesina.
-Uy perdona
-No pasa nada. Tú eres la chica de cuarto del otro día ¿no?
-Si pero prefiero que me llamen Elena a chica de cuarto del otro día.
-Pues hola Elena
-¿Y tú eres?
-Yo prefiero seguir siendo chico guapo misterioso
-Que ego más alto no
-No puedes negar que lo pienses
-Juan vamos, deja de ligar tanto. Gritó un amigo suyo.
-Va a ser que ya no vas a ser el chico guapo misterioso Juan, tu amigo ha arruinado tu anonimato.   

Había hablado más de cuatro frases con él, no me lo creía. Mencía me miraba con una cara muy poco discreta, pero al menos tenía un testigo de lo que acababa de ocurrir. Lo bueno es que ya tenía más información sobre él, ya sabía que se llamaba Juan, ahora solo falta saber el curso.
-Yo diría que puede ser de primero o de segundo de bachillerato.- Dijo Mencía
-Yo digo que es de primero.-
-La verdad tiene más pinta de ser de segundo.- Me contestó
-Bueno ya lo averiguaremos.

Me volví a cruzar con él un par de veces más en las siguientes semanas, me llevaba bien con él, pero no me atrevería a decir que era un tonteo como tal, a mi me bastaba.

Yo controloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora