Caballero suicida

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Recuerdo perfectamente a ese caballero de triste vida. A mi pesar...creo que fue inteligente quitándose la vida. Creo que no hizo mal logrando aquella victoria, no quería que su vida se pudriese aún más de lo que ya estaba.

Conocía todos sus pasos, todos sus movimientos, pero nunca logré saber realmente que le entristecía. Parecía tenerlo todo, pero sé de muy buena forma que algo faltaba en su desgracia. Un estúpido sueño entre sus proyectos mal logrados.

De la nada cultivó un grisáceo lugar plantando semillas de oscuridad, floreciendo un lugar de frialdad y autentica soledad. Levantó aquellas ruinas creando un nuevo y extraño mundo generando algo de vida dentro de esa alma muerta. Durante un tiempo la mantuvo con vida pero poco a poco su maldad hizo que todo le fuese abandonando a pasos agigantados, era de esperar, y él aprendió de sus errores.

Admiro la forma que trabajó para arreglar los desperfectos que causó, pero era tarde, su soledad aun mas creció y su tristeza ahogó cualquier esperanza de cambio.

La maldad humana, el arrepentimiento y clemencia nunca a existido para el perdón mundano ,es triste por las dos partes lo sé, mas siento pena por el pues nunca completó sus quehaceres realmente, pero....cuenta con una victoria muy importante para mi, a parte de su suicido claro, y fue el cambio total de su vida.....no sólo por sus pérdidas, fue por su valor propio y bienestar. Maldito desgraciado de poco le sirvió. Recuerdo brindar con él, nunca olvidaré su primera sonrisa.

Al día siguiente alguien de origen desconocido asedió las únicas tierras que realmente siempre había considerado realmente importante, eran las de su nuevo acorazado corazón.

Junto a él mi alma se estremecía a cada sollozo, a cada grito, a cada lágrima.

Durante los meses siguientes el caballero permaneció siempre en sus aposentos que ni yo mismo podía visitar.

Cada noche le veía en el balcón de su torreón, aparentemente hablando solo, pero de buena fe sé que charlaba con alguien desde lo lejano, en un pueblo vecino. Fue cunado le ví sonreír por segunda y ultima vez.

Varios días después salió totalmente desmejorado

"¿Donde marcháis mi señor? "pregunté. Me miró con una triste sonrisa. Portaba una pequeña caja cual miró antes de contestarme

"No puedo hacer nada más por esta injusta existencia ,no puedo hacer nada por cambiar la historia ni alcanzar mi única voluntad, mi sendero termina y no puedo hacer nada por la reconstrucción mas solo que crezca mi tristeza. He visto mi luna y queda fuera de mi alcance...."

Quise contestar que aún existía el futuro, a pesar de que la humanidad quede estancada en el pasado y eso fue su verdugo.

Cuando me di cuenta había desenvainado una daga y cortó su cuello fríamente.

Quise correr pero me fue imposible nada de mi cuerpo respondía e impotente miré como se desplomaba. Vi como se desangraba, como poco a poco la muerte arrancaba el espíritu de su vida, su último aliento de vida.

Reaccionando corrí a el tirándome de rodillas junto al inerte cuerpo del caballero. No pude hacer nada por él. Agarré la caja que portaba, no pude abrirla para ver el interior pues permanecía bien cerrada...Sorprendido, observé como el charco de sangre formaba un rostro.....

Y eso fue todo, ahora yo permanezco abandonado en la nada.......Realmente no soy nada, solo el corazón y sus palabras nunca escuchadas, palabras que quedaron fuera del entendimiento mundano....

AUTOR: Alberto García González 

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