Capítulo 2
Después de estar como unas seis horas en el coche, llegamos a un pueblo, La Solana se llama, aparcamos en frente de mi antigua casa, es grande, al igual que era la de Madrid.
-Bienvenida a La Solana de nuevo. –Sonrió mi madre bajándose del coche.
Me bajé del coche y entré detrás de mis padres a lo que sería mi casa de nuevo.
-Veo que han hecho las reformas que pedí. –Sonrió mi padre.
Miré a mi alrededor, nada más entrar se divisaban las escaleras que te llevaban al segundo piso, a la izquierda estaba el gran salón con sus muebles sin tocar, tal y como lo recordaba.
-Voy a mi habitación. –Digo subiendo las escaleras.
Abrí la puerta pensando en que me encontraría la habitación rosa chicle, con mi cama de dosel y mis casas de muñecas, pero en vez de encontrarme con una habitación de una niña pequeña, me encontré con una habitación un poco más pequeña de lo que era mi habitación en Madrid, ahora las paredes eran blancas y en ellas había dos cuadros colgados en la pared izquierda, justo al lado de la puerta del pequeño vestidor que tenía , uno de los cuadros era de la Torre Eiffel y otro de un taxi de Nueva York, en medio de la pared de en frente a la puerta había una cama de matrimonio con una colcha de color blanco y con muchos cojines de color rosa y azul claro, el cabecero de la cama era de forja y también de color blanco. Después me fijé en la pared derecha, en ella había un escritorio de color blanco con mi ordenador portátil ¿cómo había llegado eso ahí? La verdad, es que la habitación es un poco sosa, solo hay una cama y un escritorio de muebles a parte de los cuadros.
-¿Te gusta? –Preguntó mi madre sacándome de mis pensamientos. –No es tan grande como la de Madrid, pero está bien. No hemos puesto más muebles para que la decores como tú quieras.
-Gracias mamá, está bien. –La sonreí. –Pero la recordaba más grande.
-Abre el vestidor y verás por qué está más pequeña.
Corrí a dentro de la habitación y abrí la puerta del vestidor, ahora estaba mucho más grande que antes, prácticamente era del mismo tamaño que el que tenía en mi habitación de Madrid.
-¿Habéis agrandado el vestidor? –Sonreí más
-Pensamos que nada más llegar querrías ir al centro comercial a por ropa, ya que la demás se te quemó...
-Sí, quería ir esta tarde. –La sonreí.
Mi madre me abrazó y se metió en lo que era su antigua habitación.
Después de dar un paseo por toda mi casa bajé al patio trasero, el cual se veía que lo habían cuidado. El césped estaba recortado, las flores estaban cuidadas.
-Lo han estado cuidando nuestros amigos. –Dijo mi padre
-Está muy bien. –Sonreí
-Hija... Sé que querías quedarte allí, pero aún eres menor de edad y tienes que estar con nosotros, además, este pueblo no es tan malo, han mejorado muchas cosas durante estos diez años. –Sonrió. –Y ambos sabemos que harás amigos fácilmente, eres Alison Stone, hija, y sé que todo el mundo te quiere.
-No quiero amigos. Me basta con Lucas y la prima.
-Aquí también tendrás que tener algún amigo. Por ejemplo, Javier, el hijo de nuestros amigos, ¿te acuerdas de él? Era tu mejor amigo cuando estábamos aquí.
-Solo me acuerdo de él por las fotos que teníamos en casa... Y bueno, la que siempre llevo.
-Podréis ser amigos de nuevo.
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Sólo tú
Novela Juvenil¿Qué pasaría si la casa de Alison se incendiara y tuviera que mudarse a otro pueblo? ¿Qué pasaría si tiene su corazón roto y cree que jamás volverá a caer en el amor? Al llegar a La Solana, ella solo se quiere centrar en su gran pasión, el baile. Pe...