Empezar en una nueva escuela era un tanto complicado para ti. Se trataba de un nuevo ciclo escolar, una nueva forma de iniciar tu vida y temías a lo que te tendrías que enfrentar en el nuevo lugar.
Te encontrabas en el teatro de la escuela, donde se suponía que todos los alumnos deberían de estar para dar la bienvenida a ese nuevo ciclo escolar. Al no conocer a nadie solo elegiste un lugar al azar, justo entre las primeras filas y en los lugares de la orilla, teniendo en cuenta que sería más fácil de salir al momento de terminar la bienvenida.
Veías a varias personas murmurar cerca tuyo, pero pensaste que solo estaban hablando de otras cosas así que te pusiste a observar todo el lugar. El teatro era espacioso, siendo llenado poco a poco por los alumnos que iban llegando y eligiendo el lugar que tomarían durante la bienvenida; muchos parecían conocerse desde hace tiempo, por lo que veías como muchos grupos de personas se iban acoplando y los que se encontraban solos era cuestión de minutos antes de que alguien se acercara a saludarlos.
Un leve malestar se instaló en tu estómago y la necesidadde ir al baño incrementaron. No sabías si era conveniente dejar tus cosas y apartar el lugar, pero no lo veías viable por el hecho que no había nadie alrededor y además no había alguien a quien confiaras, ¿Te las podrías llevar? Perderías tu lugar, no querías que eso sucediera, se estaba llenando cada vez más el lugar y los lugares se estaban limitando.
Miraste alrededor en busca de alguna persona que te transmitiera confianza, pero todos parecía ajenos a ti. Te mordiste el labio hasta que viste un grupo de chicos acercarse hacia la fila donde te encontrabas, pasando por alto el detalle de como todos giraban a mirarlos conforme se iban abriendo camino.
Tu objetivo era ir al baño antes de que el evento iniciara, así que agradeciendo internamente que estuvieran caminando a tu dirección, ignoraste las malas miradas que ellos tenían y te levantaste, mirando al chico que se encontraba al centro.
—Hola, disculpa, ¿Crees que te pudiera dejar mis cosas por un momento? Tengo que hacer algo antes de que esto empiece, ¿No te importaría, verdad?—Señalaste tu mochila y el suéter que cargabas sobre el asiento, sonriendo.—Muchas gracias, ahorita vuelvo rápido.
No esperaste ninguna respuesta antes de salir corriendo de ahí, abriendo las puertas del teatro y recordando donde habías visto el baño para dirigirte ahí con algo de prisa a causa de tus nervios.
El chico al que le habías pedido cuidar tus cosas aún veía un tanto transtornado tu silla, donde se suponía que él debería de ir. Todos los miraban con gesto sorprendido, ¿Cómo era que te habías atrevido a quitarle su lugar? Pero no era tu culpa, tú no lo conocías y no conocías el estatus de cada alumno, pero para tu suerte te habías encontrado al que tenía una fama un tanto cuestionable.
—¿Retiramos sus cosas? Es tu lugar.—Cuestionó uno con una ceja arqueada, mirando la silla.
Lo pensó, mirando que los asientos alrededor aún estaban descoupados.—No, solo cuiden sus cosas como dijo y busquen un asiento para ustedes.
El chico tomó asiento a un lado de tu silla, sacando su celular con desintéres mientras escuchaba los murmullos de las personas ante su acción. Casi podía rodar los ojos ahí, sintiéndose cansado de que todo lo que hiciera fuera cuestionado, por lo que solo se limitó a ignorarlos como era de costumbre. Sus amigos se habían sentado a la par, en los asientos vacíos a su alrededor como si lo estuvieran rodeando, así que siguió en lo suyo mientras la ceremonia iniciaba.
Para cuando volviste, el teatro se encontraba repleto y estaban vocenado la segunda llamada antes de que inciara. Ubicaste tu lugar y te acercaste, tomando asiento y volteando a verlo con una gran sonrisa, aunque él no te prestara atención.
—Muchas gracias, pensaba que no podría ir antes de que comenzara.—Dijiste, tratando de entablar una conversación.
—Ajam.—Contestó en seco, sin apartar aún la vista de su celular.
—¿Y cómo te llamas?—Cuestionaste, viendo como una mujer se acercaba hasta el micrófono.
—Buenos días a todos, sean bienvenidos a un nuevo ciclo escolar. En estos momentos, le cedo la palabra al director para darles la esperada bienvenida, este año nos esperan unas cuantas sorpresas que se iran dando a conocer durante el semestre.—Sonrió ante todos, señalando a un costado.—Un aplauso para el director, por favor.
Los aplausos no se hicieron esperar, resonando por todo el lugar hasta que el hombre tomó el micrófono y sonrió.—Buenos días, me alegra poder darles la bienvenida a otro ciclo escolar donde aún tenemos muchas cosas por abordar. Nos espera un año cargado de muchas sorpresas, de las cuales espero sean partícipes de ello porque es lo que nos hace fomentar un buen ambiente escolar...—Cuando comenzó a hablar, perdiste el enfoque ante sus palabras.
Te centraste en el chico que se encontraba a un lado de ti, aún mirando su celular de manera discreta mientras a simple vista parecía que estaba prestando atención. Era apuesto, eso no lo negabas, con una pinta un tanto intimidante pero recordando como fue antes de irte por lo menos pensabas que era un tanto amable.
Pero mientras mirabas sus puntos positivos, realmente estabas ignorando lo que los demás veían y las razones por las cuales no deberías de haberte fijado en él.