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Todos siguieron en lo suyo, ignorando completamente los gritos de dolor que provenían de la habitación contigua, nadie quería responder al llamado de auxilio que se repetía una y otra vez. Era como si no pudieran escuchar la débil voz que emergía con desesperación, hasta que finalmente se escuchó un fuerte golpe y la voz se detuvo.

La puerta se abrió y salió un hombre semi desnudo riendo como si acabará de hacer algo gracioso, fue directamente a la mesa donde estaba el resto y se sentó para comenzar a comer

-Esa mocosa ya no sirve, creo que acaba de morir-

Fue lo que dijo antes de probar un bocado y haciendo que un hombre vestido con un traje rosa lo mirara con con miedo y confusión

-¡Pero era la muñeca más hermosa que tenía!

Se sujetó con fuerza el cabello mientras apretaba los dientes

-¡Y era nueva, apenas la había secuestrado hace unos días! ¡Deberás pagar el triple por eso!

El otro hombre solo siguió masticando, ignorando los gritos de su compañero

-No tiene caso que sigas gritando

Una mujer gorda habló mientras se limpiaba un poco de grasa que se le embarró en la mandíbula

-solo tienes que conseguir otra muñeca y ya, ¿Por qué te preocupas tanto?

-¿Será por qué tengo a la maldita policía y al gobierno detrás de mí, pisándome los tobillos?

Su respuesta parecía un poco lógica

-Solo tírala al río y ya está, ¿Cuál es el problema?

Solo lo pensó un leve momento y ordenó a una sirvienta que arrojará el cuerpo al río. La sirvienta hizo un reverencia y de inmediato fue a la habitación para recoger el cuerpo y aventarlo al río, pero antes de hacerlo, comenzó a pisotear el estómago, cabeza y brazos mientras reía de una manera insana y lloraba de alegría

-¡Al fin te moriste maldita! ¡Te lo mereces por robarte su atención y apartarlo de mí, ahora yo seré nuevamente su muñeca favorita!-

Después de desquitarse todo lo que quiso, arrojo a la pequeña por la única ventana que se encontraba en la habitación y sonrió victoriosa para después salir a servir el té a su dueño. Pero lo que nadie sospechaba, era que la pequeña seguía viva y trataba inútilmente de flotar o nadar para recuperar el aire, pero le era imposible ya que el dolor no la dejaba moverse bien y sus costillas destrozadas no la ayudaban en nada. Y sin más que pudiera hacer, cerró los ojos esperando lentamente a que llegara su final, y efectivamente así fue....o eso era lo que ella creía.

Abrió lentamente los ojos y sintió una sensación de paz y tranquilidad, sus manos rozaron unas raíces y ella aprovechó para sujetarse con fuerza y tratar de salir. Al principio le costó un poco debido a que la corriente era algo fuerte para ella, pero después de mucho tiempo logró salir y se arrastró lo más lejos posible del agua, ya que estuvo a salvó, comenzó a inspeccionar su cuerpo y se aterró al descubrir que tenía cortadas por todos lados y de las cuales brotaba agua negra mezclada con un líquido rojo. Se cubrió la boca con ambas manos y sollozó soltando algunas lágrimas.....

Su corazón no latía, su piel se tiñó de un pálido verdoso, agua negra salía de sus heridas al igual que sangre y ya no sentía calor o frío; solo un profundo miedo y tristeza. Se sentía triste al saber que ya no volvería a ver a su madre o padre, su amiga de la escuela, compañeros, maestros, sus hermanos.

Ya no quedaba nada, ni siquiera sabía dónde estaba o que hacer, de la nada, escuchó como algo se rompía en su interior y su mente se puso en blanco. Ya no había nada dentro de ella, se levantó como pudo y caminó hasta llegar a la parte trasera de la casa donde la habían dejado para darla por mucho tiempo, algo le decía que debía vengarse por todo el dolor que sufrió, todo el daño que le hicieron. En su rostro se formó una inocente pero extraña sonrisa y tomó con fuerza la guadaña que ahí reposaba; observó su reflejo en la hoja y paso su dedo índice por el filo provocando que la piel se abriera y saliera más líquido negro mezclado con rojo.

AbyssDonde viven las historias. Descúbrelo ahora