El día que llegué a esta isla vine sin la esperanza de buscar algo en concreto, en el trayecto coincidí con personas maravillosas y un tanto enigmáticas, caóticas y divertidas, sin embargo siempre fuí alguien que prefería estar un poco apartado de todo y todos.
En ocasiones suelo tener regresiones de una vida que me persigue y que estoy consciente ya no existe pues nadie de los que alguna vez estuvo en ella están aquí, nadie salvo una.
El primer día me encaminé en rumbo de aventuras junto a una persona con una perspectiva de la vida un tanto peculiar, no me sentía sólo, luego todos nos reunimos y ahí te vi.
Caminabas junto a un chico de suéter rojo y que sonreía de una forma peculiar, ambos corrían como si sus vidas dependieran de ello y por casualidades del destino caí delante tuyo, me viste con sorpresa y no te culpo pues nadie sabría reaccionar si una persona les cae del cielo, ambos parecían querer algo en concreto pero lastimosamente no tenía lo que me pedían y luego de una pequeña conversación te despediste diciendo que me amabas
Ese día más tarde te volví a encontrar, nuevamente no ibas solo, ahora que lo pienso nunca lo estabas pues las veces que me cruzaba contigo siempre había alguien a tu alrededor, aunque esa noche lucias tan pequeño e inseguro, curioso y un poco torpe, siempre estabas riendo y cuándo te acercaste a mi para ver el instrumento que cargaba en mis manos, no pude evitar reír, pues parecías un niño descubriendo un juguete nuevo, no sabía tu nombre, no nos presentamos y aún así cuándo tus ojos se encontraron con los míos sentí como si me conocieras de toda la vida
Dejé de verte, nuestros caminos se separaron poco después de que cruzaste esa puerta, no pude preguntar por tu nombre y mucho menos acercarme sin sentir que me verías como un idiota, aunque escuché a tus amigos llamarte por un sobrenombre "Missa" ¿Así solías llamarte? Me preguntaba porque ocultabas tu rostro en aquella máscara de calavera
—Philza ¿estás listo para el día de hoy?
La voz profunda de aquél hombre se hizo escuchar a las cercanías, Philza había vuelto después de días de exploración en otro lugar y Fit había sido el único en irlo a recibir a su hogar
—¿Hoy? Umh, déjame hacer memoria Fit, era un evento especial lo que habría ¿no?
Respondió el rubio mientras dejaba sus cosas en su cofre y tomaba un par de herramientas y provisiones por si en dado caso estas fuesen necesarias
—Si, no sabemos de qué o que pueda ser pero imagino que será algo grande porque hoy justamente llegaron todos de regreso otra vez, como si fuese el primer día
Aquéllas palabras dichas por su amigo llamaron su atención, si era verdad que todos estaban reunidos nuevamente, cabía la posibilidad de poder cruzarse otra vez con aquél chico que desde el primer momento le causaba intriga
—Solo espero que no sea nada peligroso, vengo exhausto
Fit no pudo evitar reír ante el comentario de su amigo, seguido de ello ambos partieron rumbo al punto de encuentro dónde todo sucedería.
La noticia se había dado para todos, en parejas previamente formadas al azar deberían cuidar un pequeño niño y mantenerlo con vida, Philza veía desde un rincón como cada quién tenía la suya y por un momento consideró que quizás le tocaría hacerlo sólo, pero tras escuchar aquella voz preguntando por su boleto, no dudó correr hacía él para poder hacerle saber que tenían la misma letra.
Fue ahí cuándo Philza pensó que quizás el universo estaba actuando a su favor, pues era aquél chico que tanto buscaba quién cuidaría un niño junto a él.
—Hola, soy Missa, creo que nos conocimos el primer día ¿no es así?
Preguntó el pelinegro con una voz llena de energía y vida, para Philza esto era nuevo, con simplemente escucharlo se sentía feliz, así que asintió a sus palabras y tras levantar su cabeza ambos cruzaron miradas, una que marcaría el principio de esa historia entre los dos.
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•Te encontré•
FanfictionEsta historia no va con intenciones románticas ni nada por el estilo, todo lo que se maneja es canónicamente platónico, aclaro para que eviten confusiones.