One piece - El Viaje de un Rey ✔️

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Descargo de responsabilidad: No soy dueño de One Piece

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Capítulo 2

Los ojos de Luffy se abrieron al despertar. Se sentía extraño... frío. Se dio la vuelta y rodeó con su brazo el cuerpo cálido y suave de Robin...

O mejor dicho, lo intentó, pero su brazo sólo se apoyó en la cama vacía.

"¿Robin?" Exclamó con el ceño fruncido, mirando alrededor de la habitación. Ella no estaba allí.

Estos últimos días en el mar... Robin y él habían estado juntos constantemente. Pasando casi cada momento de vigilia follando apasionadamente. Le había cogido el gusto al sexo, y desesperadamente ansiaba más. Era tan intenso, que incluso su hambre se mantuvo a raya hasta que Robin estaba completamente flácida contra la cama, sudorosa y agotada. Sólo entonces su estómago rugió con fuerza, recordándole que debía parar y comer algo.

Con lo loco que era su aguante y lo duro que se lo tomaba, Robin normalmente tenía que parar para descansar tres o cuatro veces al día. Tuvo suerte entonces de que, aunque ella estuviera flácida contra la cama, aún tuviera la voluntad de hierro para formar un clon con el que hacerle la comida. Y para cuando él terminaba de devorar un festín de Reyes, ella ya lo estaba esperando, recién limpia y llena de energía.

Cuando llegaba la noche, Luffy la sujetaba a la cama y la embestía como un animal salvaje, sin parar hasta que se quedaba completamente inconsciente. Sólo entonces se hundía en su cálido y suave cuerpo y se quedaba dormido acurrucado en su mullido pecho... y normalmente, cuando se despertaba, ella seguía allí. A veces durmiendo plácidamente, a veces acariciándole ligeramente el pelo para despertarle...

Así que cuando se despertaba solo en su cama, se sentía terriblemente confuso, y un poco agitado.

Se levantó de la cama, sin molestarse en buscar sus pantalones cortos, y salió de la cabaña. No tuvo que buscarla, su Haki le indicó el camino. La encontró en la biblioteca.

Cuando subió la escalera se detuvo y se quedó mirando: "Robin...". Su voz era casi quejumbrosa. Tenía un libro en las manos, como si estuviera ocupada leyendo.

"Fufufu..." Ella le envió una pequeña mirada con el rabillo del ojo, recorriendo de arriba abajo su forma desnuda, "Lo siento, capitán. ¿Me has echado de menos esta mañana? Dormías tan plácidamente que no quise despertarte".

Su voz es suave como la seda, pero Luffy no la cree tan fácilmente. Estos últimos días le ha cogido el tranquillo a los juegos de Robin y siempre le ha gustado engañarle durante un rato antes de que se metieran de verdad en el asunto. Hace una semana, ni siquiera habría pestañeado ante su aparición, pero ahora era obvio lo que estaba haciendo.

Estaba tumbada en uno de los sofás verdes de la biblioteca. Boca abajo, sus enormes pechos de copa J se apretaban contra el cojín, a punto de salirse del diminuto vestido azul que llevaba. Tenía las piernas estiradas hacia atrás, lo que permitía ver sus muslos cremosos y gruesos apretados. El vestido era pecaminosamente corto, y con ella tumbada así, no cubría en absoluto la enorme curva de su culo. Los grandes globos celestiales de su culo colgaban libremente.

Luffy echó vapor por la nariz al verla allí, su gorda y palpitante polla estaba dura como una roca desde el momento en que se despertó y no había bajado ni un centímetro. No lo dudó en absoluto, e inmediatamente se abalanzó sobre ella.